VEINTITRÉS

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Aceptar los errores no es nada fácil, y más cuando fuiste tú quien los cometió

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Aceptar los errores no es nada fácil, y más cuando fuiste tú quien los cometió. 

Aceptar; yo lo definiría como darte cuenta de la realidad y que ésta te dé una gran bofetada por idiota. Sí, un concepto totalmente realista si de hablar de cometer errores y aceptarlos se habla. 

A mí me costó, pero ya lo estoy afrontando; ya sé que no fue culpa de ella que mi relación con Doie acabara. Todo eso fue -y seguirá siendo- mi culpa.

Porque, ella solo me coqueteó, pero yo fue el que aceptó sus sonrisas y fui yo quien la llevó a la cama. Y también tengo que decir que en ese momento no estaba en mis cinco sentidos, todo gracias al alcohol que tomé y las malas decisiones por escuchar los consejos de un desconocido. Aunque eso no fue solo un error, sino que mi estupidez fue buscarla y repetir la experiencia.

¿Por qué lo hice?

No, no lo sé, simplemente estaba cegado por la adrenalina de ese momento; nunca pensando en mi novio, solo en mí. Fui un puto egoísta.

Pero bien, esos son los errores que cometí que ya están hechos y ya están grabados en el muro de mi vida y en la de Do Young, porque no solo fue un error en donde me perjudicó a mí, sino a él también.

Pedir perdón tal vez no sirva de nada, porque no cambiará algo, pero si sabrá que estoy arrepentido.

Y ahora me estoy debatiendo en si seguir con el perdón de Doie -que al parecer no he comenzado-, o dejar las cosas como están.

Suspiro un poco y sigo caminando por el pasillo de los salones y veo varios alumnos disfrutando de su descanso, y veo como aquella chica ahora está con un nuevo chico... Otra relación rota. Pobre de su novio, apenas esta mañana los vi juntos y ahora está con ella comiéndose en frente de las escaleras.

¿Así me veía cuando estaba con ella y no con Doie?

Dejo de pensar en eso, porque poco a poco me siento más mierda; y camino más rápido. Paso al lado de ellos y pareciera como si no existiera, ambos siguen en lo suyo. Bajo al primer piso y salgo al patio con césped, aquel donde hay árboles de cerezo.

Camino un poco y me siento debajo de la sombra de uno, miro hacia el cielo y sostengo el suspiro de mis labios. Cierro los ojos y recuerdo cuando Doie y yo veníamos aquí a disfrutar del silencio o para hablar de cosas infinitas. Él, a veces sentado en mi regazo o yo acostado utilizando el suyo como almohada. ¿Por qué dejé ir todo eso?

Abro los ojos y dejo las reprimendas de lado, ya he tenido muchas por este día.

Miro a mi alrededor y me detengo en el cuerpo de alguien acostado entre las rosas. Está mirando hacia el cielo y tiene una ligera sonrisa en sus labios. Es Do Young. Le observo más detenidamente y puedo ver como aún conserva mi chaqueta. Sonrío como tonto al verlo, se sigue viendo igual de hermoso que la última vez.

Arriésgate. Recuerdo que me dijo Tae Yong en la plática que tuvimos hace unos días.

¿Estará bien si voy y le hablo?

Se ve muy tranquilo y no quiero destruir su entorno de paz y tranquilidad.

¿Pero cuando será el momento?

Gruño por lo bajo y me desespero al no saber que hacer; ¿pierdo la oportunidad y espero hasta que el destino me vuela a dar otra? o ¿Me aferro a esta e intento mantener una charla con Doie?

¡Arriésgate! Me grita una voz dentro de mí. Bien, eso es lo que haré.

Me levanto y trago el nudo de mi garganta; hago mis manos un puño para que no note que estoy temblando y camino con paso suave. Solo son cinco metro que debo caminar, pero es la distancia suficiente para arrepentirme.

¡No seas un cobarde!

Me grito a mí mismo entre mis pensamientos y camino hacia él. Me detengo un metro antes y le observo, ¡Joder, que sigue siendo igual de bello!

Y de pronto: nuestros ojos se encuentran. Yo me muerdo el labio y el adquiere un ligero rosa pálido en su mejillas, me mira sorprendido y todavía eso que no puedo descifrar.

—Hola —le hablo en voz muy baja, pareciera que estoy susurrando.

—Hola —corresponde a mi saludo, al momento que se sienta en su mismo lugar.

—¿Puedo tomar asiento? —le pregunto, aun tratando de descifrar algo en su mirada.

Él asiente y desvía la mirada. Yo ya no digo algo más y me siento... ¿Y ahora qué?

—Hem... Jae Hyun —me llama y lo volteo a ver. Frunzo el ceño cuando le veo como se está quitando la chaqueta y me la extiende—, toma. Perdón por no habértela devuelto antes.

Él está totalmente sonrojado y con la mirada en sus pies, y observo como sus manos tiemblan.

—No, te la puedes quedar, es tuya —alza la mirada y mi mira sorprendido, a lo que le sonrío—. Te ves lindo con ella puesta.

Asiente con la cabeza, mientras se muerde el labio y se vuelve a poner la chaqueta. Yo intento decir algo, pero alguien me interrumpe.

—Doie —le llama un chico alto de cabello rojo y perforaciones en la orejas, ¿Quién es él?

Y mientras yo me pregunto eso, Do Young lo voltea a ver sorprendido y con un gran sonrojo en sus mejillas.

—Yuta... —le escucho decir a Do Young, con un cierto brillo en sus ojos.

Yo frunzo el ceño y siento mi sangre hervir. Temía que esto fuera a llegar a pasar, pero ya no puedo controlar el destino.

—Pensé que tomaríamos el almuerzo juntos —la sonrisa de aquel tipo me está exasperando.

—Lo siento, hyung... —veo como baja la mirada de nuevo al suelo, está avergonzado— lo olvidé.

—Bueno, no importa, Dodo —ríe un poco—, mejor ven, quiero enseñarte algo.

Le dice ese tal Yuta, mientras extendía su mano hacia mi pequeño. Do Young se muerde el labio y toma su mano, mientras aún tiene su mirada perdida en el suelo.

Cuando está de pie, voltea a verme.

—Adiós —fue lo único que dijo para después comenzar a caminar al lado de Yuta.

Yuta también voltea a verme y me da una sonrisa como si hubiera ganado algo. Estúpido.

No, ya no me daré por vencido, conseguiré el perdón de mi pequeño, cueste lo que cueste, no importándome cuantos idiotas estén en el camino, yo lo conseguiré.

Segundo paso para el perdón de Doie: Arriesgarme.

Gashina | JaeDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora