capítulo 4, alfa irritado

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Diluc había considerado todo un éxito total la interacción que tuvo con Scaramouche la noche anterior, ahora, cuando el sol salió y tuvo que hacer su trabajo en la taberna, llevaba una sonrisa animada, no muy común pero bastante bonita a ojos de cualquiera.

Atendía con tranquilidad a aquellos clientes madrugadores, que gustaban comenzar sus borracheras desde temprano, hasta que notó un grupo de soldados fatui de bajo rango ingresar en la taberna, se sintió un poco tenso y molesto de verlos, les tenía cierto pique al igual que a los caballeros, pero no podía negarles la entrada, era mejor mantenerlos vigilados y escuchar cualquier tipo de información era útil, por más mínima que fuera.

Le pidió amablemente a Charles que le sustituyera mientras el rondaba por entre los comensales, preguntando si el servicio ofrecido a todos era de su agrado, era la manera más sencilla para ir mesa por mesa y escuchar las conversaciones junto a información que podría ser de utilidad.

Con una expresión neutra pero amable, Iba saludando a los clientes, apenas prestaba atención a lo que respondían a su pregunta respecto de si gustaban del servicio, estaba más concentrado en la conversión que sucedía en la mesa donde estaban los fatuis.

Su alfa había comenzado a molestarse cada vez más al escuchar las palabras y oraciones tan degradantes que eran dedicadas al baladista sin ningún tipo de pena o tapujo, sabía que muchos de los subordinados de los heraldos no tenían pena alguna en discutir sobre quién estaba mejor dotado o cual podía ser mejor para tener una ronda de sexo, pero le repugnaba demasiado oír las pésimas palabras dirigidas al baladista, sabía que por su carácter pesado y arrogante, que hasta cierto punto era desagradable, causaba disturbios entre sus subordinados, la mayoría tendía a referirse con insultos a él, claro, siempre y cuando ningún superior rondará cerca, y podía entenderlo, más no aceptaba el como le fetichizaban, por lo que pudo entender, Dottore llegó a filtrar algunas imágenes comprometedoras del omega, junto a desagradables rumores sobre cómo era en la cama, ¿Le sorprendía?, Para nada, ese hombre era capaz de muchas cosas y lo sabía, pero eso no quitaba la irritación que tenía encima por como bromeaban y esparcían sin pudor alguno más esos rumores.

Tuvo que contenerse y salir por si mismo de la taberna, no sin antes de fingir dejar escapar por accidente uno de sus ataques hacia la dirección de los susodichos, pidiendo disculpas, hipócritamente, para así retirarse.

No sé enorgullecía por su comportamiento impulsivo, pero si había algo que no toleraba era la degradación a un omega, sin importar que tan mala persona era, su jerarquía no era algo con lo que meterse.

Camino sin rumbo alguno hasta llegar cerca de donde estaba una de las estatuas de Barbatos, justo en levantamiento, se permitió sentarse en el césped a admirar la vista mientras pensaba, había cancelado todas sus investigaciones por el momento hacia la orden del abismo para ayudar a Jean con lo de los fatuis, por lo que tenía gran parte de su tiempo libre, de cierta forma solo espero a que el viajero hiciera presencia por casualidad en la estatua para así poder acompañarlo a uno de sus viajes, aunque sea solo por dos horas y para matar a algún monstruo que el viajero necesitará para fortalecer a alguien de sus acompañantes para así gastar algunas de las nuevas horas libres que tenía, era algo no muy de su estilo, prefería vigilar a la orden del abismo y cuidar de mondstadt desde las sombras, pero, no pudo evitar decirle que sí a Jean para ayudarla durante toda esa semana como un favor personal, por mucho que el intento de relación amorosa que tuvieron haya ido en picada, y que la alfa rubia hubiera preferido irse con Lisa, su cordialidad y respeto seguían intactos, aún se consideraban grandes amigos íntimos de la infancia.

Al notar que la noche se acercaba, y había pasado más tiempo del que fue capaz de notar mentalmente, se acercó a la estatua, nunca se acostumbro a usar los puntos de teletransporte, no eran muy usuales a usar en gente que no fuera un aventurero de tiempo completo que debía movilizarse de un lado a otro en todo momento, habían mejores rutas de transporte a sus ojos que usar, pero se negaba a ir a pie hasta viñedo amanecer y luego a la sede de favonius en menos de dos horas, que es lo que tardaría en comenzar la fiesta.

Se arregló con prisa luego de haber corrido algunos metros de la estatua cercana a su casa, donde apareció, hasta viñedo, de cierta forma por fin entendió el porque el viajero cada cierto tiempo se quejaba de que las estatuas nunca estaban cerca de donde necesitaba, tuvo que movilizarse con algo de prisa y apuro para llegar con no más de 10 minutos de retraso, agradeciendo que ni Jean ni Kaeya hubieran notado su retardo, estando entretenidos con Lisa y Albedo respectivamente.

Con cierto sigilo ingreso a la sala donde la fiesta era llevada acabo, caminando directamente hacia la barra donde ansiaba ver al heraldo, aunque al ver de nuevo al mismo grupo del de la mañana cerca, peligrosamente cerca del baladista, su alfa había comenzado a irritarse de nuevo, sobre todo por aquellas feromonas "seductoras" que emitían descaradamente al baladista.

Gracias a un impulso celoso y repentino no pudo evitar liberar las suyas, como una advertencia de que no podían sobrepasar los límites y mucho menos romper las reglas establecidas por Jean, nada de feromonas muy fuertes para no afectar ni molestar al resto, aunque también tuvo toda la intención de espantarlos del que había fijado como su nuevo interés para omega, era un Fatui sí, y probablemente tuvieran pocas cosas en común, pero su carácter fuerte y su belleza eran lo suficiente para engatusarlo e intentar llegar a más.

Al verlos correr asustados, pues la presencia emitida a base de feromonas era mucho más voraz si la proporcionaba un alfa dominante como era él, se dirigió directamente al baladista, frenando suavemente sus pasos al verlo lucir un nuevo traje, esta vez un tanto más coqueto, con los hombros al aire y dejando lucir libremente su cuello a ojos de cualquiera, como una zona santa que nadie podría reclamar, claro, si no se contaba su extravagante sombrero que cubría algo de su espalda al mismo tiempo que hacia juego con su ropa, la parte de abajo del traje también estaba a la vista, luciendo sus piernas de manera tentadora, no pudo evitar hacer una comparativa del traje del baladista con la descripción proporcionada por el viajero sobre el ropaje de la arconte electro, sabía que ambos estaban relacionados, el Rubio se lo confirmo luego de llegar de Inazuma a contar sus anécdotas, advirtiéndole de paso sobre lo peligroso que podía llegar a ser, pero por los arcontes, nunca fue preparado por parte del rubio para afrontarse a una belleza asesina como el omega, quién al notar la presencia del pelirrojo hizo un suave crucé de piernas, elegante pero seductor.

- Oh por Barbatos - susurró a si mismo, sabía que el baladista nunca tuvo tapujos en lucir y enseñar sus perfectas piernas de porcelana a diario por su traje usual de Heraldo, pero sin duda se veían mucho más estilizadas con aquel vestido y tacones que llevaba.

Con todo la fuerza de voluntad que un guerrero como él podía tener, recupero la compostura, dando un formal asentimiento de cabeza como saludo, aunque, no pudo evitar emocionarse al notar una suave seña por parte del baladista, permitiéndole e indicándole que tomara asiento a su lado, no sabía el porque ese cambio, el porque le permitía estar a su lado, sabía qué tal vez podía usarlo para sacar información importante de mondstadt, pero por los arcontes, ver esos labios rosados de cerca merecía la pena el sobre esfuerzo para meditar sus palabras durante una charla para no desvelar información accidentalmente.

omega particular, alfa curioso [Diluc/Scaramouche]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora