Capítulo Uno.

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Ailyn:


Las luces de colores llenaron el gran salón dándole un toque muy colorido, la música resonó con un sonido sensual, no se exactamente que canción era, perfecta para el ambiente y los borrachos que tomaban sin límite en el Bar.

—¡Hey camarero!

Gritó un cliente alzando la mano mientras apoyaba el rostro sobre la mesa.

—Novata te toca atender al cliente—señaló Michelle mientras me daba paso—Vamos apresurate.

No, no otra vez..

—Esta vez te toca a ti Michelle, yo lo hice con el anterior cliente.

Había atendido al cliente pasado pero no resultó buena idea, aquel quería que me sentará a beber con él y eso no incluía el servicio.

—¿Estas negandote Ailyn? Te recuerdo que yo trabajo desde mucho antes que tú, así que ve a atender al cliente AHORA.

Ordenó como si de ella dependiera todo.

Afortunadamente mi alarma sonó salvandome. Michelle era alguien difícil de hacer entrar en razón. Hablas y ella defiende. Defiendes y ella contraataca.

—Es media noche Michelle, mi turno a terminado.

—No me importa que tu turno haya terminado lo que quiero es que vayas a atender al cliente Ailyn.

—Es tu turno Michelle, el trabajo de ella ya terminó.

—Tú no te metas en esto Alex.

Michelle le señaló empujandolo de un golpe.

—Todos somos empleados aquí, así que deberíamos ser razonables y considerados y tú estas siendo ridícula armando una discusión por algo tan pequeño.

—Sí Alex, tienes mucha razón, todos somos empleados que ganamos este trabajo por nuestros propios méritos no por acostarnos con el subjefe del bar ¿No es así Ailyn?.

—Estas yendo demasiado lejos Michelle, no empieces a hablar de algo que no sabes nada.

Defendí. Todo lo que ella estaba diciendo era una mentira total. Ella soltó una risilla descarada antes de volver a hablarme.

—Es obvio que te acostaste con el subjefe de lo contrario como obtendrías el trabajo. Este es un bar único y famoso, ¿cómo alguien cualquiera como tú entraría?.

Y bien zorra, me has jodido.

No sabía que decir, mis nerviosos estaban de punta y mi corazón latía con desesperación, todos los camareros de barra me observaban curiosos de saber más del chisme candente.

—Vaya charla Michelle, ¿De dónde sacaste esa mierda?.

Los ojos se Michelle se abrieron de par en par sorprendida, por un instante creí entenderla, si fuera yo, también me pondría en el mismo plan si el subjefe me pillara hablando chismes sobre él.

—¿Alex...

—Sí señor.

—Hazme un favor y ve a atender al cliente.

—De inmediato señor.

Alex se dirigió rápido a atender a aquel cliente sin resongar a pesar de que ese no era si trabajo. Mientras el jefe continuaba mirando con enojó a Michelle, ella sólo bajo la mirada y mordió sus labios nerviosa.

—Te hice una pregunta Michelle ¿no planeas contestarme?.

—Lo lamento señor.

La humilde.

Una vez más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora