Capitulo 39

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Egli

Las cartas habían dejado de llegarme,pero la última aún estaba grabada en mi retina.El nombre Veck había causado en mi cerebro una respuesta inmediata contra los recuerdos infantiles que tanto había procurado olvidar.Hacía ya diez años que no sabía nada de ese hombre,ni si quiera había oído mencionar su nombre.A medida que habían pasado los días,las semanas,los meses y los años mi mente había creado un caparazón externo que me protegía de cualquier dolor procedente de recuerdos,emociones o situaciones de aquella parte de mi vida que yo intentaba olvidar.No quería regresar allí,había un antes y un después,también mi madre había tenido un antes y un después tras aquellos primeros años.Y ahora todo había regresado para estallárme en la cara.

El simple hecho de recordar lo que había ocurrido en aquella época causaba en mi metabolismo una reacción de miedo muy difícil de sobrellevar y por eso mismo había acudido a las fiestas,el alcohol y todo lo demás para poder escapar.Simplemente no era capaz de soportar aquello en ese preciso instante.No era lo suficientemente fuerte,no todavía;aún era una niña,aún no había pasado el tiempo necesario y aquella etapa oscura debía permanecer escondida en el pozo profundo de mi mente y por eso me había comportado como una idiota aquella semana.Sabía lo que hacía y esas horas en las que mi mente estaba nublada debido a los efectos del alcohol eran las únicas en las que mi corazón y mi cerebro respiraban con tranquilidad.Gracias a Dios mis nuevos amigos no veían raro eso de emborracharse casi todos los días por lo que no tuve que comerme mucho la cabeza para conseguir lo que deseaba.El único obstáculo había sido Alex.

Desde que habíamos regresado de ese estúpido viaje no había dejado de comportarse como un autentico hermano mayor.Me regañaba si bebía,me cuidaba cuando estaba borracha y hasta me había desnudado y duchado para que se me pasase la borrachera la noche anterior.Lo sé,era ridículo,ridículo y algo muy confuso.No le quería preocupándose por mí,simplemente necesitaba afrontar las cosas por mi misma y a mi manera.Había visto demasiadas veces como mi madre bebía hasta emborracharse cuando por fin nos libramos del amigo de mi padre.Si a ella la ayudaba,¿Por qué iba yo a abstenerme?

Con esos pensamientos en mente regresé al día siguiente del colegio.Apenas había prestado atención a las lecciones de los profesores,ni siquiera había ingerido ningún tipo de alimento desde la noche anterior.Mi estomago se negaba a alimentarse y mi mente estaba adormecida,ya que esa era la única forma de mantener mis demonios a raya.Aquel día me había llevado Kathe a casa;mi madre estaba fuera con Wiliam otra vez y no regresarían hasta pasados dos días.Ni siquiera sabía a dónde se habían marchado y tampoco es que me importase.A veces en algún momento del día cuando bajaba la guardia recordaba las amenazas del amigo de mi padre y el miedo se apoderaba de mí casi sin dejarme respirar.

Pero él estaba lejos,en la cárcel,nunca podría ponerme las manos encima otra vez,pero entonces ¿Cómo era que Fabio me entregaba las cartas?

Dejé mi bolso sobre el sofá de la entrada y fui directa hasta la cocina.Allí estaba Christopher con José.Los dos me miraron en cuanto puse un pie en la habitación.

-Hola,Eglimar-me dijo José con una sonrisa tensa.A su lado Alex se me quedo mirando unos segundos.

-Hola.Tú novia acaba de marcharse-le dije a la vez que me acercaba a la nevera y cogía la botella de zumo de naranja.

En la mesa habían dejado los restos de lo que supuse habían sido bocadillos de queso.Thor,el perro de Alex apareció moviendo la cola.

-Thor,lárgate-le ordenó Christopher en tono duro.

Me giré hacia él.

-Déjale,Christopher,no me está molestando-contesté molesta.

Él me miró apretando la mandíbula y se acercó hasta donde estaba el perro.Le cogió por el collar y lo sacó fuera ignorando mi comentario.

El y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora