Nunca te he negado algo, y siempre te aprovechabas de esa vulnerabilidad, que mantenía por tus ojos. Desde niños lograbas convencerme de cosas que se miraban imposibles, pero para mí lo era posible, si tú me lo pedías. Me volvía valiente al saber que tú me observabas, por mucho terror que tuviera en ese momento.
Me observabas con esos ojazos azules, rogando por tener algun objeto, y que yo sin miedo te entregaba incluso si me costaba. Siempre me ha gustado centrar tu atención en mí. Que solo me mires a mí, que discutas conmigo, que tus labios sean solo míos.
Jamás me costó alejar a tus pretendientes, siempre huían al conocerme. Huían de la simple mirada que les daba, siendo cobardes aun querían estar a tu lado. No era algo que me gustaría permitir.
Y se convirtió en algo gracioso aquellos encuentros, tú solo abultabas tu labio inferior, haciendo un puchero enojado y gritando con mucha fuerza que morirías virgen.
Pero no fue así.
Te entregaste a mí, como yo a ti, una noche de invierno, apartados de nuestras familias, en una loca huida de vacaciones. Esa noche, te juré amor eterno, juré proteger tu corazón y amar tu piel todas las veces que pudiese, para dejarte en claro lo mucho que te amaba y lo mucho que odiaba ocultar el brinco que daba mi corazón por ti. No respondiste.
Entonces, quise creer que, tu cuerpo respondiendo al mío de una manera tan placentera, los jadeos y gemidos provenientes de ti, eran una respuesta para mí alma.
Al día siguiente, cuando aparecí con el desayuno para ambos, te noté extraño, una mirada distante, muy contraria a la deseaba recibir.
¿Qué paso?
No recordabas nada, o decías no hacerlo. No presioné.
En ese momento supe que era ser apuñalado por el amor. Te sonreí por mucho que doliera mi pecho e inventé una historia poco creíble, pero demasiado razonable para ti. Luché para mis lágrimas no salieran de su refugio. Cuando regresamos a casa, seguíamos siendo nosotros.
Jamás lo mencione. Volvía a ser tu "Mejor amigo"
Y tampoco esperé que eso cambiara después de compartir un momento de calidez.
Siempre me has gustado, Naruto. Cada mirada, cada sonrisa, cada pequeño detalle que parece miserable a la vista ajena, es lo más hermoso para mí. Cuando saltas a mis brazos sonriente, hacías que mi corazón revoloteara y casi siempre era imposible ocultar mis sonrojos.
Para ti, siempre tenía un inicio de gripe. Que ingenuo, cabeza de sol, ignoras a mi corazón vilmente.
Ahora me dio cuenta, que por mucho que te lo demostrara, jamás lograrías verme de la misma manera. Al parecer el tiempo no estaba a mi favor, y culpo al hombre del destino por crear esta cárcel de dolor.
Te observo sonreírle, y él te corresponde la sonrisa. Compartes palabras entre ustedes, parecen ser dulces para oídos. Y con tus pequeños pulgares jugando entre sí, te delataban. Estabas nervioso.
Trato de no rodar los ojos por tú actitud, y me mantengo al margen de lo ocurre a su alrededor. Vuelves a sonreír.
Me estoy odiando por haberte animado a hablarle, hubiera planeado mejor las cosas, algo que tomara más tiempo, para que lograras olvidarte de él. Nada puedo hacer, es imposible luchar contra la corriente, si sabes que vas a perder. Soy consciente de eso.
―¡Sasuke! ―me llamaste con la alegría en tu voz, como si la energía negativa de antes se hubiera disipado en un solo parpadeo. Te tumbas en la silla de la cafetería, mientras buscabas calmarte a ti mismo―. Él me sonrió... y.... y.... dijo que tenía una linda sonrisa... y que luego hablábamos, me dio su número ¡Ahh! Me voy a derretir.
Esa sonrisa no es para mí. Ya no me corresponde apreciarla, ni disfrutar de ella. Esa sonrisa, tan dulce, solo la tienes para él.
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El Deseo De Un Buen Amigo (Sasunaru)
Fanfic"Solo necesito de tu ayuda..." Fue así que todo empezó. Sasuke Uchiha lo sabía. Comprendía quien era, y que tan importante era Naruto Uzumaki para él. Dispuesto para entregarle todo. Como el buen amigo que era.