Los príncipes no son reales en cuanto a personalidad estimada e idealizada. Jimin tiene una vida perfecta, en su palacio, con su familia; pero todos tomamos ciertas decisiones equivocadas alguna vez. Sin duda, para el rubio obligado a teñir su cabel...
El siguiente capítulo contiene escenas narradas e imágenes:
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-Si me deja opinar, creo que le favorece mucho el estilo príncipe entallado. -La estilista y diseñadora habló con una amplia sonrisa tan falsa como la de un camarero que le toca turno en Nochevieja, las dos modistas a su lado asienten igual de sonrientes.
-Ni hablar, debe llevar un traje tradicional. -Su futura suegra, la reina actual de Costa Blackpink habló seria desde su posición sentada en el sofá de una de las salas de palacio. -Negro, pero tradicional. -Habían ocupado toda la sala para la prueba del traje de boda, Jimin estaba sobre un pequeño cuadrado de madera probándose infinitos trajes y frente a ella (juzgándolo) la reina. Deseaba tanto que su cuñada hubiera podido bajar a estar con él. -Y qué cubra ese horrible tatuaje.
El pelinegro contuvo su aliento sintiendo su sangre hervir, ya estaba harto de esa señora y sus comentarios mordaces. Además de querer elegir ella el maldito traje de su boda de mierda, estaba insultando los símbolos gravados en su piel que le recordaban al amor de su vida. Al hombre que siempre iba a amar.
-Buenos días. -La rubia entró al salón, pensaba retener más tiempo su intromisión, pero ver como el príncipe quería avalanzarse sobre la mujer e incluso golpearla le hizo entrar antes. Por suerte detuvo así las palabras poco finas que Minnie iba a expulsar.
-Rosé, hija, no puedes ver al novio antes de la boda con el traje. -La rubia acomodó su vestido y se acercó más a la mujer, su madre continuó. -Trae mala suerte.
-Este casamiento ya da mala suerte de por sí madre. -No la mira, se dirige a las trabajadoras y con un gesto de cabeza les pide que se marchen. Las mujeres obedecen haciendo una reverencia primero, una vez se marchan Rosé encara a su madre. -Ni que esto fuera una boda real. -La mujer la mira con reproche, Minnie observaba todo en silencio. Cuando la señora Park iba a reprender a su hija esta volvió a hablar primero. -Lisa está jugando con tus joyas y maquillaje otra vez.
-Esa maldita niña. -Se queja saliendo también del salón en dirección a su cuarto. -Le tengo dicho que eso es de princesas no de infantas.
-El maquillaje y las joyas son de todos madre, no sea antigua. -Rosé eleva su voz lo suficiente como para que su madre la escuche. Una vez ambos solos, la futura reina mira el atuendo llamativo, blanco y con pedrería del pelinegro. -Por mí puedes llevar el traje que más te guste Jimin.
-¿Y si me compro un chándal? -Rebate haciendo una mueca.
-Tal vez cuadre más con la situación. -Comenta con una sonrisa ladeada. Jimin copia su gesto, al menos era comprendido. - ¿Cómo te encuentras?
-No creo que exista palabra para definirlo.
-Lamento todo esto, de verdad. -Con cautela le tiende la mano para ayudarlo a bajar del atril y que se coloque a su altura. Jimin acomoda el aparatoso traje. -Hagamos una cosa, ya que debemos estar juntos al menos seamos amigos. -El pelinegro lo estudia por completo, sabía que Rosé tampoco quería esa boda; ella misma le "ayudó" a escapar entreteniendo a los guardias aquella noche, pero había sido engañado tantas veces entre esas paredes que supuestamente eran su hogar que se mostró escéptico. -Yo tampoco estoy enamorada de ti, y eso está bien, creo que simplemente deberíamos ir paso a paso juntos en esto y crear una amistad. ¿Qué dices?
