Ella reacciona de forma positiva ante los cumplidos y halagos, no parece ser que las demostraciones de amor sean un desencadenante, debería estudiar las reacciones de los demás Alters.
Valentina cerró el cuaderno y lo guardó en su cajonera.
Su trabajo estaba avanzando bastante bien, tenía ya unas cuantas páginas de anotaciones.
Llevaba un mes viviendo con Valdés y tenían muy buena convivencia, ni Juliana ni ninguna de sus Alters comían su comida, no la molestaban cuando tenía que estudiar, no era ruidosa, y se iban a dormir y despertaban a horarios similares, así que no era molestada por luces encendidas o ruidos en la cocina.
Juliana era una compañera de cuarto ideal, Valentina no podía entender por qué todos huían de ella.
—Valentina, te llegó un paquete —le dijo Juliana cuando volvió de sus clases una tarde—. Está sobre tu cama.
Le agradeció y fue a ver, aunque ya sabía lo que era.
El señor Harrison le había recomendado comprar aquel juguete, esperaba que fuera un desencadenante y de alguna forma "despertara" a la personalidad que no había conocido aún, a Juls, la que Juliana dijo que era una niña pequeña.
Y qué mejor para una niña pequeña que un lindo juguete de peluche.
Sonrió al ver el conejo rosa de peluche, tenía orejas largas y ojos muy grandes y exagerados, llenos de brillos y del color del arcoíris.
—¡Juls! —salió del cuarto hacia la cocina-comedor, donde la pelinegra estaba trabajando en su computadora—. Mira, es un regalo para ti.
—Valentina, no deberías... —su voz se apagó cuando vio el juguete, se quedó boquiabierta unos segundos, luego rio de forma pequeña y adorable, una gran sonrisa ocupó su rostro—. Es muy lindo —dijo, su voz infantil era muy hermosa.
Valentina se lo dio y la pelinegra se levantó para tomarlo, abrazó al peluche, olió su aroma a nuevo y luego volvió a mirarla, tenía una sonrisa muy inocente y tierna.
—¡Gracias! —dijo y prácticamente se arrojó sobre ella para abrazarla con fuerza, cosa que sorprendió un poco a Valentina.
Juliana era algo tímida para el contacto físico, se notaba que aquella otra no tenía vergüenza de abrazarla.
—De nada, ¿Juls?
—Soy Juls, si, ¿Tú eres la novia de Juliana?
—¿Qué? —Valentina se ruborizó de forma furiosa y rio, algo incómoda.
—Sé que a Juliana le gusta alguien —dijo, giraba levemente sobre sus pies al igual que una niña inquieta—. Y eres la única que está con ella.
—Oh, no. Vivimos juntas, pero no soy yo, Juls se junta con otras personas, con sus amigas.
La menor sonrió tan ampliamente que sus ojitos se cerraron bastante, sus mejillas resaltaron en el más sutil rojo.
—Nadie le dice Juls —murmuró, en una voz alegre—. Y Juliana no tiene amigas, no se junta con nadie, tú eres la única.
Valentina estaba algo ofendida, porque Juliana solía hablar de un par de amigas que tenía entre sus clases de fotografía.
No tenía ninguna razón para sentirse de ese modo, pero de alguna manera no podía evitarlo.
Quizás le decía que tenía más amigas sólo para no dar lástima.
—Yo soy amiga de Juliana, ella si tiene amigas —dijo luego de un momento de silencio, en donde Juls se encargaba de ver a su conejito y sonreír.
ESTÁS LEYENDO
The Alters |Juliantina
RomantikJuliana tiene Trastorno de Identidad Disociativo, ella es una de las cinco personalidades distintas compartiendo un mismo cuerpo, mientras intenta estudiar fotografía en la universidad, allí conoce a Valentina, su nueva compañera de cuarto, y tiene...