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Narrador omnisciente
Lisa estaba preocupada por Hannah, la escuchaba llorar y susurrar cosas desde hace ya algunos minutos pero por más que tocaba la puerta no abría.
- Han ábreme por favor, hablemos ¿Si? -facilmente Lisa podía abrir la puerta pero siempre respetaría la privacidad de todos-
Hannah lloraba mientras sostenía su cabeza entre sus manos, estar en la finca estaba causando problemas físicos y psicológicos.
- Cállense... cállate Harry -pedia Hannah llorando-
Sintió los brazos de Lisa cubrirla, finalmente la hechicera había entrado, la abrazo tratando de tranquilizarla pero Hannah no podía parar de llorar por más que lo intentará.
- Tranquila todo estará bien -Lisa acariciaba el cabello de la menor quien la abrazaba llorando- No dejaré que alguien te haga daño de nuevo
- No dejes que me lleve...
- No lo dejaré no te preocupes -se escucho que alguien tocaba la puerta-
- ¿Es el?.. no...
- No es Harry cariño tranquila, es alguien quien te gustará ver -Lisa dejo un beso en la cabeza de Hannah sonriendo levemente y se separó-
Hannah al ver que salía abrazo sus piernas más tranquila, ¿Por qué Lisa sabía tranquilizarla con un abrazo? A los demás les costaba tranquilizarla pero a Lisa no.
Al escuchar la voz de quien tocaba la puerta sonrió levemente y salió de la habitación.
- Les traje estos pequeños detalles
- No era necesario Albedo -Lisa sonrió de lado-
- Me está dejando ver a Hannah después de semanas de no verla, es más que necesario
- Está en su habitación, espero que contigo pueda hablar más tranquila
Albedo camino a la dirección que Lisa había señalado pero antes de llegar a esta se encontró con Hannah, este sonrió levemente y se sorprendió cuando Hannah se lanzó a abrazarlo.
No hubo palabras pero tampoco incomodidad alguna, Albedo devolvió el abrazo mientras acariciaba su cabello.
