El olor que desprendía aquella prenda melancólico como si toda su ropa estuviera envuelta en su fragancia. Lágrimas amargas resbalaban de sus ojos acompañadas de suaves quejidos. Había pasado poco mas de tres meses desde la muerte de Dream, y ella todavía no lo logra superarlo.
La vibración constante de su teléfono resonaba por la fría habitación, indicando mas llamadas aun de las que había. El irritante sonido ceso, haciendo paso, de nuevo al buzón de mensajes.
– ¿___? Oye soy Nick, contéstame de una vez, tienes que salir, no puedes quedarte encerrada para siempre, por favor.
El mensaje finalizo, la chica dejo de llorar para mirar aquel teléfono, que reposaba en la mesita tranquilamente.
Se notaba la preocupación en la voz de Nick, la había estado llamando mil veces, y dejando tantos mensajes, que llego a saturar el buzón.
Suaves gotas aterrizaban en su piel, limpiándola y provocándole un sentimiento de paz, que anhelaba después de tantos días.
Salio de la ducha, con una toalla envolviendo su cuerpo. Con teléfono en mano, empezó a ojear sus redes sociales con tranquilidad.
Su rostro permanecía sereno, su dedo deslizaba la suave pantalla con delicadeza, mirando lo que twitter tenia que ofrecerle hoy.
Después de aproximadamente una hora y media dejaste el teléfono en la mesita de noche que se encontraba en el cuarto. Bajo a la cocina y abrió la nevera, confirmando lo que temía, no había casi nada de comida. Sin contar claro a las tres medias cebollas, limones rancios y aquellas manzanas podridas que te regalaron hace unas semanas atrás, pero nunca te comiste.
Reviso los armarios y nada, solamente alguna galleta rancia. Soltó un suspiro y subió de nuevo a la segunda planta, soltando alguna maldición por el camino.
Una vez allí, cepillo su cabello y se vistió con cualquier cosa que encontró en su armario. Bajo de nuevo, cogió algo de dinero, las llaves de casa y se marcho a hacer las compras.
Caminaba de vuelta a casa, traía una bolsa algo grande y pesada en su mano, con los alimentos necesarios para auto abastecerse durante una semana y media aproximadamente. Su mirada se mantenía fija en la acera de aquella carretera, el cielo estaba totalmente gris, como avisando de una posible lluvia; por otra parte, la calle se encontraba desierta, con solamente su presencia y la de alguna persona cada cierto tiempo.
Su mente estaba totalmente nublada de diferentes pensamientos, acompañados de unas voces que le susurraban cosas incomprensibles, hasta que entre todas, una familiar voz se alzo en un fuerte susurro.
– watchout ...
Rápidamente se detuvo en seco, fijándose rápidamente que un coche paso a gran velocidad delante suya. Un paso mas y ...
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