Café rancio

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Arte de @Honyarara00 en Twitter

Fui feliz en la bruma de una hora borracha, pero el cielo sabe que ahora soy miserable.
-The Smiths.

Se hallaba sola en su pequeña oficina después de que sus amigos se fuesen a seguir atendiendo en aquella linda cafetería cuando recibió una llamada.

—¿Si? —respondió sin mirar el remitente.

—Pudding, querida ¿Dónde estás?

—Aún trabajando mamá, ¿Necesitabas de mi? —recargó el teléfono contra su hombro mientras hacía cuentas hábilmente en su ordenador

—No lo creo mi pequeña —río la mujer —Solo dime, ¿Has revisado la planeación que te envío Brulee?

—Lo hice mamá, pero conozco más a Sanji y creo que le gustaría que haya más variedad en los postres, quizás algo hecho por él mismo.

—¿Y quién dijo que podrían opinar sobre la ceremonia? Ustedes solo deben hacer lo que se les ordene, el menú está hecho, solo debes leerlo porque eres la novia.

La castaña sintió su estómago revolverse y usando un tono dulce respondió

—Si mamá, a propósito… ¿Qué te pareció mi idea del vestido?

—Me pareció que eres más buena haciendo postres que eligiendo prendas, querida.

—Entiendo —reprimió un suspiro

—Debo colgar, irán por ti al momento en que cierres la cafetería, nos vemos en casa. —tras lo cual no se oyó más que el tono molesto cuando te han cortado la llamada, Pudding dejó el teléfono en su lugar y subiendo las rodillas a la altura de su pecho se abrazó. Ni siquiera le habían preguntado si realmente quería casarse.

~

Pidió al taxista que lo dejase a algunas calles de su destino y comenzó a caminar, la lluvia había amansado y ahora solo caía finamente, buscó en sus bolsillos la arrugada cajetilla de cigarros que ya se encontraba húmeda y suspiró; miró sus dedos temblorosos y se dirigió a una pequeña tienda de conveniencia a comprar más, de paso tomaría un café rancio. Se dio el lujo de quedarse a entrar en calor aprovechando que había una pequeña mesa junto a la máquina expendedora y enfocó sus pensamientos.

¿Qué debía hacer ahora?, ¿Romper el compromiso? Definitivamente, ¿Cómo lo haría? Se devanó los sesos en busca de una respuesta, había escuchado las palabras hirientes de su novia pero él no era tan cruel para dejarla sin más, en el tiempo que estuvieron juntos aprendió que Pudding era una buena chica que solo hacia lo que su madre le ordenaba, no quitaba peso al daño que le había ocasionado, bien pudo aceptar el compromiso sin involucrarlo emocionalmente, ¿Era necesario sumergirlo en bellas palabras, sonrojos y miradas dulces para hundirlo al abismo de la burla casi pública? Le dolía demasiado saber que tanto se había involucrado con ella y que sus sentimientos no fuesen correspondidos. Una llamada de Reiju fue suficiente para orientarlo pues se perdía cada vez más en busca de una manera de salir de aquello.

—¿Qué ocurre? —se puso de pie y salió del pequeño establecimiento para encender un cigarrillo aún con el café insípido en mano

—Sanji, ¿En donde estás?

—Cerca de casa, ¿Cómo te encuentras? El viejo dijo que tuviste un accidente.

—Estoy bien… De hecho, quiero hablar sobre ello.

—No soy doctor, Reiju.

—Sabes a qué me refiero —puntualizó la peli rosa con molestia —necesitamos hablar de nuevo sobre lo que está pasando

—Lo sé, iré a verte mañana ¿De acuerdo?

—Bien

—Nos vemos, estoy cansado

—¿Estuviste con Pudding?

—No —carraspeó un poco al escuchar el nombre de su novia —fui a ver a Luffy.

—Ya veo, en ese caso nos vemos mañana.
El rubio no respondió y cortó la llamada, no quería hablar con nadie, ni siquiera quería llegar a casa pues sabía que su padre le preguntaría lo mismo ya que le vio preparando los alimentos. Su teléfono volvió a sonar y maldijo.

—¿Ahora qué? —respondió de mala gana

—Perdón —la tímida voz femenina le dobló el corazón —¿Te he molestado?

—P-Pudding —tragó y sintió la garganta repentinamente seca, no sabía que hacer ni se sentía preparado para hablar con ella, no aún al menos —no, disculpa.

—Podría llamar en otro momento

—Descuida, ¿Ocurre algo?

—Mamá llamó, quiere que te muestre el menú para la próxima reunión y de la boda

—¿De verdad? Claro le echaré un vistazo.

—Está bien, nos vemos mañana querido
Sanji suspiró, le dolía escuchar esa simple palabra sabiendo que era una mentira, le dolía que la persona que lo decía no sentía el cariño que expresaba su voz.

—Nos vemos, preciosa —cortó la llamada y sus músculos faciales se contrajeron, los ojos le ardían tanto que parpadeó varias veces antes de abrir la puerta. Su padre preparaba café en silencio.

—Te ha atrapado la lluvia, berenjena.

—Así parece.

—¿Qué tal te fue?

—De maravilla —respondió el joven mientras se quitaba las prendas húmedas y las llevaba al cesto de ropa sucia, debía meterlas a la lavadora pero ya lo haría mañana, solo quería estar en silencio.

—¿A dónde vas, idiota? Ven a tomar un café para que entres en calor

—Ya tomé café, iré a ducharme.

—Vas a resfriarte

—Los idiotas no se enferman

—Tienes razón —río quedamente Zeff.

El rubio más joven se deslizó bajo el torrente de agua caliente y permaneció de pie un rato dejando que su cuerpo se calentara pero por más ardiente que el agua se sintiera contra su piel no dejaba de tiritar, quizás estaba exagerando, se dijo, no era la primera ni la última vez en la historia del amor que alguien se enteraba de que su pareja era una farsa y un negocio, con una exhalación cansada comenzó a ducharse manteniendo la mente en blanco. Una vez terminado el baño se vistió de manera mecánica y se metió en la cama, inusual ya que solía ser bastante cuidadoso con su higiene.

Una vez recostado se permitió el lujo de que los ojos celestes se llenasen de lágrimas y cayeran gruesas, con ardor por su rostro, se prometió que al siguiente día se levantaría menos derrotado.

~


—Debe ser un error —declaró con voz fría pero intentando suavizarla al final.

—¿Qué te hace pensar eso? —la peli rosa levantó la vista al techo con hastío.

Tras el teléfono la voz titubeó

—Ella nunca haría algo así

—¿Entonces dices que Sanji está exagerando?

—¿Entonces dices tú qué Pudding está conspirando con mi madre? —contraatacó el hombre

—Solo estoy diciendo que ese compromiso es un error, nadie merece casarse por negocio.

—Querida —Katakuri intentó sonar lo más suave que su dura voz le permitió — no tengo voz en ese asunto, es cosa de mi madre y de tu padre, lo sabes. Pudding no sería capaz de jugar con los sentimientos de tu hermano, ella lo aprecia.

“Pero no lo ama” pensó la joven con molestia, pese a llevar una relación tranquila y de lo más cordial con el más sensato de los Charlotte, era obvio que no iba a ceder en darle la razón y estaba dispuesto a apoyar tanto a su madre como a su hermana con el compromiso. Ninguno de los dos iba a ceder.

—No lo apoyo —declaró al fin la joven con calma —ellos no merecen ser obligados a estar juntos si no están preparados, si tu madre y mi padre tanto quieren una alianza entonces que unan a otro de sus hijos.

—¿Como nosotros? —Respondió el novio con sarcasmo, tarde entendió el peso de sus palabras, ambos permanecieron en silencio un momento con las mejillas tan rojas como una cereza —No, es solo qué…

—Debo colgar, tomaré mis medicamentos.
—Recupérate pronto, dulzura. —Cortó la llamada.

“¿Cómo nosotros?” la voz resonaba en su cabeza, aunque sabía que Katakuri lo había dicho con sorna, no pudo evitar sentir un choque de emociones con tal idea. Poco le duró la emoción al escuchar que tocaban a su puerta.

—Adelante —dijo en tono cansado tomando un libro que fingía leer —¿Qué pasa? —levantó la mirada para observar a su padre al pie de la entrada de su habitación.

—¿Cómo te sientes?

—Mejor, padre — dio vuelta a la página —seguro para mañana el dolor ya no será problema, solo necesito descansar.

—Tuviste suerte de hallarte cerca de la cafetería de los Charlotte, ¿Qué estabas haciendo ahí?

—Quería un postre y ver a mi futura cuñada — levantó los hombros restando importancia a su respuesta.

—Mas vale que no estés metiéndote en donde no te llaman por ayudar a Sanji.

—¿Metiéndome en donde no me llaman? — enarcó una ceja

—¿Piensas que no me doy cuenta de que te saltas el trabajo para visitarlo? Paso por alto tus escapadas porque te desenvuelves mejor que nadie en la empresa pero no debes frecuentarlo, no es necesario y él decidió deslindarse de nosotros; debe estar agradecido de que lo hayamos considerado en una negociación tan importante.

Reiju asintió apretando los dientes, obviamente Sanji había decidido deslindarse de los Vinsmoke cuando su madre murió y su padre dejó de cuidarlo como era debido, permitiendo el maltrato de sus hermanos y encerrándolo por días, si no fuese por Zeff que pidió la custodia del menor quién sabe que habría sido del rubio.

—Entendido — la peli rosa cerró el libro y miró a su padre — pero dime algo, si es un negocio tan importante, ¿Por qué usar a Sanji? Quiero decir, ¿No sería mejor encargar una tarea de ese peso a alguno de nosotros que estamos mejor emparentados y capacitados? Somos mejores que él — clavó en Judge los ojos azules severos tan similares entre los 5 Vinsmoke, todos tan simétricos y hermosos iguales a los de su madre.

—Por esa misma razón, ¿Podría permitir que los Charlotte se traguen a uno de mis preciados hijos? Pensar incluso en la simple idea me revuelve las vísceras. Solo necesitamos un ancla y eso es todo, siento lástima por la pobre chica de esa familia que tendrá que pasar sus días junto a aquella falla.

La joven apretó los dedos contra el libro y volvió a asentir.

—Comprendo —dijo finalmente después de enfocar nuevamente la vista en las páginas tratando de contener su furia.

—Sea como fuere, mañana empiezan las preparaciones para que ese chico pida la mano de esa joven, avísale que esté presentable y no haga ninguna escena, hasta mañana.

—Si.

Judge cerró la puerta no sin antes echar un vistazo a la mesita junto a la cama de la peli rosa donde descansaba un marco con una fotografía en la que se encontraba Sanji de pequeño y Sora.

~


Miró su reloj al tiempo que se colgaba la mochila al hombro, ya casi era hora.
Salió del aula y en seguida fue alcanzado por dos chicas.

—¿Qué quieren? —Zoro hizo mala cara en seguida

—Una sonrisa no va a matarte —declaró Nami

—Me quedaré con la duda, ¿Qué quieren? —el peli verde aparto sus brazos de las jovencitas que lo tenían preso

—Nos iremos en el auto de Franky al hospital, ¿Te vas con nosotros? —Robin señaló al musculoso de cabello azul que al notar la mirada de la morena sonrió guiñando un ojo.

—Trafalgar no vino a clase y … ¿Dónde está Sanji? —Nami miró la banca vacía

—Se fue temprano, dijo que prepararía algo para Luffy

—Huele a un buen festejo —Usopp se unió frotando las manos lo que le valió un golpe en el brazo por parte de la peli naranja —¿Y eso por qué fue? —lloró falsamente

—No vamos a festejar las tonterías de ese estúpido

—Iremos a verlo antes de lo den de alta porque estamos felices de que esté en mejor estado —sonrió Robin

—En ese caso —Zoro acomodó nuevamente la mochila en su hombro —me iré con ustedes.

—¡Súperrrrrr! —declaró Franky al tiempo que colocaba el mentón en el hombro de la morena —Pues entonces démonos prisa.

—Esperen… Invité a alguien —Nami salió al pasillo unos segundos provocando la auténtica curiosidad de todos, ¿Acaso la chica menos romántica del grupo había invitado a alguien? Les resultaba confuso.
Nami regresó tirando del brazo de una joven que se acomodaba el cabello con nerviosismo.

—¿Estás segura? —titubeó la chica

—Por supuesto, chicos ella es Vivi, es mi amiga y compañera en clase de arte —declaró con orgullo.

El grupo entero sonrió con alivio, era extraño si Nami invitaba a alguien ajeno pues era bastante reservada.

—¿No hay ningún problema? —Vivi miró a todos con preocupación.

—Al contrario, entre más amigos mejor —con esa bienvenida por parte de Usopp la peli azul fue integrada como una más de los amigos de Luffy.


~

—Respira profundo… Suelta el aire… Bien. —Trafalgar se retiró el estetoscopio de los oídos y asintió —Tus pulmones se encuentran en buen estado, es maravilloso ver qué tu proceso de recuperación fue correcto.

Recargado contra la pared Doflamingo observaba con una sonrisa como su pequeño doctor realizaba los últimos chequeos del paciente.

—Enhorabuena jovencito, podrás regresar a casa hoy —el rubio se retiró los lentes de vista cansada y se acercó a Law —Tu doctor permaneció pendiente de ti en todo momento, ¿No es maravilloso?

—Lo es, Torao cuidó muy bien de mi —Luffy sonrió con alegría al moreno que hacia las anotaciones cuidando no mirar de más al monito pues sus hermanos se hallaban sentados tras él cuidando cada movimiento, le molestaba en exceso lo protectores que eran.

—Eso es bueno, tus comentarios le darán muchos puntos a su favor, quien sabe, quizás ya hasta tenga un puesto asegurado aquí gracias a ti —el rubio de lentes sonrió mostrando la larga hilera de blanquecinos dientes cuando Law frunció el ceño en desacuerdo.

—¿De verdad? —El rostro del monito se iluminó

—Aún es pronto para pensar en ello, primero quiero que sigas los cuidados que te asigné, Mugiwara-ya —el moreno salió de la habitación y Doflamingo tras él, se dio vuelta y comentó —te dejaré en privado para que puedas vestirte y salir, nos vemos.

—Gracias Torao —Luffy le sonrió con tanta dulzura que Trafalgar bien podría haber llorando miel.

La puerta se cerró lo que permitió al monito el espacio para comenzar a vestirse.

—¿Nadie ha venido? —el más pequeño se colocó los pantalones mirando a Sabo

—Nadie —el rubio le pasó una playera

—Pensé que quizás me acompañarían —hizo un puchero

—Deben estar saliendo de la universidad recién —le consoló Ace —quizás los veas más tarde

—¡Es verdad! —se colocó los zapatos —Vámonos

—¿Estás seguro de que no debemos pagar nada? —Sabo rascó su nuca —Luffy recibió muchos cuidados

—Torao dice que no es necesario

—Pero no es el hospital de Trafalgar, Lu —terció el pecoso.

—En recepción lo resolveremos —el rubio abrió la puerta permitiendo el paso al resto de los hermanos, al momento de que Ace salió Sabo acarició su brazo —Al fin volvemos a casa los tres.

—Si —musitó con las mejillas rosas.

Caminaron tras Luffy quien contaba como Law le llevaba comida de contrabando, pero el pecoso se perdió en sus pensamientos, los pocos pero tortuosos días en que su hermano pequeño se hallaba internado se aferró con miedo al rubio que lo trató con tacto y dulzura, como cuando eran niños y le curaba las heridas después de jugar; Sabo le preparaba el desayuno y comían juntos dándose palabras de aliento esperando a que el más joven se recuperarse, se tomaban de las manos y por las tardes se separaban para ver a su hermano pequeño por turnos, durante las noches Ace se sentía ansioso y solitario, por su parte Sabo percibía su habitación fría y optaron por dormir juntos, no notaron nada extraño, o eso aparentaron.

Los recuerdos hicieron mella en ambos que se dieron cuenta de que ahora cada uno debía dormir en su habitación.

Al llegar a la recepción el trío de hermanos notó una grata cantidad de personas que esperaban con flores y comida en grandes cantidades.

—¡Chicos! —Luffy saltó hacía sus amigos quienes lo recibieron con abrazos cálidos y emotivos, mitad risas, mitad regaños por su descuido

—¡No vuelvas a hacerlo, cabeza de goma! —Nami jalaba la oreja del monito quien reía y asentía.

Sabo se acercó a la zona donde la recepcionista y Law hablaban en voz baja acomodando papeles

—Trafalgar, ¿Podemos hablar?

—Seguro —se giró para encarar al rubio —¿Algo les preocupa? Él estará bien, es más saludable que cualquiera

—No es eso, es solo que —el joven de la cicatriz se miró los dedos —estamos muy agradecidos por el cuidado especial que le brindaste, Luffy es un cabezota y tratarlo es difícil, ¿Cómo podemos pagarte?

—Creí que ya lo habíamos hablado, no voy a cobrarles nada, mientras él se encuentre bien es pago suficiente.

—No lo es, al menos permite que te invitemos a comer, que te compremos algo, lo que sea

Law lanzó un suspiro molesto, no iban a dejarlo en paz.

—No me gusta el pan

—¿Disculpa?

—Aceptaré que me inviten a comer, no me gusta el pan y no me gusta que me vean como una bestia que quiere comerse a tu hermano, si esa fuera mi intención ya lo habría hecho.

—Entiendo, ¿Te parece el sábado? —Sabo apretó la mandíbula —No habrá pan y no habrá miradas recelosas por parte mía

—¿Solo de parte tuya? —Law levantó una ceja

—Me aseguraré de que Ace se comporte.

—De acuerdo. Entonces el sábado nos vemos.

—Pero, ¿Qué hay de tu tío? También estamos en deuda con él

—No importa —el moreno hizo un movimiento con la mano —solo quería tenerme aquí trabajando para él.

—Pero…

—Si de verdad te preocupa, hablaré con él, ¿Bien?

—Me deja más tranquilo —Sabo sonrió y agradeciendo de nuevo se acercó al grupo de amigos que charlaban sobre lo que se haría al salir, todos acordaron darle los obsequios al más chico y dejarlo ir a descansar a casa, ya otro día se festejaría su alta del hospital. Uno a uno se fue despidiendo.

Sanji había estado demasiado callado, con la excusa de estar concentrado preparando postres no había entablado conversación con nadie, ni siquiera con Zoro, le escucharon hablar cuando abrazó a Luffy y le dio indicaciones a Ace sobre los alimentos, cuando todos comenzaban a salir esperó en recepción y se recargó contra una pared.

—Estás resfriado

—¿Tú crees? —el rubio levantó la mirada al doctor que se cruzaba de brazos

—Vamos al consultorio.

—Gracias pero no, me iré a casa —pasó la mano por su cabello sintiendo un repentino calor

—Al menos déjame darte recomendaciones

—Bien

El peli verde se detuvo a unos pasos de la entrada mirando al interior de la clínica donde Sanji y Law conversaban con seriedad, quiso acercarse pero alguien le llamó.

—Oe Zoro, es hora de irnos —Usopp agitó los brazos

—Adelante, tomaré el bus

El resto se fue en medio de grititos y risas donde pedían a Zoro que no se perdiera, el joven chasqueó la lengua, irritado avanzó hasta la entrada donde se topó con el rubio

—Creí que te irías con ellos —Sanji cerró su mochila después de meter los medicamentos y sacar la cajetilla de cigarros.

—Iré en bus —repitió el de cabello verde, miró al interior de la clínica donde Law los observaba —te llamaré más tarde

El moreno asintió y desapareció tras cerrarse las puertas.

—Bien, supongo que te acompañaré —el de ojos azules encendió el cigarrillo y comenzó a andar —debería tener un auto

—¿Es necesario? Puedo llevarte en mi moto a dónde quieras

—¿Es así? Entonces, ¿Dónde está tu moto, marimo? —mirando a todos lados Sanji río

—Bueno —Zoro dio un suave golpe a su compañero, avergonzado —sabes que no la uso demasiado. Además es cómodo ir en transporte.

—Es verdad — el rubio dejó escapar el humo de entre sus labios y miró al cielo

—¿Estás bien?

—De maravilla —sonrió recordando que eso mismo le había respondido a su padre.

—¿De verdad? —Zoro le miró con atención

—De verdad —repitió

—Mírame y dilo de nuevo

—El bus acaba de llegar —se inclinó para apagar el cigarro contra su zapato y guardó la colilla en su bolso antes de subir y tomar asiento seguido del peli verde.

Viajaron en silencio todo el trayecto, Sanji miraba a la ventana y Zoro le miraba, siguiendo así hasta el final cuando bajaron en la avenida que separaba sus caminos.

—Nos vemos mañana, marimo. Procura no perderte.

—Sanji —le llamó con voz áspera.

—Es raro que me llames por mi nombre —se giró para mirar a Zoro —¿Qué ocurre?

—¿No vas a decirme?

—¿Decirte qué?

—Qué te hizo ella —le dirigió una mirada fría que hizo temblar al rubio

—No sé de qué hablas

—¿No lo sabes?, ¿Acaso piensas que todos somos igual de estúpidos que tú? Tu maldita cara lo dice, tus ojos ni siquiera brillan, ¿Qué diablos te hizo?

—¿Para que quieres saber? —Sanji comenzó a sentirse molesto, más que eso, se sentía acorralado —No puedes hacer nada, nadie puede.

—Es verdad, no puedo hacer nada por ti porque tú así lo decidiste

—¿Qué mierda significa eso?

Ambos se miraron con la culpa en el rostro. Zoro quería gritar y zarandearlo por su terquedad, se repetía que él jamás lo habría lastimado pero no podía obligar a Sanji a amarlo como él lo amaba, por su parte, Sanji no podía culparlo de nada, siempre había estado a su lado sin importar qué, era verdad, era un malagradecido.

—Me voy a casa —declaró finalmente el de cabello verde, el rubio asintió.

El moreno dio tres zancadas hasta colocarse al frente de Sanji le levantó el mechón de cabello dorado que cubriría su ojo y lo miró, no notó sus pupilas dilatarse ni su pecho subir y bajar con rapidez, solo notó el bello color azul que tanto le gustaba, le dolía mirarlo.

—¿Zoro?

—Tu piel está ardiendo —colocó la palma en la frente del rubio

—Si.

Permanecieron unos segundos así hasta que Zoro suspiró y se apartó con la mirada triste.

—Tus mejillas son más bonitas cuando combinan rosa y azul de tus ojos —dio vuelta y comenzó a caminar en dirección opuesta a Sanji quien se cubría los pómulos con pena.


Jshsjak no sé cuándo fue la última vez que actualicé pero aquí estamos de nuevo, feliz de que la inspiración aún me llega.
Hay una historia tras el hueco de la separación de Sanji con los Vinsmoke que incluye un triángulo amoroso uy chismesito jaja.
Gracias por leer.

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