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Narrador omnisciente
Ciertamente no se habían visto desde aquella vez en Levantaviento pero Hannah tenía ganas de ver al rubio más no sabía cómo ir a hablar con el después de como se comportó.
Este día Hannah ayudaba a Lisa con la biblioteca, le gustaba pasar tiempo con ella se sentía bien y querida.
Mientras que Hannah llevaba unos libros a los estantes del primer piso, Lisa acomodaba los libros del segundo piso cuando el chico entro a la biblioteca sin percatarse de la castaña.
- Buenas tardes señorita Lisa -saludo Albedo amablemente-
- Buenas tardes Albedo, ¿Cómo estás? ¿Qué te trae hoy por aquí?
- Estoy amm.... preocupado por Hannah
- ¿Oh? ¿Sucedió algo?
- Bueno desde hace unos días no nos vemos y siempre que voy a buscarla no esta en casa, me preguntaba si usted sabía cómo estaba...
- Ella está bien Albedo, ¿Cierto Hannah? -Lisa sonrió levemente-
- ¡Y-y-y-yo....-la chica solo tartamudeaba, Lisa ya imaginaba cuan roja deberá estar-
- Quiso decir que está bien pero le pone nerviosa hablar a veces
- ¿Le puede dar está nota? Supongo que no quiere verme ahora -el rubio sonrió un poco desanimado para después salir de la biblioteca-
- ¡No! -Hannah subió rápidamente las escaleras casi tropezando y salió de la biblioteca chocando con Albedo haciendo que ambos cayeran al piso quedando ella sobre el chico- L-lo siento
- No t-te preocupes -el rubio la ayudo a levantarse y agradecía que ella no lo volteara a ver pues estaba sonrojado-
Había tenido a Hannah encima de él por unos segundos pero ¡Estuvo encima de él! Algo que puso nervioso al chico.
- Yo quería decirte que no es que no quiera hablar, al contrario...me encantaría hablar contigo pe-pero ¿No estás molesto por lo del otro día? -pregunto ella en un casi murmuró jugando con sus manos-
- ¿Eh? Para nada, de hecho se me hace...tierno y lindo cuando te comportas así -el río con sus mejillas levemente sonrojadas mientras que las de la chica estaban demasiado rojas- ¿Quieres ir a comer este viernes?
- ¡Cl-claro! -Albedo sonrió al ver cómo ella sonreía sonrojada, incluso su tartamudear se le hacía tierno-
- Pasaré por ti a la finca a las tres de la tarde -antes de irse jugó al príncipe y a la princesa, tomando la pequeña y delicada mano de Hannah y dejando un pequeño beso-
Albedo la soltó con cuidado, se despidió y salió de la sede. Ciertamente al estar cerca de ella observo como el cuerpo de la chica era pequeño a su lado, aunque solo dos años mayor que ella sabía que normalmente los cuerpos masculinos eran más grandes que los femeninos.
