Mikey sabía que Izana planeaba algo en su contra desde antes. La gentileza con la que el Beta se comportaba a su alrededor no era común e incluso Shinichiro miró con los ojos entrecerrados al chico, quien aseguró que no tenía ningún plan esta vez.
Solo quería pasar un buen momento en familia, según sus propias palabras.
Patrañas.
Estaban arreglando todo en la mesa ambos mientras Shinichiro terminaba de limpiar el retrato de su abuelo y el altar que había cerca a la entrada. Cuando sonó el timbre, Izana se apresuró a ir a la puerta y le pidió al pelinegro que no abriera. Todos lo miraron con el ceño fruncido por tan extraño comportamiento.
Sin embargo, lo que Mikey no esperaba era que el familiar olor mate invadiera sus fosas nasales. Giró bruscamente hacia la entrada, observando a Izana aparecer con Takemichi, abrazando al chico por la cintura mientras una sonrisa burlesca aparecía en el rostro de su hermano.
Mikey realmente quería golpearlo.
—Perdón por la intromisión —se apresuró a decir el pelinegro, haciendo una breve reverencia, sus mejillas teñidas de un suave color rojizo y mirando a todas pares, sin enfocar su mirada en Mikey—. Izana-kun me invitó a pasar aquí la Navidad cuando nos encontramos hace unos días y yo... Puedo irme si les molesta —miró a Mikey, tragando saliva—. No quiero incomodar.
—No te preocupes por él —Shinichiro apareció detrás de ambos, sonriendo aunque todavía se podía percibir la sorpresa en su rostro—. Izana tiene la mala costumbre de hacer cosas sin consultarle a nadie, pero eso no es tu culpa...
—Takemichi.
—Takemichi —repitió Shinichiro, aunque se detuvo, frunciendo el ceño un momento y mirando a Mikey—. ¿No se llamaba así tu amigo de la tienda de Ken?
—Es él —admitió Mikey, sin dejar de fruncir el ceño a Izana, quien le sacaba la lengua infantilmente. Suspiró, intentando calmarse—. Puedes quedarte Takemichi, Emma debe estar por llegar y Ken-chin también. Mi hermano es un dolor de cabeza y, por cierto, ¿cómo se conocieron?
—Oh, eso —la voz de Izana era increíblemente melosa, como si estuviera saboreando cada letra para burlarse aún más—. Ayudé a Takemichi con unos ladrones y en favor me tuvo que invitar el almuerzo y hemos hablado por mensaje —se encogió de hombros, como si no fuera la gran cosa, sonriendo cada vez más al notar que Mikey volvía a fruncir el ceño—. ¿No es gracioso que ambos seamos cercanos a él?
El sonido de la puerta salva al Beta de que Mikey salte sobre él y fuerce a las manos del chico a separarse de Takemichi. Puede percibir la esencia de Izana y Takemichi mezclarse y eso le revuelve el estómago, pero en cuanto escucha la voz de su hermana, se tranquiliza.
Un poco.
La rubia aparece, quedándose perpleja por un momento al ver al Beta ahí. Draken sigue su ejemplo, aunque ambos se recuperan rápidamente. Se acercan y entre todos se saludan, sentándose a la mesa poco después.
Mikey está entre Emma y Shinichiro, Takemichi al costado de este y con Izana al otro lado. Draken al lado de Emma. Sorprendentemente, todos logran tener espacio. No esperaba eso.
La cena transcurre sin problemas y eso lo Mikey lo puede decir con amargura. Shinichiro evitó que Izana pusiera irritante al rubio, quien miraba su comida con un ceño fruncido a pesar de que estaba delicioso.
Cuando estaban llevando los regalos, Emma se levantó y llamó la atención de todos. Tomó la mano de Takemichi y lo acercó a Mikey y entre ambos, mostró dos cartones.
—¿Y esto qué es? —preguntó Mikey, levantando una ceja a su hermana. Takemichi examinaba el regalo sin comprender.
—Son boletos para pasar tres días y dos noches en el hotel que está a las afueras de Tokio —declaró, provocando que todos en la sala comenzaran a toser. Incluso Mikey sintió que sus mejillas se calentaron un poco, aunque no eran nada comparado al rostro de Takemichi—. Barra libre, zona de baños privada y todo pagado. Pensé que les gustaría —agregó lo último con la voz un poco insegura, mirando alrededor—... Siempre pueden dárselo a alguien más. Solo costó la mitad de mis ahorros.
—Emma...
—También tuve que contactar a unos amigos, aunque fue incómodo y tuve que cumplir muchos favores, estoy seguro de que alguien los apreciará.
—Emma-chan, yo...
—No se preocupen, no lloraré.
—¡Bien, iremos! —declaró Mikey, frunciendo el ceño cuando la sonrisa de Emma apareció. La rubia sabía que no se negarían, después de todo.
Sería un viaje interesante, ¿no?
ESTÁS LEYENDO
Endless [Omegaverse | DrakEmma]
FanfictionEmma solo tenía curiosidad por el chico que siempre se sentaba en el mismo lugar cada vez que llegaba, pero sus hermanos nunca permitieron que se acercara. Nunca antes hablaron, ¿cierto? Entonces, ¿por qué se le hace tan familiar?