Ailyn:
—¿Tú le amas no es así?.
Preguntó ella serena, era algo que nadie más se atrevía a preguntarme como también era algo que muchas veces me negaba a responder a cualquiera, pero ella no era cualquiera. Era quien me había dado un segundo inicio.
—Sí.
Afirmé convencida. Ella meneo agachando el rostro.
—Sabes que eres muy importante para mí—inhale hondo— tu opinión es igual de importante, si tu dices que no lo haga..... no lo haré solo.....
—No.
Corto la frase.
—Es tu descición y yo la respeto querida.
—Sólo quiero que esto—rebusqué en mi mente la frase adecuada—más bien, que está situación no nos vuelva distantes la una de la otra. Yo se que Liam del todo no te convence y...
Dejó la tasa de café sobre la mesa redonda de cristal, sus ojos cayeron sobre mi. Arrugas surcaban el contorno de sus labios, en ellos un labial rojizo se hacía presente, su sonrisa me tranquilizó y esos ojos café brillaron al verme.
—Ailyn, mi niña escucha lo que te diré—pausó, sus manos tomaron la mía. Sus manos estaban cálidas y suaves. Los colores de su atuendo eran nítidos, colores que te daban paz. Digno de la psicóloga que era—aunque para mí esto es un poco repentino y pronto, se que conoces a ese muchacho de hace un tiempo ya. Ahora que has decidido aceptar casarte con él... no me opondré a eso ¿quieres saber por qué?.
—¿Por qué?.
Me atreví a preguntarle
—¿Te acuerdas cuando nos conocimos?.
Por supuesto que lo recordaba, no había olvidado ni siquiera un detalle de ello.
—Tan sólo tenías quince, ahora ya estás por graduarte de la Universidad. ...
Fue después del accidente de mis padres que nos conocimos, lo recordaba. Era una noche sombría. Recordaba todo de mis padres, la escena trágica iba y venía de mí mente, las risas que emitiamos antes de aquello se repetían vez tras vez como un disco viejo.
—...Entonces te encontré a un lado de la carretera con rasguños y cortaduras por casi todo el cuerpo, desde el rostro hasta la planta del pie, tu vestido hecho un garabato, tus manos ensangrentadas, tu mirada perdida y vacía. —tomó un sorbo del café que había en la taza—Te tomó meses recuperarte, ¿recuerdas lo que me pediste entonces?.
Sí.
—"Ocultame". Fue lo que me pediste.
—Lo hiciste, me ocultaste ante el mundo, fuiste paciente conmigo y esperaste hasta que por mi misma dijera quien soy aunque lo habías visto en las noticias. Me diste una segunda oportunidad, un nuevo nombre, un apellido...
—Aunque no soy tu madre biológica pero te siento como mi hija Ailyn. Antes de que conocieras a Liam en tus ojos no había vida pero cuando me hablaste de él, la luz volvió a tus ojos es por esa razón que estoy feliz por ti, por tu descición porque tu eres feliz.
Era verdad que nada biológico nos unía pero lo que ambas teníamos iba más allá de un simple ADN, nos unía un afecto especial.
—Gracias.
La única palabra que había podido formular fue esa.
—Hay algo más que debo decirte—sentí las sienes palpitar y una extraña sensación recorrió mi columna— Verás.... Mmmm.... hay algo que pasa conmigo.
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Una vez más
Teen Fiction"Un romance perfecto pero las verdades imperfectas". Dos personas. Y a ellas solamente los une un gran y misterioso secreto. ¿Cuál es ese secreto?...