capítulo 20, alfa vengativo

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Y en aquel viñedo donde reinaba el silencio y la paz gracias a la lejanía que guardaba con la gran capital, y el hecho de que no más que los trabajadores asignados por el rey sin coronar de aquella amplia cosecha solo sean acompañados por los vientos libres que recorrían hasta el último páramo de esa parte del gran continente sea ahora inundado por una gran nube de humo negro, siendo acompañada por los gritos desesperados de algunas criadas de la gran mansión, horrorizadas al ver como poco a poco se iba consumiendo la vegetación.

- ¡¿Qué sucedió?! - cuestionó el alfa de alta estatura, observando con miseria a través de los rubíes que había heredado de su difunto padre.

Sin perder tiempo se bajó del carruaje, colocando su brazo para evitar que su acompañante bajará de él.

- ¡¿Cómo ha podido pasar? - cuestionó mientras retenía al omega detrás de él, no necesitaba que su frágil salud empeorará por el aire contaminado que los rodeaba.

Y para su desgracia sus hombres no pudieron dar respuesta, ninguno notó como aquel incendio comenzó, sus mentes ahora solo podían pensar en cómo hacer que el fuego dejará de causar destrozos, sin importar las pérdidas económicas de esa cosecha, debían priorizar que el fuego no llegara a la gran casa.

Luego de unas horas lograron hacer que el fuego disminuyera, recibiendo ayuda de algunos caballeros para lograr manejar el incendio, aunque por el bien de Scaramouche tuvieron que alejarse de la zona, el humo y la ceniza habían causado que se le dificultará respirar, sus pulmones habían comenzado a cerrarse gracias a la irritación además de ni siquiera poder abrir sus ojos.

- Todo está bien, ya lograron controlar el incendio - susurró el pelirrojo, tomando suavemente las manos temblorosas del omega, que intentaba mantener una apariencia irrompible e impecable, aunque el miedo y el pánico de nuevo lo estaban carcomiendo.

Y el alfa lo noto, notó como el omega se mecía de la misma forma que lo hizo la noche anterior, su respiración era irregular y acelerada, sobre reaccionando a cualquier ruido que sonaba, temeroso de todo a su alrededor, por lo que solo le abrazo suavemente, intentando darle protección.

- Lo siento...- murmuró de nuevo, antes de comenzar a llorar, se sentía culpable por los problemas que se habían presentado esa noche, podía sentirlo y sabía de lo que era capaz Dottore, eso parecía tener su marca, un hecho inaudito, sin testigos, sin indicios claros, solo un suceso macabro que no temió ante la posibilidad de afectar a alguien con aquella calamidad.

- Está bien, está bien, tu no tienes la culpa de esto - susurró intentando que aquel frágil ser que ahora sostenía en sus brazos no obtuviera más grietas en su delicado estado de salud.

- Yo no debí retarlo con ese baile... Yo no debí... No - sollozó, apretando la tela bajo su mano, perteneciente del abrigo de Diluc, por mucho que intentara mantener su coraza fría y sin sentimiento no podía hacerlo, no delante del alfa, se sentía tan seguro con él, sin la necesidad de fingir tanto.

- No es tu culpa, ya pasó, es una perdida menor, la recuperaré con el tiempo - prometió intentando calmarlo, meciendolo con dulzura - el humo está comenzando a dispersarse, pero lo mejor es que por ahora durmamos en otro lugar, más seguro - susurró antes de mirar por sobre su hombro al viajero, quién había ofrecido su relaja tetera para que pasaran la noche sin inconvenientes, fue atraído por el fuego que se observó desde la lejanía en la capital de la nación del viento, presintió peligro y no tardo en acercarse a investigar.

El omega no mencionó más, solo asintió la idea, quería descansar, quería por fin estar tranquilo sin que nadie le moleste.

- Le informaré a Kaeya y Jean, vuelvo en un momento - notificó, tocando suavemente su mejilla, siendo una dulce caricia antes de alejarse.

El omega suspiró, bajando con cuidado del carruaje donde había estado hospedado las últimas horas, aún seguía el pánico en su interior, haciéndolo mirar fijamente cada fuente de mínimo sonido a su alrededor, no importaba que tan pequeño fuera.

Estaba hecho de esa forma, un arma militar, con sus sentidos alerta siempre, aunque tuviera una consciencia seguía siendo una marioneta, una marioneta capaz de ser reprogramada a favor de su creador o programador de ese momento, gracias a Dottore y Fatui fue reprogramado de nuevo luego de que fuera abandonado por la arconte electro, por eso poseía casi dos personalidades completamente diferentes, una tan ruda, fría y corrupta y luego otra tan dulce, frágil y sensible, la primera no podía cambiarla así que decidió usarla como una armadura y la segunda siendo una fase que solo mostraba con sus seres amados.

- Por favor no tardes - pidió mientras se acurrucaba en la manta con la que se había arropado.

Suspiró desviando su mirada, quería venganza, quería cobrarle cada perdida económica a Dottore que sufrió su alfa, pero por ahora debía mantener un perfil bajo, por lo menos hasta que su salud fuera lo suficientemente estable para no tener ataques de pánico cada media hora.

Sin darse cuenta sus pensamientos inundaron su mente, robando toda su atención, apenas prestando atención a quien le hablaba, por lo menos hasta que escucho el suave tinteo y sintió la suave brisa que generaba Paimon cuando volaba cerca a alguien.

- Ya voy - susurró levantandose, no había escuchado ni un cuarto de lo que le habían dicho, pero si fue capaz de darse cuenta que lo estaban llamando.

Siguió silenciosamente al viajero y la hada, balanceándose mientras seguía entretenido en sus pensamientos, le sabía demasiado mal pensar en las pérdidas económicas que aquel incendio ocasionó, por lo menos fue la mitad de la cosecha de ese año, se sentía consumido por la amargura de ver el estrés en los trabajadores del pelirrojo, ninguno sabían cómo harían para recuperar las pérdidas de manera rápida, lo más probable es que deban sacar sus vinos en reserva por un precio más bajo del que deberían para venderlo con velocidad y recuperar el dinero perdido.

- Necesito que me hagas un favor - habló con frialdad el omega, parándose en seco antes de poder llegar con el pelirrojo - Necesito que vayas a liyue y hagas un retiro de dinero a mi nombre - suspiró acomodando la manta en sus hombros - Puedes sacar dinero a tu nombre si deseas, será una cifra grande así que no es importante - mencionó apretando el puente de su nariz.

No mencionó más, sobre todo por ver al alfa acercarse preocupados a ellos.

- Ya dejé la mayoría de cosas listas - prometió tomando suavemente las mejillas del más bajo de los tres, besando con dulzura su frente.

Aether y Paimon solo sonrieron con ternura, nunca pensaron que el soltero más codiciado de mondstadt y el sádico heraldo fueran capaces de tener una relación tan agradable entre ellos, pero justo cuando estaban por partir para poder encontrar un lugar apto para entrar a la relaja tetera un disparo se escucho, de las mismas armas que los soldados pyro de Fatui usaban, y lo único que el omega pudo escuchar fue el grito del Alfa, junto a su propio grito de dolor, sintiendo su vientre doler.

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Luego de un día completo sacando capítulos me quedé sin inspiración y hasta hoy pude acabar este capítulo, disfrútenlo

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Luego de un día completo sacando capítulos me quedé sin inspiración y hasta hoy pude acabar este capítulo, disfrútenlo.

omega particular, alfa curioso [Diluc/Scaramouche]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora