Capitulo 2

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Egli:

Despues de tantas horas de vuelo,por fin llegamos a Dallas-Texas.

Al llegar las luces de la casa de Leo estaban encendidas por lo que no me perdí ni un solo detalle de aquella mansión demasiado grande hasta para una familia de veinte personas... y ya ni hablar para una de cuatro(contando a los dos gualdaespaldas).

Los techos eran altos,con vigas de madera y grandes ventanales al exterior.Había una gran escalera en el centro de un salón inmenso que se doblaba hacia ambos lados del piso superior.

Leo me llevó por toda la mansión,junto a los dos gorilas que teniamos siguiendonos a todos lados,por el inmenso salón con una tele de por lo menos mil pulgadas si es que eso existía,la gran cocina con isla incluida,cosa que supuse a la madre de Leo le encantaría,ya que al contrario que a mí a ella le encantaba cocinar.En aquella casa había de todo,desde gimnasio,piscina climatizada,salones para hacer fiestas y una gran biblioteca que fue lo que más me impresionó.Me encantaba leer por lo que me quedé de piedra al ver aquellas estanterías inmensas con miles y miles de libros.

-Tu madre me ha dicho que te gusta mucho leer y escribir.-me dijo Gustavo haciéndome despertar de mi ensoñación.

-Como a miles de personas en este país-le contesté cortante.Me molestaba que se dirigiera a mí con esa amabilidad,no quería que me hablara,así de fácil.Hubiera preferido que me ignorara.

-Egli-me dijo mi Leo clavando sus ojos en los míos.Se habia ido mi madre y habia quedado el para regañarme.Sabía que lo estaba haciendo pasar un mal rato,pero que se aguantara,a mí me iba a tocar estudiar algo que no me gustaba y no podía hacer nada al respecto.

Gustavo parecía ajeno a nuestro intercambio de miradas y no perdió su sonrisa en ningún momento.

Suspiré frustrada e incómoda.Aquello era demasiado;diferente,extravagante... ademas no sabía si iba a ser capaz de acostumbrarme a vivir con un gorila siguiendome a todos lados.

De repente necesitaba estar sola,necesitaba tiempo para poder asimilar las cosas...

-Estoy cansada,¿puedo ir a la que va a ser mi habitación?-dije en un tono de voz menos duro.

-Claro,el viaje ha sido muy largo,querrás asearte y ponerte cómoda-me dijo Leo al mismo tiempo que salíamos de la biblioteca y nos encaminábamos hacia las escaleras.

-El lado derecho de la segunda planta es donde está tu habitación y la mia.Hay un gran salón con cine y todo tipo de aparatos electrónicos... Puedes invitar a quien tú quieras a que venga a pasar el rato,a mi no me importará,además de ahora en adelante compartiremos la sala de juegos.

¿La sala de juegos? ¿Enserio?

Sonreí como pude intentando no pensar en que de ahora en adelante iba a tener que convivir también con el estupido gorila.No le conocía bien solo sabía lo que mi madre me había contado de él y era que tenía 24 años,jugaba al fútbol americano y era insoportable.

Bueno eso último lo había añadido yo,pero seguramente era la verdad.

Mientras subíamos las escaleras no podía dejar de pensar en que de ahora en adelante iba a tener que convivir con dos hombres extraños. Habían pasado cinco años desde la última vez que tuve un gualdaespaldas había estado en mi casa.

Me había acostumbrado a ser solo chicas,solo dos.Ya que mi padre se la pasaba viajando y casi que ni lo veia.

Vivir con mi madre nunca había sido un camino de rosas y menos durante mis primeros ocho años de vida;los problemas con mi padre habían marcado mi vida al igual que la de ella y supuse que al igual que la de miles de personas que sufrían un divorcio;tanto para los adultos como para los niños.

El y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora