Capítulo 18

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Kate no pudo concentrarse lo suficiente durante sus clases de piano.

Solo podía pensar en Yelena, en su casi beso, en la forma en la que ella estaba dispuesta a entregárselo...

Kate recordó su primer beso, el cual había sido con Paul. Un asco total, por cierto. El chico era un completo idiota, pero Kate estaba ciega de amor. Había hecho locuras por él... Pero eso ya quedaba en el pasado.

Natalie: No, Kate, no... Volviste a equivocarte -Dijo mientras la ayudaba a colocar sus dedos en la posición correspondiente— Así. Concéntrate, por favor –Kate simplemente asintió.

Estaba enojada consigo misma por no lograr tocar aquella pieza que llevaba semanas practicando.
Finalmente terminaron las torturantes clases de piano, y Kate estaba dispuesta a salir corriendo del lugar cuando la voz de Yelena la detuvo.

Yelena: ¿Quieres que te acompañe? -Pregunto tímidamente. De inmediato Kate sintió los ojos de Natalie y Natasha, quien estaba sentada en el sofá junto a Yelena usando su celular, fijos en ella— No tenemos auto, así que podríamos acompañarnos. Además, vivimos cerca.

Natalie: ¿Viven cerca?

Kate simplemente asintió, no consiguiendo que las palabras salieran de sus labios.

Yelena: Somos vecinas, en realidad.

Natalie: ¿Solo vecinas?

Yelena: Amigas -Se corrigió-... La verdad es que somos muy buenas amigas. A veces pasamos las tardes juntas, ya sabe: Kate es divertida.

Natasha: ¡¿Por qué no me lo habías contado eso, Yel?! -Le reprochó con cierto enojo.

Natalie: Hija, por favor... No es como si te hubiese ocultado una novia o algo así.

La chica alta simplemente se quedó callada, y Kate recordó apenada la situación tan comprometedora en la cual habían sido descubiertas.

Yelena: ¿Qué dices, Kate?

Ella simplemente pudo asentir con una tonta sonrisa en el rostro. Tomó su patineta y abrió la puerta, esperando a Yelena. La chica de la ventana se acercó rápidamente y, luego de despedirse de Natasha y la señora Romanoff, salió por la puerta seguida de Kate.

Comenzaron a caminar en silencio, solo mirándose de vez en cuando, Kate sonriendo y suspirando cada vez que pensaba en ella.

"Háblale, idiota"

Kate: ¿Dónde está tu auto?

"¡Idiota! ¡¿No pudiste encontrar nada mejor de que hablarle?!"

Yelena: Mi auto está en el taller ahora mismo. Se le pincharon los dos neumáticos delanteros...

Kate: ¿Ambos? –Kate la vio asentir— Eso es extraño.

Yelena: No cuando Tony lo hace -Confesó bajando la mirada. La chica pretendía que esto se escuchara como una broma, pero no lo logró.

Kate: ¿Es la primera vez que lo hace?

Yelena: Kate, no quiero hablar de eso -Fue lo único que dijo. La chica de ojos avellana simplemente asintió, sabiendo que la respuesta a su pregunta sería no.

El silencio apareció entre ambas. De vez en cuando Kate deseaba hablar, pero sus palabras parecían demasiado estúpidas en su mente y cerraba su boca.

Finalmente, una pregunta poco importante escapó por sus labios.

Kate: ¿Te molesta si uso mi patineta? Prometo no ir muy rápido...

Yelena la miró sonriendo y, por un momento Kate sintió que su corazón estaba teniendo un ataque, pero sin incluir el dolor ni las altas probabilidades de morir.

La chica de la ventana | KatelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora