Prolegómeno:

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       Existen muchos tipos de personas;

Hay quien ama realmente.
Hay quien intenta pero sin éxito.
Hay quien juega a amar y se enamora.
Hay quien ama sin palabras.
Hay quien ama incorrectamente.
El amor,
es sólo una droga obsesiva.
Con efectos distintos para cada persona.
Con definición inexacta.
Con eso que sólo tú conoces.
Que sólo tú sientes.
Experimentas.
Con ese sabor especial que sólo tu has probado..

            

Él formaba parte de aquellos a quienes la mayoria de nosotros llamaríamos extraños. Extrañamente raro. Porque maldición sí que lo era. Él era como uno de esos días nublados, frío y silencioso. De esos que te hacen desearlo a la primera mirada.

Como el mar, tan profundo y bello. Solitario y misterioso. Con un aura sumamente atractivo.

Amante de odiar a todo el mundo. Le irritaba el simple hecho de que alguien le tocará el cabello, odiaba todo a todos e incluso a él mismo. Su vida era un desastre bien hecho. Nunca conoció el amor o mejor dicho, no tuvo quien le enseñará.

Vivía sobre el peso de aquellas sombras en sus manos.

Siempre pensó que aquella palabra tan afamada era el cliché de las películas románticas, para él, "amor" ,no tenía significado o quizá aún no lo encontraba.

Una leyenda dice por ahí que el amor tiene rostro pero el de él. Aún no tenía.

Él simplemente no era normal. No era común como todos. Mucho menos planeaba ser perfecto en un mundo imperfecto.

Ella era como aquella pintura en gris, sin color pero con mucho que expresar.

Era como una bomba de tiempo. Era demasiado fuerte, tanto así que aquel nudo en la garganta día día se lo tragaba y lo guardaba en ese órgano vital que hasta entonces no era más que una simple caja vacía.

Ella necesitaba recuperar una sola cosa; aquello que perdió. Una escena, un recuerdo y entonces quizá podría encontrar de nuevo la tranquilidad que por tanto tiempo había intentado recuperar.

El tiempo y la vida de verdad que son una mierda. Jugó con ambos una mala pasada. Con aquel divertido juego que todos conocemos y hemos jugado.

Del gato y ratón.
Si sueltas olvidas.
Si te quedas sufres.

Pero para ellos fue más de "perdonar u odiar".

Una vez más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora