CAP 13

281 25 8
                                    

—¡Nn-no puedo hacerlo!— Maldijo en bajo colocándose el pans.

Apesar del calor que sentía no era capaz de hacer lo que tenía planeado, era bastante vergonzoso para él así que lo mejor sería tomar una ducha fría hasta que el afrodisíaco bajara.

“Estúpido Roberto” Lo maldijo en su mente sintiendo el agua caer, tal vez tendría un resfriado después de eso pero no le importaba en lo absoluto.

—¿Juan? Soy Roberto— Hablo Roberto detrás de la puerta del baño.

—¡No te atrevas a entrar Roberto! Si lo haces te mataré y enterrare tú maldito cadáver en el bosque— Advierto molesto cerrando sus puños.

—¡No grites! Solo venía a dejarte esto, ya me iré— Finalizó dejando el frasco color blanco detrás de la puerta.

Algo desconfiado abrió la puerta mirando si ya no estaba, tomo el frasco dudoso sobre si debería tomarlo, ya no confiaba en él por lo que decidió tirarlo a la basura.

Después de bañarse se abrigó lo más que pudo, no quería escuchar a Víctor dándole un gran sermón el porque se baño con esta temporada de frío.

Se arropó en su cama decidido a dormir pero la puerta de su habitación fue abierta dejando ver a Diego quien le miraba preocupado.

—¿Qué pasa?— Interrogó Juan mirándole desde la cama.

—Roberto tomo sus cosas y se fue, simplemente me dijo que te dijera que cómo lo sentía...¿Paso algo entre ustedes dos?— Cuestionó acercándose y sentándose en la orilla de la cama.

Juan le miro desconcertado ¿Roberto se había marchado? ¿Por él? ¿Realmente se sentía arrepentido? Diego aún le miraba, Juan aún no decía nada por lo que le tocó la mano para que le prestará atención.

—Yy-yo, no no paso nada— Mintió nervioso.

—¿Seguro? Si Víctor se entera matará a Roberto, sabes que Victor te proteje mucho— Comento Diego.

Era verdad, Victor protegía demasiado a Juan de quién sea que quisiera lastimarlo, Diego suspiro negando levantándose.

—¿Ya te vas?— Pregunto Juan nervioso.

—Sí, mañana debo ir al pueblo por comida y ropa ¿Quieres acompañarme?— Propuso.

—No me dejes sólo, duerme conmigo por favor— Pidió Juan en susurro.

Diego sonrió de lado y simplemente asintió pero antes apagaría las luces de las de más habitaciones de la casa, después de unos minutos regreso y se metió en la cama donde se arropó quedando cerca de Juan.

—Gracias...Diego ¿puedo hacerte una pregunta?— Susurro Juan tratando de mirar sus ojos en medio de la oscuridad.

—Pues ya la hiciste, pero sí— Dijo riéndose en bajo.

Juan bufo por aquello y se puso algo tímido por lo que preguntaría.

—¿Tú has traído a alguna mujer a la casa? ¡Nn-no respondas si no quieres!— Susurro bastante nervioso y maldiciendo mentalmente por preguntar eso.

Diego se quedó unos instantes en silencio procesando la pregunta, los únicos que sabían sobre eso eran Roberto y Victor.

—¿Por qué preguntas?— Cuestionó curioso acomodándose en la cama, recargando su cabeza en la palma de su mano.

—Yy-yo la otra vez escuché a Roberto decir algo sobre eso... quiero saber por parte de ti si realmente es verdad lo que dijo — Murmura tratando de no mirarlo a los ojos.

En la habitación entraba la luz de la luna, ambos ya podían ver sus rostros así que simplemente Juan trataba de evitarlo.

—Es verdad...No tengo porque mentir pero yo las traigo cuando nadie está en casa— Responde con la verdad.

—Oh...bien yo, lo siento— Dice algo decepcionado intentando darse vuelta.

—Espera ¿Te pasa algo? De un momento a otro tu voz cambio — Dijo Diego tocando su cintura para evitar que se girará.

Juan no se daba cuenta de su mano.

—Nada, no me pasa nada de verdad— Miente con una sonrisa ladina.

—Mientes, tu voz es diferente dime la verdad Juan— Ruega Diego.

Juan suspira negando varias veces pero el agarre de Diego en su cintura lo hizo estremecer.

—¿Pp-podrías quitar tu mano de mi cintura? Me incómoda— Pide intentando quitarla.

—La quitaré si me dices la verdad y solo la verdad— Propone Diego tocando con sus dedos.

—Esta bien solamente no me odies...De alguna forma mi pecho duele al saber que has traído a mujeres a la casa...¡YA LO DIJE!— Grita lo último tapando su rostro con la cobija.

Diego deja de respirar por unos segundos, después sonríe de lado mientras le ve tapado aún, sabía que Juan estaba celoso y eso le parecía tierno de su parte. Tomo la cobija intentando destaparlo pero el otro no cedía.

—Vamos Juan, no debes avergonzarte por eso, no estoy molesto o algo por el estilo...De hecho me parece tierno que tengas celos— Confiesa Diego tocando su rostro con sus manos.

—¿Seguro que no estás molesto?—

—Te dije que no, no tengo porque estarlo...Juan creo que me gustas— Confiesa de golpe.

Juan siente que su alma se desprendió de su cuerpo ¿Había escuchado bien? ¿No estaba soñando? Su respiración desde hace unos instantes de había cortado y eso lo noto Diego por lo que lo movió en la cama.

—Juan, debes respirar ¡Juan!— Dice preocupado agitandolo.

—¡¿QUÉ?!— Grita asustado mirándolo.

—Te quedaste unos instantes sin respirar, me preocupaste y mucho— Dice Diego.

—¿Qué dijiste hace unos momentos antes de eso?— Cuestiona angustiado.

—Que creó que me gustas Juan, eso dije— Responde con normalidad.

Juan no lo podía creer, su amigo, su compañero de casa, le confesó que le gustaba, eso debía ser una broma de muy mal gusto.

—Imposible, tú no eres gay— Recrimina Juan seguro.

—Exacto, no soy gay— Dice Diego con una sonrisa.

Juan quería llorar, odiaba que se burlaran de él en su propia cara, aparte el estaba sonriendo como si nada pasara.

—No juegues con eso Diego...— Susurra dolido bajando la mirada.

Diego toma su mentón y se acerca hasta el quedando cara a cara, sus respiraciones chocaban una con otra, Juan por instinto cerro sus ojos para evitar mirarlo.

—Juan mírame a los ojos...Por favor— Pide Diego en susurro tocando nariz con nariz.

—¡Nn-no! Solamente te estás burlando de mis sentimientos— Susurra dolido y molesto.

—Por favor Juan...Haz lo por mí— Riega por última vez esperanzado.

Su corazón pedía a gritos que los abriera, pero su mente le repetía que no lo hiciera, su mente le decía que saldría dañado pero su corazón decía lo contrario... Pero como siempre el corazón pudo más que el cerebro.

Abrió sus ojos encontrándose con los del otro quien sonrió mostrando su sonrisa.

—No me dejaste terminar...Yo no soy Gay, solamente me gustas tú— Finaliza y une sus labios.

EL SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora