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Narrador omnisciente
Jean espero unos minutos fuera de la casa de Lisa pero nadie abrió, la rubia comenzó a buscar las llaves de aquella casa pues su mejor amiga confiaba demasiado en ella hasta el punto de darle las llaves de su casa.
- Carajo...seguro las dejé en la oficina -murmuro ella para después dirigirse a la sede-
Harry sonrió al escuchar como se iba, fue hasta la habitación de Lisa y movió la madera de una parte del piso, realmente era una gran parte del piso. El hombre entro al lugar secreto de aquella habitación y camino hacia la castaña agachándose a su altura.
- Me agrada que no hagas ruido, sabes lo que te conviene ¿No? -Harry sonrió mientras pasaba su dedo índice por los pechos de Lisa- Después de tantos años me gustó volver a tenerte Lisa, definitivamente las Minci saben obedecer y callar -este retiro la tela que había atado a la boca de la mujer-
- Eres un maldito degenerado..
- ¿Y si lo soy qué? -el río tomando a Lisa del mentón- ¿Qué harás?
- Puedo hacerte muchas cosas más de las que te imaginas Harry pero bien sabes que no lo hago por Hannah
- Y es por eso que te amo Lisa -Harry comenzo a desatar a Lisa quien no podía escapar por las heridas de sus piernas- Ambos sabemos que disfrutas esto
- Nunca disfrutaré una violación, es lo peor -Lisa lo veía con desagrado-
- ¿Segura? Maldita perra -el la tomó del brazo y la aventó hacía el suelo- Mejor dame placer y después te quejas, agradezco que tu hija ni se queje
Harry quedó inconsciente tras recibir una descarga eléctrica de la castaña, Lisa se desató los pies y agarró su ropa que se encontraba en un rincón de aquel sótano, sus piernas sangraban pero no le importo y salió del sótano dejando a Harry ahí dentro. Se sentó en la cama con cansancio y no evitó dejar caer algunas lágrimas en silencio, con lo que le había dicho Harry confirmo que ya había abusado de Hannah algo que le había dolido, no quería que su hija repitiera su historia.
Se levantó y camino al baño para después meterse directo a la ducha, escucho que alguien abrió la puerta principal haciendo que esta se quedará helada.
- ¿Lisa? ¿Estás en la ducha? -escucho preguntar a Jean, eso la tranquilizo demasiado-
- Si, estoy en la ducha...
- Oh bien, lo siento es solo que llame varías veces a la puerta y como no respondiste me preocupaste
- Lo siento estaba muy cansada supongo que tuve el sueño pesado
