Capitulo 21

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Alex:

Había estado muy cabreado con ella;para empezar ya me había puesto de mal humor al levantarme por la mañana y no verla en la cocina.

Me había acostumbrado a desayunar con ella o mejor dicho mirarla mientras lo hacía,ya que técnicamente apenas nos dirigíamos la palabra.Su aspecto desaliñado y sus ojos entrecerrados por el sueño me ponían inexplicablemente de buen humor y al ver que no estaba mi imaginación se volvió loca.

Me imagine que estaría con su ex y entonces la irritación se transformó en un cabreo monumental que ni yo podía explicar;por suerte unos minutos después mientras me tomaba mi café apareció un chico de no más de dieciocho años,con negro,un poco más bajo que yo y una mirada incómoda en sus ojos marrones que tan pronto se fijaron en mí pasaron del reconocimiento a una gélida mirada de odio.

No intercambiamos muchas palabras,básicamente le dejé muy claro que Egli había pasado página y que ahora estaba conmigo.

Una parte de mí disfrutó diciéndoselo y la otra se molestó al pensar que era una mentira.Manuel pareció darse cuenta al vuelo que yo no era un tipo de mucha paciencia,y supongo que al igual que con la mayoría de la gente mi aspecto le intimidó,porque no dijo nada;básicamente salió de la cocina después de una competición de miradas asesinas y se marchó a la planta de arriba.

El saber que Egli no había estado con él mejoró un poco mi humor pero lo que no me esperaba después de haber salido a comprar cigarro eran los gritos pocedentes de su habitación y el haberme encontrado a ese cabrón sacudiéndola e insultándola.No había sido capaz de enfrentarse a mí y en cambio la había tomado con ella.Era un cobarde.Una rabia irracional me embargó y lo vi todo rojo.Solo sé que un segundo estaba en la puerta asimilando lo que veían mis ojos y al siguiente tenía a Egli subida a mi espalda presionándome la garganta para que me apartara de Manuel.Aquel imbécil se merecía eso y mucho más pero tuve que tranquilizarme.

Tenerle delante solo servía para cabrearme aún más y por eso decidí dejarle el asunto a Jorge.

Cuando me aseguré de que Manuel se había marchado no quería cruzarme con Egli.No tenía ni idea de cómo manejar los sentimientos que estaba teniendo por ella y simplemente me largué.

Cogí mi pelota de beisbol y me fui al estadio que estaba cerca de la playa.El mar siempre me había tranquilizado,y aquel deporte era parte de mi vida,siempre tenía un hueco para disfrutar de las olas y del beibol y cuando era más joven incluso había competido de manera nacional en varias competiciones importantes.El beisbol era mi pasión,mi vía de escape,y aquel día necesitaba aquella vía más que nada en el mundo.

No sabía que iba a hacer con Egli.Tenerla en casa era una maldita tortura.La deseaba con locura y cada vez que la tenía delante mi imaginación volaba por las nubes.También estaba el inconveniente de que si mi padre se enteraba me mataría.

Yo pronto cumpliría veintiun años y Egli apenas tenía dieciocho y eso sin contar que las cosas que hacía yo con las mujeres estaban muy lejos de ser adecuadas para ninguna chica de instituto.

Horas más tarde mientras me vestía y me pasaba la toalla por la cabeza decidí llamar a Jorge para ver cómo estaba Egli.

-Se ha marchado a trabajar,señor-me dijo Jorge al otro lado de la línea.

¿Qué demonios?

-Te dije que la acompañaras si tenía que ir a algún sitio-solté irritado importándome una mierda si mi tono de voz era más duro de lo necesario.No sabía qué demonios podía hacerle Manuel y si no me equivocaba su vuelo no salía hasta la mañana siguiente.

El y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora