CAP 7

241 32 17
                                    

—¿Ya esta el desayuno?— Pregunta Víctor haciendo presencia en la cocina.

—Ya casi, solo falta que la mesa este lista ¿quisieras ayudar?— Comenta Diego mirándolo.

Víctor acepta yéndose acomodar la mesa donde los cuatros degustaran el gran desayuno que hicieron Diego y Juan, termino avisando con un grito medio alto.

—Solo falta Roberto, ¿Puedes ir por el Juan?— Pregunta Diego mirándole de reojo.

—Claro, ya regreso— Finaliza alejándose del comedor.

Salió de la casa caminando hasta el patio trasero donde se encontraba Roberto acotado en la gran hamaca que hace meses el hizo, estaba con los ojos cerrados respirando lentamente.

Se acercó hasta el mirando su rostro detalladamente, tenía una bonita piel, labios algo grandes, cejas pobladas.

—¿Ya terminaste de verme o seguirás mirando? — Pregunto sin abrir sus ojos.

Juan dio un brinco asustado al darse cuenta que él otro ya sabía de su presencia.

—El desayuno esta listo, faltas tú vente— Dice dándose media vuelta dispuesto a irse.

—Espera Juan— Pide Roberto tomándole por la muñeca.

Juan se tena unos instantes pero decide tranquilizarse, tal vez solo quería hablar y era todo.

—¿Ocurre algo Roberto?— Pregunta curioso mirándole de reojo.

—¿Harás algo mañana? Necesito que me ayudes con algo— Dice mirándole desde la nuca hasta su espalda baja.

—Quede de ir con Ari y Amairani a su casa, lo siento— Responde apenado por rechazarlo.

—Oh esta bien, sera luego...Vamos a desayunar— Finaliza soltando su muñeca alejándose de él.

Juan simplemente mira como este se va sin él, mira su muñeca sintiendo raro ya que aun sentía la sensación de calidez de la mano de Roberto.

Ingreso al comedor mirando que los demás estaban desayunando ya, se sentó algo incomodo ya que aun no se acostumbraba a su nueva parte.

—¿Ocurre algo Juan? No dejas de moverte en tu silla— Comenta Víctor tomando un poco de su jugo de manzana.

—Es que....No es nada— Murmura desviando la mirada de la suya.

Víctor carraspea un poco llamando la atención de éste, sus otros dos amigos solamente comían en silencio atentos a lo que sus otros dos amigos comentaban.

—Juan debemos hablar sobre la explosión, desde que sucedió has estado actuando extraño ¿seguro que estás bien? Tal vez ocurrió un efecto secundario tiempo después y no lo note— Expresa preocupado mirándole.

—Estoy bien Víctor, nada malo me ocurrió confía en mí— Trata de sonar convincente pero en su voz hay algo de nerviosismo.

—Por cierto al final ¿qué fue lo que Ari y Amairani te dieron en esa caja?— Pregunta curioso Víctor acomodando sus lentes.

Diego y Roberto voltearon hacia él ¿habian venido Ari y Amairani a casa? Tal vez fue cuando ellos seguían dormidos, ellos esperaban una respuesta rápida.

—Oh pues nada— Miente Juan tomando jugo mirando hacia otra parte de la habitación.

Víctor le mira no muy convencido, al final terminaron de desayunar y ahora los cuatro se encontraban en el patio trasero, el de lentes con Juan probando su nueva poción para sus cosechas.

—¿Crees qué funcione?— Pregunta Juan hacia su amigo.

—Yo se que sí, pero no se que haré si no— Responde mirando como pequeñas gotas caían sobre sus cosechas ya crecidas.

En la hamaca se encontraban Diego y Roberto quienes miraban a sus amigos, sabían que ese momento era muy importantes para ambos científicos, bueno así se llamaban ellos mismos.

—¿Qué crees que haya en esa caja que menciono Víctor?— Comenta Diego hacia Roberto.

—No lo se, tal vez ¿más libros? Ya sabes como es Amairani con regalar libros— Responde desinteresado Roberto imaginando esa caja llena de puros libros ñoños.

—Víctor sale mañana temprano a la otra aldea,  Juan no estará en casa ya que ira con Ari y Amairani— Comenta de repente Roberto sin mirarlo.

—¿Y eso qué tiene que ver?— Pregunta curioso mirando a su amigo.

—Que mañana entraremos al cuarto de Juan y veremos que esconde en esa caja— Responde con malicia en su voz mientras sonreía de lado.

—¿Y si Víctor regresa temprano o Juan?— Dice Diego dudoso.

Roberto ríe divertido al saber que Diego estaba indeciso sobre si hacerlo o no.

—No debes preocuparte, Víctor no regresara a casa  dentro de cinco días y ya sabes como son Ari junto a su hermana, trataran de tener mucho tiempo a Juan con ellas...Por lo que mañana sí o sí revisamos esa caja— Finaliza dando una palmada en el hombro de su amigo.

Algo dentro de Juan sentía que mañana sería un pésimo día, lo presentía y vaya que no estaba equivocado.

EL SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora