Capítulo 10

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Emma pasó los siguientes días tendida en su cama, pensando mientras miraba el techo o hacía cualquier otra actividad

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Emma pasó los siguientes días tendida en su cama, pensando mientras miraba el techo o hacía cualquier otra actividad. Intentaba que los recuerdos que Mikey decía que se fueron, aparecieran. Buscaba en su mente, sin respuestas o resultados, frustrándose cada vez más.

Al menos, hasta que se quedaba dormida.

Porque en sueño, pareciera, que inconscientemente encontraba lo que estaba buscando. También podría ser una mala pasada de su mente y que no sean recuerdos, sino meros sueños a los que les está dando demasiadas vueltas e importancia. Pero seguía con una llama de esperanza en ella.

El primero que recordó fue donde Draken estaba regalándole un collar. La figura sigue perdida en su mente, aunque quiere creer que era un corazón, de esos cursis que siempre aparecen en los libros y películas.

Estaban en el taller de Draken, de noche, con las luces parpadeando porque el Alfa se había olvidado de cambiar los focos. Emma le ayudó, apagando las luces y subiéndose en una escalera, siguiendo las indicaciones del pelinegro sobre cómo cambiarlo sin peligro.

—No te vayas a caer —el chico estaba preocupado por ella, su voz le delataba.

—Estoy bien —cuando terminó de poner el foco, sonrió—. Intenta encender las luces, está listo.

—Primero baja de ahí.

La rubia, rodando los ojos, hizo lo que pidió. Su estado de ánimo era una combinación extraña entre la diversión, emoción y vergüenza, ya que también se sentía halagada por la preocupación del chico.

Solo cuando estaban solos es que demostraba abiertamente su preocupación por ella. Las otras veces lo hacía igual, aunque de manera más sutil, no tan directa como ahora.

Cuando las luces se encendieron y ya ninguna parpadeaba, Emma sonrió satisfecha. Ella había puesto cinco de los ocho que había, porque Draken se empeñó en enseñarle el proceso y medidas preventivas con los primeros tres.

—Bien hecho —la felicitó el Alfa, llamando su atención. La Omega sonrió al notar la pequeña sonrisa que mostraba, debido a que las comisuras de su boca estaban levemente estiradas hacia arriba—. Por cierto, tengo algo para ti.

Draken se dio media vuelta, en dirección a las escaleras, subiendo los peldaños. Era casi seguro que ahí estaría lo que buscaba.

Emma fue hasta uno de los muebles, sentándose y frotando su cuello mientras esperaba. La verdad, había sido complicado cambiar los focos, pero nunca se lo diría al chico. Draken diría que debió dejarle hacerlo.

Cuando escuchó los pasos acercarse, sonrió. Giró su cabeza, encontrándose con el Alfa, que sostenía entre sus manos una pequeña cajita. Intentó que su expresión no cambiara, pero los latidos de su corazón aumentaron sin su permiso, emocionada.

Cuando el pelinegro estuvo frente a ella y le entregó el obsequio, abrió la caja. No era un anillo de compromiso, como ella había esperado; era un collar. Lo tomó entre sus dedos, leyendo la inscripción de atrás, sin saber si debería reír o llorar.

Endless [Omegaverse | DrakEmma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora