𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍 𝐀𝐍𝐃 𝐇𝐄𝐋𝐋 | El cielo y el infierno
no están tan lejos como yo pensaba.
˖˚˳⊹ pedidos cerrados.
˖˚˳⊹ editando, en proceso nuevamente.
˖˚˳⊹ gotōge, creador de los personajes
pertenecientes al anime y manga.
˖˚˳⊹ créditos a los...
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El cuarto era inundado por los quejidos, gruñidos y gemidos que soltaba, sentía que la temperatura de la habitación había subido drásticamente, su sudor caía por su frente y sus pómulos tomaron un color coral.
Su respiración era irregular y algunos de sus mechones se pegaban en su frente, estaba consiente de lo que hacía y sabía perfectamente de que estaba mal.
Estaba tocándose sin el consentimiento de su pareja, ella claramente le había prohibido tocarse sin que se lo ordenara, pero necesitaba atención y ella no estaba, aquellos sueños húmedos que había tenido serían la causa de su castigo cuando se amada llegue.
Imágenes de su pareja siendo sumisa ante él era más que evidente que lo volvería loco y se excitaría fácilmente de solo pensarlo. Sin embargo, tras la lucha mental que había tenido al principio no sirvió de nada ya que sus deseos sexuales incrementaban con solo recordarla a ella.
Siguió subiendo y bajando su mano estando en su falo mientras que con su otra mano trataba de callar sus gemidos pero no servía de nada ya que se escuchaban perfectamente haciendo eco entre la habitación, su camiseta bajó por sus hombros al pasar su brazo izquierdo a su costado recostándose moviendo más rápido su mano.
El tan solo recordar aquella imagen mental que había tenido con su pareja hacía que estuviera a su límite y sintiera que llegaría a su orgasmo, tras varios segundos después aquel espeso líquido había salido, él con la respiración aún agitada agarró la caja de pañuelos higiénicos y sacó varios papales, limpiando el desastre que hizo.
Al terminar de limpiar el desastre, tirar los papeles y lavarse las manos, se recostó el cama, aquella cama en donde él y su amada dormían o solían cometer actos lascivos, giró su cabeza encontrándose con la almohada que su pareja solía tener junto a ella o que a veces abrazaba cuando él no estaba a su lado.
Sonrió y agarró la almohada blanca, la abrazó hecho bolita y sintió el olor de su pareja impregnada en aquel objeto, cerró los ojos y siguió sintiendo el olor de su amada, adormeciéndolo, cerró sus ojos quedando dormido.
Tal vez mañana se preocupe por su castigo que su (N) le daría por haberla desobedecido.
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Yo y mis compás después de aportar ideas a la segunda parte, pero quedamos con leves traumas y nos arrepentimos:
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