Quiero ser suya, su prisionera, la presa de la más salvaje fantasía que su imaginación dicta.Tómeme como mejor le apetezca, inúndeme con esa pasión que se le humedece y se le erecta.
Embístame con todas sus fuerzas, jale de mi cabello y nalguéeme como me lo merezco, porque lo quiero fuerte, gritar y blasfemas sin remordimiento, en cada arremetida repetir su nombre y pedírselo más adentro.
Así es como lo quiero hoy; sucio y obsceno, como no he sido con otro hombre porque nunca han sabido sacar la puta que llevo dentro.
Hágame tocar el cielo en orgasmos que parecen infinitos.
Condúceme por la enferma locura de probar mi miel, mientras abres mis piernas y lleva mi mente al deseo de bañar cada centímetro de tu hombría o a querer perder mi lengua por las veredas que con tus venas se dibujan…Ponte muy cerquita de mi oído, quiero escuchar tus gemidos y las obscenidades más deliciosas que te provocan decir al sentir como entras y sales con rudeza y excitación.
Sacuda mis caderas con ímpetu, máteme en los placeres que sólo son posibles con sus caricias, sus besos, en la gloria que envuelve la virilidad de su majestuoso sexo.
Emely R. Guzmán