DIECINUEVE

368 48 0
                                    


Me encuentro en la sala de música, tocando el viejo piano negro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me encuentro en la sala de música, tocando el viejo piano negro. No hay nadie, solo yo y la melodía de esta canción. Suspiro con un poco de cansancio; no puedo seguir así, tengo que hacer algo.

Veo hacia el frente sin tomar mucha importancia mi alrededor, me hundo en mi constelación. Sigo pensando y sigo tocando las teclas blancas y negras del piano, teniendo pequeños recuerdos de Do Young y yo, juntos. Son destellos, que más bien serían las estrellas de mi universo, que poco a poco van perdiendo su brillo y se van extinguiendo.

Me rompo y dejo de tocar cuando siento mis ojos arder. Siento una gran impotencia en mi pecho que no me deja respirar. ¿Por qué fui tan imbécil?

No me puedo quitar de la cabeza el gran y estúpido error que cometí.

¿De verdad merezco que Doie me perdone?

Ya le he causado mucho daño, ya no quiero causarle más.

Miro hacia el techo y siento como mis lágrimas resbalan, sigo pensando si debo de dejar esto aquí o seguir... Cómo me gustaría que Tae Yong estuviera aquí para darme un consejo, realmente lo necesito.

Cierro los ojos y respiro hondo por la nariz, contengo el aire, cuento hasta tres y lo suelto por la boca. Me quema la garganta y mis lágrimas son más gruesas.

¿Esto fue lo que sintió Do Young al saber que le engañaba?

¿Cómo lo pudo soportar?

Respiro una vez más de forma lenta y abro los ojos, mantengo mi mirada en el techo, pensando en nada.

Escucho pasos en el pasillo, los ignoró y sigo en lo mío... Pero algo llama mi atención; son voces lo que se escuchan. Volteo para ver hacia la puerta y frunzo el ceño. Con cuidado me levanto del banco y camino hacia el costado de la entrada.

—Ten, no hables tan alto, nos podrían oír —escucho el murmullo de alguien; no puedo reconocer su voz.

—¡Oh, vamos! —ese es Ten—. Todo se sabrá al final.

—Sí, pero será a su tiempo, no ahora —parecía un poco enojado el otro tipo.

¿De que estarán hablando?

—¡Vamos, Yuta! No sea una tortuga —su voz se hacía más lejana junto con sus pasos—.  Porque, ¿Sabe? Doie espera que lo invite a salir....

Me separo de la puerta al terminar de escuchar. Se corta mi respiración.

¿Qué?

¿A caso escuché bien?

¿Doie se enamoró de otro?

Gashina | JaeDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora