Capítulo 2

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Leonardo

Sigo acostado en la cama, miro el reloj que hay en la mesa de noche, 2:45 de la tarde. Es desgastante sentirme cada día más cansado, más vacío, más solo...

Siento que no estoy aprovechando los minutos del día, estoy dentro de una burbuja malgastando cada segundo, viendo pasar mi vida; este lugar me está consumiendo, me está simplemente ahogando, si, respiro, pero no me entra el aire fácilmente.

Tengo tantos sentimientos reprimidos que me están quemando y no sé qué hacer para apagarlos.

Marila, la señora que se encarga de la casa (y por lo tanto de mi) golpea la puerta.

-Puedes seguir -me limpio con la manga del saco las lágrimas de mi rostro.

- Mi niño -sigue y se sienta en el borde de mi cama-, tienes los ojos rojos de tanto llorar, deberías salir un rato a la sala o ir a la terraza y mirar las nubes o el cielo.

A Marila la conozco desde que tengo memoria, mi madre tuvo un embarazo riesgoso y por eso decidió contratar a alguien que le ayudará a los quehaceres de la casa. Pero Marila terminó convirtiéndose en mi segunda madre, siempre ha estado cerca de mí y de mi familia para ayudarnos.

-No tengo muchas ganas de salir de la cama -le digo mientras le doy una pequeña sonrisa-, me siento un poco mal.

- ¿Quieres algo de comer? Podría hacerte esos panqueques de banano que tanto te gustan o tal vez unos deliciosos espaguetis con albóndigas o no se dime que se te antoja y yo lo hago.

-No Mari, muchas gracias, pero no me apetece nada. – le expresó mientras le brindó una mirada dulce.

-Bueno jovencito -me pasa su suave mano por la mejilla-, si necesitas algo me avisas e intenta sacar fuerzas para levantarte de la cama, sabes que a tu madre no le agradaría verte ahí todo el día.

La recuerdo y vuelvo a sentir que me destrozó.

-Sí señora, gracias por todo Mari.

Se levanta y pasa junto a mi escritorio, se detiene y levanta el dibujo que hice en la madrugada cuando no podía conciliar el sueño.

-Tus dibujos son tan hermosos Leo -sus ojos se cristalizan-, eres un gran artista.

Lo deja en la mesa y sale de la habitación.

Me levanto de la cama y miró el dibujo que hace unos segundos Marila tenía en sus manos, es un retrato de mi madre, haciendo lo que más amaba, trabajar. Era una reconocida diseñadora de interiores, hacia todo con amor y pasión. Ella disfruto su vida cada segundo, logró encontrar lo que la hacía feliz.

Por el contrario, yo sigo aquí estancado, hace un año comencé a estudiar Arquitectura Política, algo que definitivamente no va conmigo, no consigo encajar en esa carrera por ningún lado o tal vez la carrera no encaja en mí. Nunca me ha gustado esa carrera.

Y ustedes dirán: ¿Por qué la escogiste entonces Leonardito?

La respuesta es porque quería hacer sentir a mi padre orgulloso, mi padre es un gran arquitecto, uno de los mejores del país podríamos decir y él siempre ha querido que mi vida profesional esté relacionada con la arquitectura y yo solo quise cumplirle el gusto a ver si lo hacía feliz.

Pero él hace mucho no siente.

Mi sueño es estudiar algo relacionado con las artes, me gusta dibujar y si fuera por mi dibujaría por el resto de mi vida.

Tal vez encontraría mi felicidad simplemente haciendo trazos en una hoja.

Desbloqueo mi portátil y entró a Spotify, pongo mis me gusta en aleatorio y suena In My Place de Coldplay.

Trazos llenos de armoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora