C a p í t u l o 9.

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Dio dejo escapar un gruñido tras la amenaza por parte de Erina.

-¿que vamos a hacer? -pregunto Phoebe derrotada, los gritos le habían dejado rota.

Miro todos los lujos que lo rodeaban y sonrió Dio, se río como si le hubiera contado un chiste.

-¿Ocurre algo? - sonó asustada.

-Voy a vender todas sus pertenencias y con ello, nos marcharemos a Gales, pienso contárte todo a Jonathan. - comenzó a echar objetos de gran valor a un saco.

-¿Y si se enfada Erina? - se puso de pie y fue hacia el impidiendo que siguiera echando objetos.

-Que se enfade, ella me denunciara, pero cuando vengan la policía no habrá nadie. - sonrió maquiavelico.

-¿Estás seguro? -intento hacer contacto visual con el.

- Créeme, nunca he tenido tantas ganas y determinación de jactar cosas del pasado.

Phoebe tras recibir esta respuesta le ayudo a echar objetos de valor.

-Coge tus cosas y las pomadas y esperame, voy a vendérselo a alguien que me dará ofertas muy jugosas por estos cacharros tintados de oro. - sonrió para irse.

Phoebe estaba dudosa de todo, pero no quiso impedir, estaba aún con cierto dolor en su clavícula y cuello, para comenzar a poner pegas, por ello obedeció todo.

Los minutos para Phoebe pasaron muy lentos, y al no tener ningún reloj por al casa, se asustó pensando en que le había pasado lo peor o que le había dejado plantada.

Fue a abrir la puerta para ver a Dio en un carruaje, y frenando el alegre trote cerca de su casa para mirarla.

-¡Vamos Phoebe, he visto antes a Erina con la policía! -grito.

De inmediato le dio las maletas (que no eran muchas) y se sentó a su lado, para recorrer a gran velocidad.

Dio a su vez, abria una maleta donde contenía las pomadas y lo echo en la zona donde fue herida Phoebe por la araña, la nodriza se sorprendió por el sumo cuidado y lo atento que estaba.

-Gracias... siendo sincera, pensaba que eras alguien molesto y cruel. - confesó.

- Lo soy, tu cabeza no te engañó.  - afirmó Dio serio tirando el algodón ya usado.

-¿Y haces esto? - dijo burlona, pensando que solo era una capa de carácter chulesco.

Dio se río.

-Si supieras la cantidad de personas que he matado con estas manos que te curan, no estarías a mi lado en un carro...

-Eso no lo niego - repuso- pero no entiendo porque tanta atención y cuidados hacia mí.

-Porque me has echo abrir los ojos, y ya era hora de cambiar, nunca es tarde para ello ¿cierto?

-Supongo que no, nunca es tarde para decidir como vivir tu vida, siempre y cuando tengas energía para llevarlo. - afirmó Phoebe.

Por otro lado, Erina llegó a la casa de Dio, y al no recibir respuesta la policía echo abajo la puerta, pero al inspeccionar la zona, no había ni un rastro ni de Phoebe ni de Dio. Incluso de los objetos demandados.

-¿Q-que? - se sorprendió Erina - De verdad que tenía esta habitación llena de mis cosas, ¡os lo juro! Una mujer nunca engaña cuando se trata de sus pertenencias. - hablaba apresurada, sintiéndose avergonzada.

La policía comenzó a murmurar cosas, y al salir del hogar, un señor bajito y de edad avanzada apareció.

-Tu no sabes donde fue, pero yo si. - sonrió.

Nodriza - (Jonathan Joestar) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora