Capítulo 3

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Emma casi no había dormido, casi

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Emma casi no había dormido, casi. Parte de la culpa estaba en el encuentro con Draken, quien la acompañó hasta su casa y en agradecimiento Emma le envolvió su bufanda en el cuello, preocupada de que pasara frío.

La otra parte de la culpa estaba en Hina. Ella estaba enferma y la estaba cuidando, porque compartían apartamento. Y la Beta era muy mala paciente porque pasaba de mal humor, al igual que ella. Fue una locura e incluso bajaron algunos vecinos a quejarse de sus gritos tan temprano.

El bar no abriría hasta el anochecer, entre las seis de la tarde, por lo que tenía suficiente tiempo para descansar. Hina también estaba dormida y el apartamento estaba en silencio, aunque todavía podía escuchar de fondo los autos pasando. Antes lo odió, pero ahora lo agradecía.

No le gustaba el silencio.

Se giró, mirando la ventana que daba a la autopista. La nieve seguía cayendo, ya no con tanta intensidad como en la mañana. Todavía no había desayunado y se acercaba la hora de almuerzo, también tenía sueño.

Suspiró, levantándose de su cama y yendo a la cocina. Sacó de un estante dos de esas sopas instantáneas que a Hina le gustaban, preparándose una. La otra sería para la Beta. Abrió un cajón, sacando un nuevo par de palillos y volvió a su habitación, comiendo su almuerzo mientras encendía su teléfono.

Por seguridad, nunca lo llevaba al bar y lo mantenía apagado. Recomendaciones de Yuzuha.

Hizo una mueca a notar que Draken aún no le había escrito. Preferiría que el chico diera el primer paso o algo, pero si el mundo no ayudaba, ella lo haría. Además, ¿no funcionó eso ayer? El pelinegro no parecía molesto o irritado por su personalidad tan directa, más bien, lucía encantado.

¿Tan rápido cayó?, se preguntó, burlándose un poco. Estaba sonriendo ante el pensamiento, aunque todavía no se daba cuenta.

Dejó a un lado la sopa, levantándose de la cama y comenzó a buscar en su escritorio la nota que había escrito para no olvidarse del número. Aún no sabía si era Beta, Alfa u Omega, eso tendría que preguntárselo otro día.

A pesar de ser directa, conservaba su sutileza.

Al encontrarlo, volvió a la misma posición de antes, escribiendo con una mano el número en sus contactos mientras terminaba los pocos fideos que le quedaban a la sopa con otra. Agradecía que no hubiera tirado nada sobre su cama, porque le daría pereza cambiar todas las mantas.

Emma: ¿Este es tu número o me diste el equivocado?

Draken: No te lo habría dado si no quisiera.

Emma: Entonces, sí me diste real. Eso me alegra.

Draken: ¿Tú no deberías de estar descansando?

Emma: Debería, sí. Y estaba a punto de hacerlo cuando me percaté que no me habías mandado ningún mensaje.

Draken: ¿Eso que tiene que ver conmigo?

Endless [Omegaverse | DrakEmma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora