Hace mucho tiempo, hubo un día en la vida de Emma que se sintió vacío. Despertó y tuvo ganas de vomitar porque sentía que alguien le había arrebatado algo que quería. Sus hermanos notaron su extraño comportamiento y le preguntaron qué rayos le estaba ocurriendo.
Sabía que la apreciaban, por lo que tuvo problema en compartirles lo que sentía. Percibió que los tres estaban ocultando algo, pero solo fue por un momento, así que no tuvo la oportunidad de preguntar correctamente.
Mikey fue el primero en asegurar que no estaba pasando nada por lo que tuviera que preocuparse. Emma dudó, así que Shinichiro se apresuró a secundar las palabras del rubio, explicando que podría decirles si otra cosa le seguía dando mala espina. Izana fue el único que se quedó en silencio, simplemente mirando, lo cual no era inusual.
Habían pasado unos cómodos tres años de eso. El bar que habían abierto como familia estaba comenzando a tomar forma, con más clientes los fines de semana y contratando personal. Ella lideraba a las meseras y mozos que trabajaban, Izana de las bebidas junto con otros más, Mikey de la seguridad mientras que Shinichiro administraba.
Por los días estaban abiertos al público y noche era un lugar más privado. Nunca preguntó directamente en qué se metieron sus hermanos, pero tomando en cuenta que incluso sus uniformes cambiaban a las 11 de la noche para seguir abierto hasta las 5 de la mañana, Emma no dudaba que fuera algo peligroso.
Por suerte, sus hermanos podían arreglárselas solos. No necesitaban de nadie más.
Ella... tenía lo suyo. Jamás le dio demasiada importancia.
En fin, lo importante es que ese era el sistema que habían mantenido durante mucho tiempo. La mayoría de meseros eran Betas y Omegas, solamente unos cuántos Alfas postularon al puesto, ya que preferían ir donde Izana o Mikey.
Definitivamente, no porque fueran Beta y Omega respectivamente. Ambos chicos siempre se quejaban de ellos, de todos modos. Eran muy evidentes con sus intentos de cortejo y a Emma siempre le había dado risa aquello.
Ella también era Omega mientras que Shinichiro... El chico se negaba a rebelar su segundo género. Pero apostaba que era Beta. Ningún Alfa u Omega podría cubrir sus feromonas tanto. Claro, la excepción era Mikey porque era Mikey, a quien jamás le agradó obtener ese segundo género.
El día estaba agitado a su alrededor. Hoy más que nunca. Emma incluso había tenido que llamar a Senju para que le ayudara con las mesas, porque tres de los diez trabajadores habituales reportaron no poder llegar. Enfermos, celo y asuntos familiares. Emma comprendía, sin embargo, ahora las palabras de su hermano sobre ser demasiado comprensiva comenzaban a tomar forma.
Negó con la cabeza, tratando de enfocarse. Tenía que llevar las bebidas a la mesa cinco antes de que terminara el baile de Inui o todo sería en vano. Se movió en silencio mientras Alfas admiraban la belleza del Omega y sus delicados movimientos, los cuales la engatusaron un poco también, pero logró recomponerse.
ESTÁS LEYENDO
Endless [Omegaverse | DrakEmma]
FanfictionEmma solo tenía curiosidad por el chico que siempre se sentaba en el mismo lugar cada vez que llegaba, pero sus hermanos nunca permitieron que se acercara. Nunca antes hablaron, ¿cierto? Entonces, ¿por qué se le hace tan familiar?