Capitulo Ocho.

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                    Ailyn;

—¡¡Dios!!.

Exclamó la chica a mi lado.
Por fin el Bar estaba listo para recibir a sus invitados. Solo había un problema, uno muy grande;

La ropa.

—¿Estas bien?.

Pregunté mientras esta se movía la ropa incomodamente.

—Esta ropa me ajusta demasiado—estiró un poco la camisa— casi me estoy asfixiando. No es nada cómodo.

No era su talla, eso era obvio. Que decir de la mía, apuesto que en esta caben dos personas.

—-Creo saber la solución perfecta—ella me miró con cierto interés—La mía queda muy holgada, ¿te apetece cambiar?.

Dio una media sonrisa y comprendí que eso era un sí.

—¿Para donde?.

Preguntó uno de los guardias del señor Rodríguez interceptando el camino. Era un tipo corpulento con aires intensos de superioridad.

—Solo es un minuto.

Habló la chica señalando el vestíbulo.

—Tienen diez minutos. Si se pasan de ese tiempo mandaré a buscarlas, ¿está claro?.

Ambas sentimos.

Diez minutos después nos encontrábamos recibiendo a los invitados.

—Muy bien—soltó Alex dando las últimas instrucciones—Emma, te encargas de las mesas uno a siete lado izquierdo. Ailyn del once a quince, justo en el centro.

Asentí. Mientras a cada uno de los meseros se les enumeró las mesas a su cuidado. Observé a mi alrededor, la mayoría de las personas cruzando aquella puerta eran hombres con un porte muy formal, con trajes elegantes como cualquier hombre de negocios.

Que inicie la fiesta.

Repetí mentalmente.

Le dí una última mirada a Alex y este me sonrió. Me dirigí a las mesas que me correspondían, en cada una de ellas ya estaban servidas con cuatro Tumbler por cada mesa, en medio de la mesa un Ron Zacapa X.O.

Las mismas conformaban de tres a cuatro personas. Me acerqué a la primera, cerré los ojos un instante y tomé un suspiro antes de hablar.

—Buenas noches—sonreí al saludar a cuatro personas— Puedo servirles un vino o bebida es específico...

Uno de los chicos sentados me sonrió.

—Y que tal un..—pausó mirando primero al chico que se encontraba de espalda a mi—Una bebida de Fille Libertine. ¿Crees poder?.

Finalizó con un tono burlón, mientras tanto trataba de disimular mis nervios.

—Me temo que esa bebida no está disponible en este preciso momento.

Aquel fingió decepción.

—Que lástima. Mi amigo aquí..—señaló al chico de espaldas—quería darle una probada. O más bien dicho, una segunda probada.

Una vez más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora