Capítulo 43

701 66 57
                                    

Yelena había evitado hablar de Kate con Wanda, Natasha o sus padres, aunque estos últimos ya sabían de su regreso. Sabía que hablar significaría volver a su depresión. Sabía que hablar realmente no la ayudaría.

No había vuelto a verla debido a sus horarios en la biblioteca, y estaba realmente agradecida por esto. Debía admitir que temía encontrársela como en el primer día, sentada en las escaleras.

Esa situación había sido completamente incomoda, y prefería no pasar por lo mismo dos veces.

Porque Yelena sabía que si volvía a verla, le diría todo lo que quería decirle...

Estaba cargando libros de un lado a otro de las estanterías cuándo tropezó con alguien que hizo caer todo lo que tenía entre manos con gran escándalo, un gruñido involuntario escapando por sus labios.

XX: Lo... lo siento. Yo te ayudare a ordenar, lo prometo. Lo siento. Lo siento. Lo siento -Susurro Tony, tomando los libros rápidamente y organizándolos en su respectiva estantería a una velocidad impresionante. Estaba temblando. Parecía tener miedo... ¿De ella?

Yelena: Esta bien -Lo tranquilizo. Si bien el chico no le caía bien, y todo el mal que le había hecho durante meses no había sido borrado de su mente, sus exagerados lamentos era algo que deseaba dejar de escuchar-. No es como si me hubieses vuelto a golpear o algo así. Solo son libros.

Tony: También lo siento por eso -Susurro antes de alejarse silenciosamente, cabizbajo, aun con algunos libros en manos, su cuerpo temblando ligeramente con cada paso.

Yelena miro al chico con el entrecejo fruncido.

Aquel chico no era el mismo que había sido su amigo, y tampoco el que la había golpeado sin parar.

Ese Tony era un nuevo Tony.

Y realmente la aterraba.

-0-

También se topó con Gamora, pero su encuentro fue completamente distinto a lo que habían sido sus otros encuentros durante esos meses.

Realmente muy distinto.

Gamora: ¿Sabes si Demetria nos aumentara la paga pronto? -Pregunto arreglando los libros como se le daba la gana, sin respetar orden alguno-. Necesito nuevos vestidos...

Yelena: Estoy segura de que no vas tener ningún aumento en mucho tiempo, Gamora.

Gamora: ¿Por qué lo dices? ¡Soy una excelente trabajadora!

Yelena: Primero, has intentado seducirme unas mil veces desde que trabajo acá, por lo cual ni tu ni yo podemos terminar nuestros trabajos a tiempo. Segundo, siempre te llevas a más de un visitante a la cama, y eso no da una buena impresión de la biblioteca. Tercero, no sabes modular tu tono de voz y siempre terminas gritando. Y cuarto, pero no menos importante, siempre te llevas la literatura erótica a casa sin permiso.

La chica pelinegra simplemente se encogió en hombros, como si realmente no fuese importante o significativo lo que hacía.

Gamora: Tal vez tengas razón -Susurro-. Pero en serio necesito un vestido -Chillo, demasiado alto-. Ayer me encontré con un hombre bastante guapo y tuvimos lo que debió ser el mejor sexo de mi vida -Yelena pensó que, o el tipo era realmente muy bueno en la cama, o la chica solo exageraba-. Me invito un famoso restaurante de la zona dentro de un par de días, pero realmente dudo que realmente lleguemos si vamos en su auto... O en cualquier auto... ¿Sabes? Realmente debo vestirme bien, porque el tiene dinero y todo eso...

Yelena: Oh, bien... Supongo que eso es... bueno para ti -Susurro, para nada interesada en la conversación, pero agradecida de que la chica pelinegra estuviese manteniendo su distancia.

La chica de la ventana | KatelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora