CAP 5

223 30 23
                                    

—Maldita sea— Maldijo en bajo colocando su almohada encima de su rostro.

Llevaba minutos tratando de dormir, pero le era imposible así que decidió tomar un libro el cual le había regalado Amairani hace un año por su cumpleaños el cual por cierto nunca se digno a leer.

“La vida de una mujer” vaya título pensó Juan, comenzó a leer y vaya que rápidamente se engancho a la trama ya que era bastante interesante. La personaje principal se llamaba “Veronica Whith” quien contaba lo que era ser una mujer desde que naces hasta los últimos días.

Dejo el libro de lado al ver su puerta abrirse dejando ver a Diego quien le miro antes de hablar.

—¿Qué lees?— Pregunta mirando el libro que estaba a su costado.

—Oooh esto, un libro que me regalo Amairani en mi cumpleaños pasado— Comenta regresando su vista al libro.

Diego simplemente asiente mientras se acercaba hasta la cama pero antes de acostarse, la mano de Juan se lo impide quien le mira dudoso.

—¿Qué crees que haces? Tú tienes tu cama, vete— Intenta apartarlo.

Diego hace oídos sordos y se acuesta a su lado tomando el libro que Juan tenia en sus manos, leyendo un poco para después cerrarlo y ver lo.

—¿En serio? Este libro es para mujeres Juan y no eres una— Comenta algo burlesco acomodándose para dormir.

Juan al ver esto, con sus fuerzas patea a Diego de la cama el cual cae de costado lastimando su brazo y hombro mientras soltaba un quejido de dolor mirando mal a su amigo.

—¿Qué? Yo te dije, vete de una vez antes de que te mate imbécil— Reprocha acomodándose en su cama dándole la espalda dispuesto a dormir.

Diego no tuvo de otra que salir, no sin antes darle una pequeña nalgada a Juan el cual se volteo rápidamente para darle un golpe pero este ya se había ido. No supo cuando pero ya había caído en brazos de morfeo cómodamente entre sus cobijas.

— 🌙

Despertó extrañado por un movimiento en su cama, abrió los ojos rápidamente mirando hacia abajo dándose cuenta de dos intrusos quienes le miraban sonriente.

—Buenos días Juan— Habla sonriente Ari acostándose a su lado.

—¿A qué hora llegaron?— Pregunta extrañado de que sus dos amigas estuvieran en su habitación.

—Llegamos hace unos dos minutos, recordamos que Amairani te regalo un libro llamado “La vida de una mujer” tal vez con el puedas llevar todo correcto con tu nueva anatomía y de paso te trajimos ropa interior que teníamos guardada— Comenta entregándole en una caja de color rosa pastel aquellas prendas.

Juan las acepta algo avergonzado, abre la caja encontrándose con diez pares de diferentes ropa interior de mujer, algunos eran comunes, otros con animalitos y otros muy pero muy reveladores como los de encaje.

Juan sintió sus mejillas tornarse calientes por ver aquellas ultimas prendas, Ari y Amairani rieron por su reacción así que los tres comenzaron hablar sobre lo que harían después.

—Permiso, ¿Ari y Amairani? ¿Qué hacen aquí? No escuche que tocaran la puerta— Comenta extraño Víctor mirándolas cerca de Juan.

—Oh lo sentimos Víctor, solamente veníamos a ver como estaba Juan y a entregarle algo, nosotras ya nos tenemos que ir...Juan ven mañana a casa te tenemos una sorpresa— Se despiden ambas dejando un beso en cada mejilla de su mejor amigo.

Este sonríe y se despide de ambas, guardando rápidamente la caja debajo de su almohada siendo notado por Víctor quien habla.

—¿Qué te dieron? Seguramente comida ya que a ellas les encanta concentirte con comida deliciosa— Dice mientras se acercaba a él.

—Nn-no es nada, salte que debo cambiarme— Comenta apenado desviando la mirada.

Víctor se queda parado donde mismo bastante confundido, Juan lo nota y vuelve hablar.

—¿Qué?— Pregunta mirándole.

—Somos hombres Juan, no tienes nada que ocultar que no tenga yo— Dice seguro rodando los ojos por la actitud de su amigo.

Juan se quedo unos instantes en silencio pensando si realmente era buena idea contarle, pero recordó las palabras de sus amigas, iba a responder pero se dio cuenta que Víctor ya tenia varios minutos que éste se había salido de su habitación.

Suspiro relajado, mientras sacaba la caja debajo de su almohada, tomo los que más le llamó la atención los cuales eran unos de animalitos los cuales tenían a unos conejitos blancos y cafeces.

Tomo su ropa y toalla, ya que tomaría una ducha con agua caliente, se acercaba el invierno por lo que tendría que ir al pueblo a comprar más ropa abrigada.

Entro al baño dejando la ropa pero algo le faltaba, comenzó a revisar la ropa hasta que escucho detrás de la puerta la voz de Roberto decir.

—¿Y estas pantis de conejitos?—

EL SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora