Rumores

856 83 38
                                    

Arte de @gaga_ganso

Me he propuesto olvidarte, me pesa extrañarte, mi garganta se desgarra con cada segundo en que tu nombre se pega a cada lado de mis cuerdas. Voy a tirar cada recuerdo de mi mente, voy a pagar el precio por arrancarte de mi pecho.
Esa y más mentiras me digo a diario, engañando a mi cerebro hasta hacerlo creer o hasta verte ceder.

El silencio se propagó entre el grupo de amigos apenas Robin terminó la oración, uno que otro miró de Reojo a Zoro que bebía su soda, cuando terminó la arrojó a un bote de basura y caminó en dirección al siguiente pasillo.

—Voy a dormir un rato —se alejó con paso lento. Apenas entró al pasillo corrió hasta un salón, un grupo de estudiantes se hallaban estorbando mientras rodeaban a una joven que sonreía de manera forzada.

—… Felicidades, no olvides enviarnos invitación.

—Que amables —la joven evadió aquellas palabras y levantó la vista cuando la congregación se hizo a un lado —hola Zoro —endulzó la sonrisa.

—¿Dónde diablos está él? —murmuró sin responder el saludo.

—No vino hoy

—¿Te avisó?

Pudding sonrió con nerviosismo y despidió a sus compañeras al tiempo que comenzó a caminar en dirección contraria a la que llegó el de cabello verde, quien la siguió.

—Sanji no me avisó, solo no llegó —comenzó la joven apenas estuvieron juntos

—¿Es verdad que te propuso matrimonio?

—Que rápido corren los chismes

—¿Te propuso matrimonio? —repitió

La chica se giró y miró a Zoro que tenía el ceño tan fruncido que Pudding se preguntó si no estaría cansado, los oscuros ojos se miraban cristalinos, su sola respuesta podía aliviar o condenar al joven.

—No lo hizo — su voz se quebró un poco al final —¿Puedo serte honesta? —el contrario no respondió pero ella prosiguió —Sanji no me ha llamado en días, ha estado evitándome.

—Ya veo

—Parece agradarte la respuesta

—Simplemente nos pareció extraño que los rumores corrieran y él no esté aquí.

—Si, es extraño.

—Iré a verlo después de clase, quizás tuvo demasiado trabajo

—Puede ser pero no te preocupes, iré a verlo al finalizar las clases, después de todo la novia soy yo.

El de pelo verde le clavó una mirada molesta, ¿Ella sabía lo que él sentía por Sanji?

—Es mi mejor amigo —musitó sin pensarlo demasiado —me importa su bienestar, realmente quiero que se aleje de todo mal.

—Zoro yo —la joven se miró las manos antes de devolverle la mirada —quiero a Sanji y estoy dispuesta a pasar mi vida con él, así que les pediré que respeten la decisión que se ha tomado sobre nuestro matrimonio.

—Él no quiere casarse

—¿Lo dijo? ¿Dijo que no quería casarse conmigo? —Pudding clavó sus ojos castaños en el de cabello verde con intensidad.

—No realmente —Zoro hizo un mohín mirando a otro lado

—Ustedes conocen una parte de quien es Sanji, pero hay otra que solo yo conozco, si ustedes son sus amigos, respetarán sus decisiones.

—¿Y qué te hace pensar que si quiere casarse contigo? Ustedes solo ven a su propio beneficio, él no será feliz estando con su familia.

—¿Crees que conoces a Sanji más que yo? —la castaña endureció la expresión —él está dispuesto a hacer algo nuevo con su vida y tomar un camino más maduro, no lo subestimes. Pedirá mi mano pronto —dijo mientras levantaba el mentón con aire autoritario —les pediré que no se metan más en nuestro camino, sobre todo tú. —Dicho eso, giró sobre sus propio espacio y se alejó.

Zoro miró a la joven alejarse y su vista se nubló un poco, quería golpear su cabeza contra la pared, salir corriendo y buscar al rubio para alejarlo de ese infierno. Sabía que Sanji no sería tan imprudente como para contarle a Pudding sobre sus sentimientos pero tenía la certeza de que ella ya lo sospechaba, “sobre todo tú”, con ello podía darse cuenta. Respiró un par de veces antes de buscar el camino de regreso cuando se topó con una figura que se acercaba a él.

—¡Aquí estabas! Te busqué en el aula y no te encontré.

—Me perdí de camino al baño, ¿Ocurre algo, Luffy?

El monito sonrió y meneó la cabeza. Comenzaron a andar nuevamente en dirección a su salón.

—Oe Zoro

—¿Hmm?

—Lo que ella dijo —comenzó en tono bajo —Sanji podrá ser un enamoradizo, pero nunca dejaría atrás sus sueños por alguien más.

—¿Estabas escuchando? —enarcó una ceja el moreno

—Un poco, salí a buscarte y los vi hablando, cuando me acerqué escuché una parte y esperé.

—Poco usual en ti. —musitó el de cabello verde —Sé que ese estúpido no dejaría sus planes y sueños por nadie, aún así, no sabemos que pasa por su mente.

—Tú quieres tanto a Sanji, ¿No es así, Zoro? —sonrió el monito

—Vamos, cállate tonto. Él nunca me mirará como quisiera, pero quiero que sea feliz.

—¿Es así? Supongo que lo entiendo —la sonrisa del más pequeño disminuyó al tiempo que miraba al salón contiguo donde un moreno leía un libro de anatomía, se retiró las gafas y talló sus párpados.

—¿Lo entiendes? —Zoro levantó ambas cejas —¿Hay alguien que te interese?

—No puedo tener una relación con la carne —el de cabello negro hizo un puchero, provocando la risa de su amigo.

—Tienes razón, que triste es tu situación, hermano.

—Como sea, volvamos a clases.


~

—Mugiwara-ya —saludó acercándose a la puerta del aula

—¡Torao! ¿Qué te trae por aquí? Oh espera, Zoro se fue hace un momento, si te das prisa quizás lo encuentres en el estacionamiento, siempre se pierde y…

—En realidad vine a verte a ti —le interrumpió el moreno, levantando la mano

—¿A mí?

—Necesito tu ayuda para mis prácticas, si no es molestia para ti

—Claro, ¿Quieres ir a mi casa más tarde?
—Eh… Preferiría que vayamos a mi casa en esta ocasión —comentó rascando su cuello —¿Podrás?

—¿Tu casa?

—¿No puedes?

—No no, claro que puedo.

—¿Podrás ahora? —Law levantó las llaves de su auto —te explicaré en el camino.

—Déjame llamar a Sabo, ¿Quieres?

—Tómate tu tiempo, te esperaré afuera.

El tatuado salió dejando a Luffy con mucha curiosidad en el cuerpo, nunca había estado en la casa de Trafalgar y aunque sabía que podía confiar plenamente en él, le pareció raro. El monito sacó su móvil y llamó al rubio quien respondió al segundo timbrazo.

—¿Todo en orden, Luffy?

—Llegaré tarde a casa —comenzó mientras caminaba a la salida

—Por favor no me digas que te castigaron o que hiciste algo

—Torao me ha pedido que le ayude con sus prácticas

—No demores demasiado, ¿En donde estarás? Podríamos ir por ti.

—En casa de Torao

—¿Trafalgar Law? —repuso Sabo tras unos segundos en silencio.

—Sip

—¿Por qué en su casa?

—No lo sé —el monito se encontró en el pasillo.

—Bien, pero avísame donde es, ¿De acuerdo?

—Lo haré, no soy un niño.

—Dile eso a Ace, estaré esperando.

El de cabello negro cortó la llamada, llegando a la entrada del establecimiento se encontró con Trafalgar, quien de brazos cruzados miraba a Kid

—… ¿Dónde está tu novio? —El pelirrojo sonreía

—No lo sé, se fue temprano —refunfuñó el moreno

—En ese caso, vayamos a casa, Drake sigue triste y queremos beber

—Estoy ocupado, vayan ustedes —se giró notando la presencia del de sombrero de paja —¿Nos vamos?

—¿Saliendo con otro chico, Law? —Kid silbó —Eso no está bien, pequeño playboy.

—Kid, cállate. —Killer tocó el hombro de su novio —Drake nos está esperando.

—Mugiwara-ya me ayudará con mi proyecto, necesito un paciente.

—¿Por qué no usar a tu novio? —inquirió el de los cabellos rojos con cierta inocencia

—Porque conozco el cuerpo de Mugiwara-ya mejor que el de Roronoa-ya —Law chasqueó la lengua sin pensar demasiado en sus palabras.

Los tres jóvenes miraron al futuro doctor con la mandíbula desencajada. Killer tosió llamando la atención de su pareja.

—Que interesante —río el pelirrojo

—No es lo que piensas, idiota, Mugiwara-ya fue mi paciente, es más fácil guiarme con alguien a quien ya traté. 

—Haremos como que te creemos, galán
—Kid, deja de provocarlo —regañó el rubio

—Si si, vámonos. Nos vemos Law y pórtate bien… Hey sombrero de paja, los sueños se hacen realidad —guiñó el ojo antes de irse, entrelazando los dedos con su novio, quien en medio de mimos, le reprendía.

—¿Qué diablos significa eso? —Law miró a su compañero —¿Nos vamos? —repitió

—Sabo pregunta dónde vives —comenzaron a caminar a la salida.

—¿Ah? No voy a secuestrarte, como sea —salieron al estacionamiento y subieron al auto del tatuado —ponte el cinturón.

—Lo sé, lo sé —Luffy frunció el ceño
—¿Qué pasa con esa expresión? —soltó Law emulando la expresión del monito.

—Siempre me tratan como a un niño —comenzó tirando del cinturón —estoy en la universidad y me ven como a un estúpido —tiró nuevamente del cinturón que se negaba a cooperar para poder protegerlo.

—Suéltalo y vuelve a tirar, así —el moreno se giró para ayudarle, tomó el cinturón y lo acomodó escuchando el “clic” de seguridad —Nadie te trata como un estúpido, quizás es el hecho de que te vemos… inocente

—¿También tú me ves así?

—Quizás un poco —rió el más grande —pero no hay nada de malo en ello, me agrada. Ya quedó. —se giró para encender el auto y emprender camino.

El más pequeño miró al frente con los ojos tan abiertos que comenzaron a arderle. “Me agrada” había dicho con ese tono suave que ocasionalmente usaba para hablarle, con el paso de los meses, las ayudas en clase, los videojuegos en su casa y la atención dada cuando estuvo en el hospital, Luffy había comenzado a sentirse con más felicidad al pasar tiempo con Trafalgar. Mejor dicho, le gustaba.

La expresión del monito no pasó desapercibida para Law quien se mantuvo en silencio, colocó un playlist para dar ruido.

—¿Qué debo hacer? —Luffy se mantuvo de pie en medio de la sala una vez que llegaron al hogar de los Trafalgar.

—Voy a tomarte signos, medidas y revisar tus reflejos… Lo normal, permanece en calma. ¿Avisaste a Sabo?

—Si, cuando llegamos.

—Bien, primero vayamos a comer algo, muero de hambre.

—¡También yo! —el monito siguió a su compañero y tomó asiento en la isla de la cocina —¿Qué comeremos?

—Tengo ensalada con pollo y ensalada con atún, no es tu estilo por lo que veo en tu rostro así que cocinaré algo para ti.
El moreno lavó sus manos y comenzó a preparar una pequeña pizza de sartén, el aroma a queso y carne inundó el lugar atrayendo la atención de Lami, quien recién regresaba de la escuela.

—¿Law? Ya estoy en casa

—Estoy en la cocina —habló en voz alta el hermano.

—¿Estás cocinando? Hola —sonrió a Luffy
—Hola — el más pequeño sonrió con dulzura, pese a ser hermanos, no se parecían tanto.

—Vamos a estudiar pero primero comeremos algo.

La pequeña Lami asintió, acostumbraban comer después de las 5 pero supuso que en esta ocasión era para alimentar a Luffy. Salió de la cocina, dejando solos al par de amigos.

—Ustedes no son muy parecidos —comenzó Luffy, picoteando los vegetales cortados.

—Ella es muy parecida a mi madre

—¿Es así? —exclamó el monito levantando las cejas —¿Y tú?

—Supongo que a mí padre

—Debe ser un hombre muy atractivo —soltó sin pensar demasiado en sus palabras.

—¿Oh? —Law elevó una ceja —¿Así que soy atractivo?

—Claro que si, todas las chicas de mi clase comentan que eres guapo y misterioso

—¿Y tú qué opinas? —el joven doctor detuvo su labor picando zanahorias para colocar su atención en el más pequeño

—Opino que tu rostro es atractivo aunque no misterioso, solo un poco solitario, además eres divertido

—¿Solitario?

Ambos jóvenes se miraron con atención antes de que el moreno volviese a cortar los vegetales

—¿Te he molestado? —la expresión de Luffy era pacífica, cargada de esa inocencia que a Law le resultaba curiosa.

—Para nada, quizás tengas algo se razón, casi está la pizza, deja de comerte la ensalada así, te hará daño en el estómago

—¿Por qué? ¿No la has lavado?

—Debo desinfectarla de nuevo

—No me hará daño —rio el monito —eres muy precavido

—Y tú un descuidado, si te enfermas tus hermanos van a partirme las piernas, ¿Cómo diablos seguiré la carrera?

—Te cargaré

—¿Todo el tiempo? —bufó el futuro doctor

—Las veces que sean necesarias —respondió Luffy con una sonrisa de miel.

ObsoletoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora