CAP 12

280 28 20
                                    

Desde hace rato que Juan había terminado de desayunar, ahora mismo se encontraba con Roberto bajando hacia el laboratorio.

—¿Exactamente, para qué necesitas de mi ayuda?— Cuestiona Juan detrás de él.

—Necesito que pruebes una poción que hice, nada malo no te preocupes— Comenta Roberto encendiendo la luz del laboratorio.

Todo estaba en orden, se le hacia raro que Roberto tenga que ver con pociones ya que por lo general eso era ocupación de Víctor y Juan.

—Bien...¿Y para qué es la poción?— Preguntó curioso acercándose hasta la mesa de metal.

En la mesa se encontraban diferentes tipos de frascos, algunos con polvos, otros con sustancias muy espesas, otras liquidas de diferentes colores y olores.

—Lo sabrás cuando la tomes— Dice mirándolo con una sonrisa. —Solamente que la poción la tengo debajo de aquella mesa— Dice apuntando con su mirada aquella mesa en particular.

Juan bufa algo molesto.

—Entonces, ve y trae la— Exclama algo fastidiado.

—¿Puedes ir tú? Necesito traer mi libreta para apuntar lo que pasara— Miente alejándose del laboratorio.

Juan mira como Roberto desaparece por la puerta, este niega molesto pero no tenía de otra, avanza hasta aquella mesa y se coloca de rodillas mientras se inclina hacia adelante bajando un poco su cuerpo estirando su mano.

—Maldita sea...— Murmura molesto al no alcanzarla.

Decide meter un poco de su cuerpo por debajo de la mesa, tomado la con éxito percatándose de la puerta abriéndose.

—¿La encontraste?— Pregunta Roberto mirando directamente al trasero de su amigo el cual estaba a la vista.

—Sí, vaya lugar donde lo dejaste— Responde incorporándose con la caja en manos.

Roberto se acerca hasta él y toma la caja rozando sus dedos junto a los de Juan, este lo nota pero decide ignorarlo ya que seguramente fue un accidente.

—Bien, tengo tres pociones pero está más que nada necesito que pruebes— Pide Roberto tomando el frasco con el liquido morado oscuro.

Juan lo toma desconfiado y decide abrirlo, el olor no era fuerte, antes de tomarlo le mira algo dudoso.

—¿Esto exactamente qué hace? No pienso tomar algo sin saber que es— Exclama serio.

—Por dios Juan, confía en mí— Pide Roberto con un tono de voz supuestamente tierno.

Juan rueda los ojos y le mira por ultima vez antes de tomarlo todo completo, deja el frasco en su caja esperando algún efecto.

—¿Sientes algo? ¿No sientes calor?— Comienza a cuestionar Roberto.

Juan niega rotundamente al no sentir nada, pero en cuestión de segundos comenzó a sentir un palpiteo constante en su nueva anatomía que hizo que se estremeciera un poco.

—Ya hizo efecto, dime Juan ¿sientes excitación?— Dice Roberto dejando las pociones de lado mirando con una sonrisa ladina a Juan.

—¿QQ-Qué tenía ll-la poción? Mmmng— Dice entre cortado sentido un calor en su cuerpo.

—Quería probar mi nueva poción en ti, ya que si se lo pedía a Víctor sabía que el se negaría completamente...la poción contiene afrodisíaco es como el viagra— Termina de decir mientras se retiraba la chaqueta.

Juan comenzaba a maldecir por ser tan ingenuo, aquella sensación en su zona comenzaba a molestarle un poco. Pudo notar como Roberto se acercó hasta él tocando sus caderas levemente.

—¿Qué crees que haces Roberto?— Pregunta algo serió por el tacto.

—El efecto puede durar hasta 1 hora, pero con mi ayuda puede que sea menos— Comenta Roberto cerca de su oído.

Juan se estremece he intenta alejarse pero, las manos firmes de Roberto en su cintura se lo impiden.

—No Roberto... Yo no soy gay— Dice firme Juan sin mirarle.

—Entonces si no eres gay dime...¿Por qué usas ropa interior de mujer?— Revela Roberto bajando rápidamente el pans de Juan dejando ver su ropa interior de animalitos.

Juan quería morir de vergüenza ¿Como el sabía sobre su ropa interior? Comenzaba a sentir como su vagina se sentís pegajosa, había escuchado que eso era por la excitación que podría tener su cuerpo.

—¿Hasta cuando tenías pensado guardar tu secreto? Dime Juan— Roberto hablo seguido de dejar sutiles besos en su cuello.

—Roberto...Basta no soy gay...Aa-ah~— Gimió sintiendo sus piernas flaquear al sentir las manos de su amigo en su trasero.

Juan no quería aceptarlo, sus toques lo excitaban demasiado, tal vez era masoquista ya que la forma en la que Roberto lo tocaba era de una forma brusca y sin delicadeza.

Roberto apretaba y masajeaba el trasero de Juan a su merced, no era grande pero tampoco era pequeño, era simplemente perfecto tenerlo en sus manos, Juan comenzaba a gemir por su toques en su oreja y eso hacía que su pene comenzara a crecer dentro de su pantalón.

—¿Estás excitado Juan? Dime Juan, ¿te gusta como te toco maldita perra?— Hablo Roberto en su oído lamiendo un poco.

—Ss-sí Roberto, me gusta como me tocas— Exclama excitado sintiendo su pantis humedecer.

Para eso Juan aun no se acordaba de su parte, Roberto comenzaba a besarlo sin dejar de tocar su cuerpo a su merced, no hasta que con su mano derecha intento frotar el miembro de su amigo con su mano.

—¿Qué rayos?— Pregunto confuso bajando la mirada.

Juan le detuvo bastante sonrojado, justo a tiempo se lo impidió por lo que el otro le miraba confundido. Juan se lo quito de encima rápidamente colocándose nuevamente el pans y huyendo del laboratorio.

Se encerró en su cuarto bastante acalorado, necesitaba liberar lo que sentía así que bastante avergonzado se quito el pans y la panti mientras se preparaba mentalmente para lo que haría.

EL SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora