Para cuando la luz del sol alcanzo con una agonizante caricia los ojos del baladista, este quejó fastidiado al sentir su sueño ser interrumpido de manera tan molesta, odiaba ser despertado cuando su cuerpo había alcanzado una gran tonada de armoniosa paz que le daba un descanso de envidiar.
Se removió de su cama exhausto, sabía que había dormido más de lo debido, había estado ignorando toda la mañana a sus subordinados, prefiriendo que su tiempo se escapará entre dulces sueños de algodón, llenos de las silenciosas risas del alfa combinadas con sus miradas discretas que a veces se desviaban torpemente al escote que llevaba la noche anterior, deseoso de poder observar como seguiría la piel escondida entre aquellas telas de seda y algodón.
Bufo al sentir de nuevo los golpes, aunque esta vez ya no pesados como anteriormente los daban sus subordinados. Notando que ya estaba cerca el medio día y que se había perdido el té que siempre tomaba por la mañana para relajarse, se levantó y camino con pereza, sin poder coordinar del todo sus pies, quienes parecían agotados de tan solo abandonar su dulce y cálida cama.
Abrió la puerta con irritación, frunciendo su ceño dispuesto a gritar con enojó por no poder seguir durmiendo, hasta notar que no había nadie detrás de aquel trozo de madera - ¿Quién? - cuestionó asomándose para ver si había alguien, aunque quejando cuando su pie desnudo choco contra una caja en el suelo, haciéndolo quejar de dolor.
Dramáticamente, como gustaba de ser de vez en cuando, se dejó caer maullando de dolor, sus pies eran un punto muy sensible que siempre mantenía escondido, pateó con maldad la caja de regalo, dispuesto a destrozarla una vez que se recuperó del golpe, aunque se mantuvo quieto al ver una pequeña nota, con la firma impresa del pelirrojo en ella.
Sus ojos ahora llenos de sorpresa y emoción, igual que los de un infante que encontró apenas levantarse una mañana de navidad su árbol lleno de regalos solo para él, se centraron en la caja, Teniendo que gatear hasta ella para tomarla con recelo, metiéndose rápidamente en su cuarto, el cual cerro con llave para no ser molestado por nadie.
Con cierto entusiasmo abrió la ahora algo estropeada caja por la patada que le dio al pegarse, riendo de alegría mientas movía con emoción sus pies de manera infantil, quitando con apenas delicadeza la fina envoltura para así poder sacar el kimono, abriendo suavemente su boca, sintiéndose anodadado al ver el modelo que había sido seleccionado por parte del alfa solo para él.
No tardo mucho antes de irlo a colgar, planchando suavemente con las palmas de sus manos de la manera más delicada que pudo las pequeñas arrugas formadas en algunas zonas de la tela.
Rió y carcajeo emocionado, como un niño que acababa recibir el mejor regalo de navidad del mundo, el hecho de saber que el pelirrojo había tomado tan en serio sus palabras y que se hubiera dedicado tan amablemente a mandar a hacer una pieza solo para que él la vistiera, le hizo sentir el omega más apreciado del mundo, porqué sí, reconocía que la pieza había sido mandada a confeccionar con un diseño único, incluso la tela y los bordados de la misma parecían haber sido hechos por alguien de Inazuma, cosa que lo conmovió, no sabía cómo lo hizo en tan poco tiempo, pero aquella coqueta prenda había sido creada en su lugar de origen.
Pataleo suavemente sentado en la cama, con una sonrisa brillante antes de dirigirse al baño con prisa, quería preparar cada zona de su cuerpo y verse lo más hermoso posible, quería que los ojos del alfa solo mirarán su cuerpo y el como lucia con orgullo el kimono.
Nunca lo admitiría en voz alta, pero llegó a sollozar de felicidad mientras atendía su piel con algunos tratamientos naturales, incluso se permitió el ronronear encantado por la reciente atención que había obtenido del pelirrojo, se sentía tan halagado, tan querido, tan amado, que su pecho comenzaba a calentarse y formar pequeñas cantidades de feromonas de felicidad, después de haber pasado por una relación tan crítica como la que tuvo con Dottore y llegar a esos pequeños encuentros melosos, que aunque algo tensos por el ambiente político que los rodeaba, eran hermosos y dignos de atesorar a ojos del omega, lo hizo sentirse el ser más dichoso del planeta.
Era frágil, lo sabía, desde que fue creado era frágil, la shogun incluso lo noto, por algo la arconte le había permitido el vivir, incapaz de acabarlo, por lo que no podía negar que tenía un lado vulnerable que tenía que esconder a diario para no acabar destrozado cómo salió luego de que Dottore hiciera y deshiciera lo que quisiera con su mente y cuerpo, teniendo que esconderse detrás de una máscara y personalidad fría y hostil, que aunque se había vuelto una parte icónica de él, no siempre quería comportarse así todo el tiempo, a veces solo quería recostarse en el pecho de algún alfa para buscar protección y ser mimado, como el resto de los de su jerarquía, y ahora que Diluc había llegado a su lado, mostrándose tan protector, como el arquetipo ideal de alfa con el que tanto había fantaseado, no pudo evitar querer impresionarlo.
Era un hombre independiente, que sabía tomar sus decisiones, eso nunca cambiaría, su carácter ya forjado jamás desaparecería, de las misma forma que nunca desapareció su naturaleza amable y gentil que deseaba estar con su alfa, apoyándolo y guiándolo cuando las dudas azotarán el corazón de su pareja.
Suspiró Negando con su mente, intentando dejar de fantasear, no quería ilusionarse tan rápido, aunque sabía que ya había pasado a un enamoramiento muy rápido. Con dedicación estuvo las siguientes horas haciendo malabares en su cuidado personal y en entregar las instrucciones y papeles necesarios para seguir con las negociaciones de paz entre ambas naciones, para así, cuando llegó la hora, estuvo todo listo.
Se vistió con especial dedicación, asegurándose que cada medida del kimono estuviera bien, algunas medidas eran más grandes, otras más pequeñas, pero en general el vestido le quedó perfecto, por lo que cuando fue momento de bajar, y piso los primeros escalones de las escaleras para así comenzarlos a bajar, notó todas las miradas en su cuerpo, unas admirantes y otras envidiosas, aunque no se sintió dichoso hasta ver la del pelirrojo, ignorando así completamente que no era la única en él, cierto científico gruñendo de enojo quebró con rabia la copa en su mano, deseoso de darle una lección a ese omega que oso tentarlo de esa forma.
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Adivinen quien a desarrollado un gusto por la fotografía en genshin;Seguramente dejaré fotos que tome de vez en cuando por aquí.
En otras noticias hoy lloré por un leak que muestra un poco más de la historia de Scaramouche, y solo puedo decir, uno, deje de respirar y dos, creo que soy emocionalmente dependiente a él, lol.
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omega particular, alfa curioso [Diluc/Scaramouche]
FanfictionEn un intento de corregir la relación diplomática entre monstad y fatui, se ha decidido iniciar una semana de negociación, donde pequeñas fiestas serán llevadas por las noches, en las cuales todos los diligentes de fatui están obligados a estar. Sca...