Nochu responde de forma positiva a las muestras de afecto también, demuestra que ser tratada como a una niña le gusta, no ha tenido miedo de mí.
Se ha levantado a mitad de la noche para que las demás Alters no le prohíban el acceso al cuerpo, aunque sabe que es indebido y, iba a castigarse, lastimándose con cortes.
Valentina suspiró de forma temblorosa, habían pasado varias horas de aquel encuentro con Nochu, pero no podía sacársela de la cabeza, no dejaba de pensar una y otra vez que quizás de no ser por ella, y el que haya ido a buscarla, ahora Juliana andaría escondiendo sus muñecas con cortes.
Y la idea de Juliana lastimada no le gustaba ni un poco, las náuseas invadían su estómago y le daban ganas de llorar.
Nochu es quien recuerda los mayores traumas y quién los vivió en el pasado, supongo que por su actitud recibía castigos por cualquier cosa que hiciera, de allí su miedo a todo y el pensamiento de que merece un castigo, como nadie va a hacerlo lo hace ella misma en conductas autodestructivas.
Es una perseguidora, pero tengo esperanzas de que pueda superar sus recuerdos, ha conectado conmigo y demuestra que es capaz de hacer más que solo pensar en lo malo.
No sale mucho, pero trataré de ayudarla cada vez que la vea.
Cerró el cuaderno y volvió a guardarlo en su lugar secreto.
Juliana aún estaba en clases, le quedaba alrededor de una hora, ella estaba libre porque su profesor estaba enfermo, decidió consentir un poco a la chica y fue hasta la pastelería para comprar cupcakes de chocolate que tanto le gustaban.
Al regresar preparó su café y dejó agua caliente para cuando Juliana regresara, al rato la pelinegra entró en silencio y con la mirada baja.
—Juls, te traje tus cupcakes favoritos —anunció Valentina mirando su celular.
—Gracias —murmuró la pelinegra luego de un momento de silencio.
La mayor alzó su vista hacia ella, de inmediato se preocupó al ver su rostro, levantándose de la silla y yendo hacia ella.
—Dios, Juliana, ¿Qué te pasó?
—No es nada —dijo, aunque Valentina no podía ignorar su ojo morado y su labio hinchado de un lado, por un golpe.
—¿Cómo que no es nada? ¿Quién fue?
—No es nada, no importa —repitió, parpadeó rápido para apartar sus lágrimas.
—Juliana...
—Valentina, déjame —la pelinegra se apartó, huyendo del abrazo que la mayor intentó darle—. No es nada importante, enserio, J. es una idiota que cree que puede pelear contra todo imbécil que diga algo malo de mí —se encogió de hombros, pero no sonó nada convincente—. Es todo.
Valentina la miró sin decir nada, pero sintiéndose mal, Juliana borró sus lágrimas y tomó un cupcake, se volteó al rincón de la cocina para prepararse un té, dándole la espalda a su compañera de cuarto.
La mayor no podía dejar todo así e ignorarlo, y luego de pensarlo un momento, fue hacia ella y la abrazó por la espalda, rodeando su fina cintura con sus brazos.
—Valentina, enserio te voy a pedir que te alejes porque no quiero tu lástima —dijo la pelinegra, con su voz endurecida para evitar el llanto.
—Juls, deja de hacerte la difícil.
—Tú deja de sentirte mal por mí, estoy bien.
—¿Quién te dijo que me siento mal por ti? —cuestionó la mayor—. El que no me guste que estés herida no significa que sienta pena.
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The Alters |Juliantina
RomanceJuliana tiene Trastorno de Identidad Disociativo, ella es una de las cinco personalidades distintas compartiendo un mismo cuerpo, mientras intenta estudiar fotografía en la universidad, allí conoce a Valentina, su nueva compañera de cuarto, y tiene...