Tengo un agujero en el fondo de mi corazón como un polo mientras mi respiración se aceleraba cada vez más cuando Emma hablaba con nuestra pequeña hija en la esquina de su patio trasero.
Iba a mentir si dijera que no estaba nervioso porqué temía el rechazo de mi hija, pero en cierta forma no había sido mi culpa, si solo me lo hubiera dicho.
Extrañaba como la mano de Emma se unía a la mía porque parecía que hubieran sido hechas el uno para el otro.
La pequeña sonrisa de mi hija se asoma en sus labios,me miro de reojo en ese momento me siento morir internamente y puedo entrar en sí de lo que estaba pasando: tenia una hija con el amor de mi vida.
—Diego... — Murmura Emma levantándose para tomar la mano de la pequeña y caminar hasta mi.
Me levanto inmediatamente de la silla en dónde Emma me había indicado que esperara.
— ¿Es él, mami?
— Con calma mi amor. — Le susurra Emma a la pequeña Devany.
— Emma... — murmuró yo con mucho terror, quería llorar.
—Bien, cariño te he dicho allá lo que siempre has querido escuchar, te presento a Diego Lainez...
— Tu padre. — Susurramos los dos juntos.
— Tengo miedo mami.
Devany aprieta el agarre de su mano con la mano de su mamá.
— No me tengas miedo, preciosa.
Yo me arrodillo ante ella para estirar mi mano y esperar que mi hija la tomará y que no lo rechazara.
— Pensé que nunca llegaría esté día.
Devany dice soltándose de su madre, da dos pasos a mi dirección y se detiene tímida.
Emma se arrodilla para ambos quedar a la altura de nuestra hija. Amaba decir que era nuestra, porqué era nuestra hija.
— ¿Puedo abrazarlo mami?
Emma coloca una mano en su corazón para asentir levemente con su cabeza.
— Por favor abrázame.
Susurro y Devany termine de cortar nuestra distancia y nos unimos en un abrazo, mi corazón no paraba de palpitar fuerte y rápido ante todo lo que estaba pasando ahora mismo.
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Devany separa un poco nuestros cuerpos y ella lleva su pequeña mano a mi rostro, cierro los ojos ante su tacto y siento caer algunas de mis lagrimas que inmediatamente Devany las empieza a quitar, yo beso su mejilla y la vuelvo a abrazar.
— Te dije que no iba a rechazarte...
Emma y yo soltamos una leve risa, yo sin pensarlo la atraigo a mi para abrazarla también.