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En cuanto llego a mi casa me desvisto, retiro mis vendajes con lentitud, repasando en la mente algunos detalles del sexo de mi vida; porque si, lo admito, ese fue el mejor sexo de mi vida.

La ducha me relaja, descansaré lo que resta de la noche, ya mañana me ocuparé de Kunikida y su modo histérico.

Salgo del baño con un pantalón cómodo y playera, vendaje limpio; solo me dedico a secar el cabello.

Ya listo en mi cama retomo un poco mi lectura, quizás mañana sea un buen día para intentar un nuevo método de suicidio; pasados unos minutos el sueño me invade, sin más me duermo.

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Balas por doquier nos reciben, pobres ilusos, sonrió, avanzo tranquilo deteniendo todas las balas, Akutagawa viene detrás de mi cortando todo a su paso.

-Elimina a todos los peones al líder dejémoslo con vida

- Los muertos son inútiles.

Afirmo con un asentimiento, somos un dúo imparable, terminamos con todos, simplemente noqueó al líder, lo inmovilizamos.

-Trabajo terminado – observo el resplandor del sol – boss.

Al colgar la llamada, llevamos al prisionero a la sede de la Port Mafia, el equipo de tortura se encargará de él.

-Ryunosuke, tenemos el día libre – le sonrió – vamos te llevo a casa.

-¿Es una orden o una sugerencia?

-Ambas – camino a la salida.

Escucho sus pasos, siempre es así, aunque no esté cien por ciento de acuerdo no me abandona, me sigue

-Más tarde traeré ropa limpia y vendré por la sucia.

-De acuerdo, si no estoy, sabes en donde encontrar las cosas.

- Ryu - hace tanto que no lo nombró así – a veces desearía que mi corazón te perteneciera, eres alguien confiable.

-Chuuya – me observa serio – en el corazón no se manda

Sale del auto, golpeo el volante, a veces me odio a mí mismo, me marchó.

Soy egoísta.

A veces soy como ella.

Odio parecerme tanto a ella.

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El sonido del timbre me despierta, algo somnoliento busco el despertador, aún es temprano, ¿Quién puede venir a esta hora?; en definitiva, dudo que sea alguien de la Agencia, salgo de la cama, con mucha pereza bostezo mientras abro la puerta.

-Hola – sonríe, aquel demonio ninfa está frente a mí.

-¿Como encontraste mi dirección?

-Oh, eso – se acerca a mí, su rostro y el mío están a solo centímetros – es un secreto Osamu – susurra sobre mis labios.

Un escalofrió me recorre, no, es más como una corriente eléctrica que viaja por mi cuerpo amenazando con crear una erección, no puedo excitarme por algo así, no quiero, pero mi cuerpo es traicionero.

Una simple acción despertó mi miembro, algo burdo pero malicioso me ha quitado una venda que no sabia que tenia en los ojos; hasta antes de mi encuentro con Chuuya, las mujeres humanas, comunes, sin esa belleza etérea, que me era permitido usar no servían mas que como agentes paliativos para satisfaces una necesidad fisiológica, pero nunca me han llenado.

Con su delicada mano me empuja hacia adentro.

-Lamento haberte despertado – en su voz no había ni rastro de culpa en realidad.

-Bueno – intento mantener un buen humor – tengo que ir a trabajar, ¿no?

-¿Sí? – enarca una ceja – no pareces muy listo para eso, pero puedo compensarte.

Tomo su mano para apartarla de mi pecho, fracaso rotundamente; acaricia mi pecho, se apega más a mi y me besa, un beso apasionado y hambriento, nuestras lenguas danzan en un frenesí.

Al separarnos sonríe, esa risa maliciosa y con superioridad.

-Te prepararé el desayuno – deja sus cosas a un lado, comienza a atar su cabello en una coleta algo desordenada enrollándola.

-Oh claro – respondo sarcástico – es tu casa Chuchu, haz lo que te plazca.

-Me agrada que lo comprendas con rapidez – responde mordaz.

Toma bolsas de supermercado que ni siquiera me había percatado que trajo; solo bufo exasperado por no dormir más.

-La cocina esta al fondo – arrastro mis pies devolviéndome a la habitación – haz lo que quieras, niño mimado.

-Oh Dazai no seas gruñón, solo quiero consentirte.

Es lo último que escucho de su voz, el ruido de utensilios de cocina invade mi departamento, no dejo de darle vueltas al asunto de como supo en donde vivo, ni los de la Agencia lo saben; ya que el sueño abandono mi cuerpo me dispongo a ducharme, me visto como siempre, un delicioso olor invade mis fosas nasales.

Salgo de mi habitación, directo a la cocina, la fotografía que presencie en este instante es algo que jamás quiero olvidar, ahí esta con el delantal puesto canturreando levemente mientras sirve los dos platos; su nuca al descubierto adornada por ese provocador collar, con sigilo me acerco, mis manos se posan en su estrecha cintura, con suaves caricias avanzo rodeándolo en un cálido abrazo, soplo en su nuca, él se estremece, suelta un leve jadeo, le beso la nuca provocándole un gemido, me separo con ayuda de todo mi autocontrol, solo quiero provocarlo como venganza.

-Que sensible Chuuuyaaaa - canturreo alargando su nombre.

-Tch – chasquea la lengua, gira su rostro notablemente sonrojado tratando de ocultarlo.

Suelto una risita, me acomodo para desayunar.

-Idiota – masculla, finjo que no lo escucho.

Acomoda todo, solo observo con atención sus movimientos, son delicados, seguros y bien cuidados, sin duda ha tenido una buena educación, pero es un misterio total; la forma en que se mueve me recuerda a las geishas en las casas de té.

-Espero te guste – sonríe, coloca un mechón de su cabello tras su oreja.

-Luce muy bien – lo pruebo – si muy bien, así que además del buen sexo eres buen cocinero.

- Soy bueno en muchas cosas Osamu.

Comemos lo que preparo, debo admitirlo es el desayuno mas sano que he tenido en años.

La cálida atmósfera se vio interrumpida por el tono de su celular, observa la pantalla fijamente, muerde su sensual labio.

-¿No vas a contestar?

-¿Uh? – se sorprende – claro – se levanta, contesta y sale de la cocina.

Lo pienso rápido, bueno no hay mucho que pensar, lo sigo para escuchar parte de su conversación, al parecer discute con alguien hasta que escucho con más claridad una frase.

-Si, Ane-san ahí estaré

Con eso es suficiente, Chuuya es un misterio para mí, pero es algo que resolveré, y para eso debo ser más perspicaz que él, no dejarme llevar por su cara bonita, por su aura de nínfula eterna.

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N/A: Planeaba un capitulo mucho más extenso, pero estoy enferma, y para no dejarlos sin capitulo aquí esta... espero les guste y comenten.

NínfulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora