Izana no iba a mentir. Estaba feliz de tener al fin una familia (a pesar de que Mikey esté incluido en ella) y arriesgaría cualquier cosa por ellos. De eso no había duda. Sin embargo, no iba a negar que nunca le agradó la idea de que alguno de ellos consiguiera un compañero.
Shinichiro era la excepción, porque el chico parecía pensar igual que él con respecto a no querer una relación formal con nadie. Ni siquiera con sus dos amigos, con quienes pasaba la mayor parte del tiempo y los responsables de la mayoría de mordidas y chupetones que había visto en su hermano.
No lo iba a juzgar. Izana era la persona menos indicada para eso. No cuando él también pasaba su tiempo libre jugando con algunos Betas y Omegas que conocía en bares ajenos.
Disfrutaba de la atención que recibía por su aspecto, rasgos que capturaban los ojos de muchos donde sea que vaya y le sirve en múltiples ocasiones para imponer respeto. Cuidar del bar no era fácil, sobre todo cuando la mayoría de quienes atendían las bebidas eran jóvenes.
Emma podía encargarse de ellos, pero cuando ella no estaba era un caos que demostraba que la paciencia de Izana no era mucha, definitivamente.
Por eso la buscó desesperadamente hasta la mañana —una mitad preocupada por ella y la otra mitad desesperada por poder librarse de esa responsabilidad— hasta que Mikey le dijo que estaba a salvo, con unos amigos de él.
Maldito hijo de puta.
Algún día se vengaría. Y la manera perfecta vino cuando vio a través de uno de los ventanales de un restaurante de comida rápida a Mikey y otra persona.
Otro chico.
Eso iba a ser interesante, aunque iba a tener que planearlo con tiempo.
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Navidad se estaba acercando, a menos de una semana y media, y Emma buscaba en tiendas reglaos para sus hermanos. Siempre era difícil encontrar algo para ellos, porque nunca cambiaban sus gustos, siendo ella a la que le gustaba innovar cada año.
Mikey pedía comida, Izana ropa y Shinichiro con cualquier cosa (según sus propias palabras) estaría conforme.
Emma amaba a sus hermanos, pero a veces no tanto, como cuando se acercaban fiestas.
Suspiró, entrando a la tienda de ropa. Recodaba que Izana mencionó sobre no poder comprar algo de esa tienda porque se había agotado. Si preguntaba, quizás podría hacer que lo trajeran antes de Navidad.
Estaba siendo muy positiva, lo sabía.
La tienda exigía que los clientes usaran parches de olor y les hacían una limpieza, para que los aromas extranjeros no se impregnen en la ropa. Eran telas de calidad, sensibles, por lo que Emma lo entendió.
La mayoría de prendas eran sacos, blusas, camisas y pantalones de vestir, de esos formales. Izana siempre los utilizaba en el bar y se quejaba debido a que se ensuciaban constantemente cuando entrenaba a los nuevos trabajadores. Tal vez un conjunto completo sería la mejor alternativa.
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Endless [Omegaverse | DrakEmma]
FanfictionEmma solo tenía curiosidad por el chico que siempre se sentaba en el mismo lugar cada vez que llegaba, pero sus hermanos nunca permitieron que se acercara. Nunca antes hablaron, ¿cierto? Entonces, ¿por qué se le hace tan familiar?