Capítulo 6

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Yelena llegó a su casa bastante adolorida. Conducir un auto definitivamente no es buena idea cuándo has recibido tantos golpes en el abdomen, los brazos, la espalda, las piernas, la cara...

En fin: Todo el cuerpo.

Cada minúscula parte de su anatomía le dolía como mil infiernos. Cada vez que intentaba mover un solo musculo un sentimiento de quemazón la invadía y le hacía soltar gritos de dolor seguido de unas cuántas lágrimas y un montón de insultos hacia sí misma dentro de su cabeza.

Subió a su habitación gritando con cada paso que daba y llorando, no a causa del dolor, sino del odio que sentía hacía sí misma. Un baño de agua fría fue lo primero que necesito para relajar su cuerpo adolorido.

Cuando sintió que la sangre se había despegado de su piel y se sentía solo un poco mejor, salió de allí y comenzó a mirarse en el espejo.

Se espanto al ver su reflejo.

Definitivamente, jamás había estado peor. Una lágrima amenazo con salirse de sus ojos mientras escuchaba a su mente decirle "Estúpida, lesbiana. Esto es lo que te mereces"...
Se estremeció. La voz de su mente sonaba exactamente como la voz de Tony.

Lentamente y con dolor comenzó a detallarse.... Su labio estaba roto.

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En cuánto Yelena se volteó a mirar a Tony y Steve su corazón se paralizó al igual que su cuerpo. No había nada que hacer. No tenía donde huir.

Tony: ¡No te quedes allí sentada! -Le ordenó mientras le sujetaba el Belova y la lanzaba contra el suelo, haciéndola gemir de dolor.

Steve: Jamás olvidarás este día, Yelena Belova, lo prometo.

Tony volvió a sujetarla del Belova y la levantó. Ella se mordía el labio intentando reprimir sus gritos de dolor.

Tenía que ser fuerte.

Tenía que resistir.

Natasha: ¡Suéltala, estúpido!

Steve: No, preciosa, él no la perderá de nuevo.

Y así fue como Steve comenzó a golpear a Natasha, no sin que esta se defendiera lo suficientemente bien como para que éste recibiera unos cuantos golpes de vez en cuando.

Wanda intento ayudar, pero un solo puñetazo de Steve la hizo caer al suelo, inconsciente.
Tony, sonriendo como siempre, obligó a Yelena a arrodillarse frente a él y grito a todos los chicos en la cafetería:

Tony: ¡SEÑORAS Y SEÑORES, CON USTEDES: YELENA GAYLOVA!

Todos los de la cafetería rieron y gritaron mientras las mejillas de Yelena se llenaban de lágrimas silenciosas y su cabeza de insultos.

No todos en la cafetería eran malos. En realidad, muchos no aprobaban la conducta de Tony y Steve, pero tenían miedo de enfrentarlos, pues sabían cómo terminaría todo.

Yelena: Puedes golpearme, Tony Stark, pero eso no te hará más hombre -Susurro. Si él iba a herirla, ella lo golpearía donde más le dolía: su ego.

Fue entonces cuando el puño de Tony aterrizó sobre su rostro, haciéndola probar su propia sangre.

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Suspiró.... Tenía también una herida en la ceja y otra en el puente de la nariz.

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Yelena: ¿Eso es todo lo que tienes, pequeñín? -Pregunto mientras escupía toda la sangre que se había acumulado en su boca.

Tony: ¡CÁLLATE, IDIOTA! ¡CÁLLATE! — Grito, haciendo aparecer en su rostro la más horrible expresión que Yelena jamás vio en su vida.

La chica de la ventana | KatelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora