Capítulo 8

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La fiesta era cerca de la seis de la tarde, pero Hina la había despertado temprano porque tenían que conseguir un regalo

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La fiesta era cerca de la seis de la tarde, pero Hina la había despertado temprano porque tenían que conseguir un regalo. Ambas se habían olvidado que no era bueno llegar con las manos vacías.

Buscaron y buscaron, incluso llamaron a Takemichi y el chico respondió que bastaría con algo relacionado con los gatos, ya que su amigo tenía uno y trabajaba en un centro de atención animal, además de ser voluntario en un refugio.

Cuando consiguieron el obsequio, llegaron a casa a cambiarse de ropa y prepararse. Salieron con el tiempo justo para llegar a la fiesta y a pesar de eso tuvieron que regresar y buscar por el apartamento a invitación porque ahí estaba la dirección. Otros 10 minutos perdidos en eso.

Lo importante fue que llegaron temprano.

—Él vendrá en cinco minutos, adelante —Takemichi les saludó, invitándolas a entrar—. Esta es su casa, así que tengan cuidado. Es muy... territorial.

Ambas asintieron con la cabeza, comprendiendo qué era lo que quería decir tan pronto entraron. La casa estaba infestada de feromonas Omega, dominantes, lo cual era extraño en esos días.

—¿No dijiste que nunca habías convivido con Omegas? —preguntó Mikey, frotándose el cuello, incómodo.

—Nunca lo he hecho.

—¿Acaso tienes mal la nariz o qué? —preguntó Baji bruscamente, haciendo que el Beta dé un salto en su sitio—. Este lugar apesta a Omega dominante, lo que no es malo, pero es difícil creer tu historia.

—Oh, eso —se encogió de hombros—. Chifuyu siempre usó bloqueadores de olor cerca de mí, por eso nunca lo supe. Tampoco me importaba su segundo género, así que no pregunté. Hace poco, una semana exactamente, recién sentí sus feromonas. Y eso porque estaba borracho y me perfumó con ellas.

—¡¿Cómo...?!

El sonido de las llaves de la puerta hizo que Baji le cubriera la boca a Mikey, quien le frunció el ceño. Estaba por morderlo, cuando se congeló al ver a un chico con el cabello rubio aparecer y abrazar por el cuello a Takemichi.

—¡Chifuyu! —se quejó riendo el Beta, correspondiendo al abrazo.

—¡No pensé que hablabas en serio con eso de hacer una fiesta! —Chifuyu se separó, poniendo sus manos en las mejillas del pelinegro, sonriendo—. Creí que algo malo te había pasado, imbécil.

Ambos rieron y Emma realmente no supo cómo interpretar la escena. Podía ver cómo el Omega, sutilmente, frotaba sus muñecas sobre las glándulas de olor de Takemichi, esparciendo su olor y combinándolo con el del chico.

Esa era una señal territorial.

Incluso se encogió un poco en su sitio cuando, al momento que Takemichi y Chifuyu se abrazaron, los ojos claros del chico se fueron a ella y Mikey, con una sonrisa que no lucía del todo amable.

Endless [Omegaverse | DrakEmma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora