Capítulo Diez

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Ailyn;


—Así que ¿tu hermano volvió?.

Indagó sin alejar la vista de las etiquetas de los Vinos.

—Así parece.

—Pensé que tu madre.... más bien que eras hija única.

Confesó anotando datos en la tableta.

—Pues no—miré a mi alrededor los últimos empleados del horario nocturno estaban saliendo por la puerta, sólo nos quedábamos Alex y yo—Pero mi padre lo llevo a vivir con él a Estados Unidos después que se divorciaron, entonces solo era un niño.

—Y no te...

La puerta volvió a abrirse. Un tipo vestido de repartidor cruzaba la puerta con dos cajas en mano.

—¿Puedo ayudarlo en algo?.

Se adelantó a hablar con el tipo.

—Entrega especial para..—el tipo sacó una pequeña libreta—.. el señor Dylan Rodríguez y la señorita Ailyn Red. ¿Se encuentran aquí?.

Ambos nos miramos.

—El señor Dylan no se encuentra pero yo firmaré el recibo por él.

Luego de firmar el tipo le entregó la caja.

—Yo soy Ailyn. Firmaré el recibo.

Era una caja rectangular color café.

—Gracias. Que tengan una excelente noche.

Habló a través del casco en su cabeza, después de ello desapareció por la puerta dejándonos solos de nuevo.

—Creo que son vinos nuevos.

Afirmó Alex tocando con delicadeza la caja.

—Esperame aquí. Los dejaré en la bodega.

Asentí.

Estaba sola con una caja café sobre la barra. Tenía curiosidad, no podía negarlo. Pero yo nunca recibía entregas y menos por paquetería.

Sostuvé la caja en mis manos, su peso era sumamente ligero, me dirigí a una de las mesas del local, coloque la caja sobre ella y comencé a quitarle la cinta que unía la caja.

Curiosidad y nervios se mezclaban. Inhalé antes de abrir por completo la caja.Mis labios se entreabrieron expulsando el aire que contuve.

Sólo son pétalos de rosa. No es tan malo.

Susurró una voz dentro de mi cabeza.
Sí, sólo eran pétalos de rosas blancas y rojas esparcidas dentro de la caja. En medio de ella había una cajita cuadrada color vino aterciopelado, debajo de ella un sobre de un rojo vibrante.

¿Será que....

Liam?

Terminó esa voz por mí. Y una chispa de alegría fulminó ni rostro.

Tomé la pequeña caja en una de mis manos y en la otra tomé el sobre. Miré ambos lados del sobre, no tenía nada más salvó mi nombre, coloque la caja sobre la mesa, abrí el sobre y dentro de ella lo primero que mis ojos llegan a ver es a él. A él, quien juro no lastimarmé más.

Yo puedo.

La primera fotografía. Liam con una chica en el café. La segunda, Liam con la misma chica basándose en un hotel. Se le veía tan feliz, tan sonriente, tan vivo.

Mi respiración se entrecortaba, mis latidos aumentaron y las lágrimas amenazaban saltar de mis ojos.

La siguiente fotografía fue lo que hizo estallar mis lágrimas. Era más de lo que podía soportar. Era él, en lo parecía ser un bar, con la chica sentada encima suyo.

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⏰ Última actualización: May 27 ⏰

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