Él es mi inspiración

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Diez, veinte, cuarenta minutos, una hora…

Siempre he odiado el café, pero juro que podría tomarme el de tus ojos.

Te tengo aquí, justo debajo de mí…
Pensando que preferiría morir de inanición ante la ausencia de tus abrazos.

Que al recostar mi cabeza en tu pecho es como sentir esa paz que tanto buscaba…
Como barco que llega a aguas tranquilas después de una tormenta.

Y por primera vez siento que el fuego no quema, no escuece mis huesos, sino, más bien, que entibia y aleja el frío de mi corazón.

Que actuamos como dos libres universos en plena expansión…
Devorando planetas, camas y calles con nuestros besos.
Algunos tan útiles como la brisa en el rostro de una mañana en la playa o impetuosos como el Mar Mediterráneo.
Incapaz de ser navegado por alguien más que no sean nuestras pieles,
Que ya saben sí ir a estribor y cuando a todo vapor.

Siento tu calidez a cada palabra que susurras y con ellas el martilleo de mi corazón
Quien ha sido un traicionero y ha delatado mis intenciones de querer cumplir tus sueños.
Porque eso eres… un soñador innato.

Y he de admitir que no me desagrada la idea de que tu hombro se vuelva mi lugar favorito en las tardes de primavera, o que tus brazos sean mi abrigo en tiempos de frío.
Y ya no me duelen las costillas cuando trato de expresarme porque me has hecho pájaro libre para volar en tu cielo.

A cada instante recordaré el sabor de tus besos, rememoraré los segundos que le robamos al tiempo con tal de uno más.
Colaré en mi oído la melodía de tus latidos que se aceleran cuando estoy cerca.

La manera en que nuestras manos conocen los puntos exactos del otro y como en un segundo me transportas al cielo mientras pecamos en el infierno.
Pero recordarás el poro exacto que tocan mis labios al susurrarte que te amo.

Que sé que soy mía, pero también tuya porque siempre uno se vuelve parte de los lugares que al pisarlos nos hacen felices.
Que no hay necesidad de desnudar el cuerpo sí puedo admirar tu alma.

Que te busqué en cada esquina como una canción casual que un día escuchas y se vuelve tu favorita.

Con tus blancos y negros, con las comas, puntos suspensivos y con el punto final que agregas a mi sonrisa… con todo eso te quiero.
Porque quererte en una sola vida no sería suficiente, tal vez en diez o quizás…eternamente.

Emely R. Guzmán

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