18 de Abril

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Marla

Desde que Serena se convirtió en madre y en esposa de familia, su vida social se ha reducido a cero. Antes solíamos salir de fiesta en cada trabajo de dama de compañía que nos ofrecían, ahora todo se resume en quedadas con las madres de su club, reuniones familiares y berrinches de niños pequeños. Su vida social se había ido al garete y con ello, la mía. Serena es la única amiga que tengo. Por eso cuando Rachel, la novia de Johan, me invitó a tomarnos unas copas y de paso presentarme a un chico, acepté sin rechistar. No puedo decir que he sacado a Carlos del todo de mi vida, pero al menos ya no duele tanto su ausencia. Y tal y como las cosas terminaron entre nosotros la última vez que nos vimos y acabamos follando, era mejor así.

Rachel y yo hemos quedado en el Trouble’s Trust, un bar de clase media poco conocido por la clase alta. En cuanto salgo del trabajo me dirijo hacia allí, porque si llego a casa a cambiarme de ropa voy a acabar desistiendo. Y aquí estoy, sintiendo que no encajo en este sitio y que todos a mi alrededor me miran raro. Mientras bebo de mi margarita diviso a Rachel entrar al lugar acompañada de un chico rubio. Ambos se acercaron a mí con una sonrisa en su rostro. Dejé la copa en la bandeja del camarero que pasaba en ese momento y les sonrío de vuelta.

— ¡Ya era hora! —grito para que mi voz se escuche entre el ruido de la música.

— ¡Perdona el atraso, es que había mucho tráfico en el puente de Brooklyn! —me responde Rachel también entre gritos.

Rachel Cooper vive del otro lado del puente de Brooklyn, en un antiguo edificio recién reformado que es la ostia. Ella y Johan planean casarse en dos meses. Y por lo que me ha contado, el chico rubio que ahora mismo me sonríe, también vive por esa zona.

— ¡Hola! —musitó el chico, haciendo un gesto con su mano.

La verdad, no se ve tan mal. Le muestro mi mejor sonrisa y me acerco a él para plantar un beso en su mejilla. La música disminuye y la gente se dispersa un poco entre la barra y la pista de baile, por lo que logro escuchar un poco mejor.

—Marla, te presento a Burton Wallace, el amigo del que te hablé. — Balbucea Rachel —. Burton, ella es Marla.

Nos sonreímos mutuamente ante la atenta mirada de Rachel. No quiero una relación con nadie, por el momento, pero intuyo que de aquí saldrá una bonita amistad. El chico parece ser divertido y espontaneo.

—Los dejo, voy a pedirme un coctel a la barra —se justifica Rachel para luego salir corriendo y dejarnos solos.

— ¿Te puedo invitar a una copa? —me pregunta educado, como si estuviera preguntándome un pecado.

—Por supuesto —sonrío, siendo lo más sincera posible.

El chico se acerca a mí y pude notar el olor de su perfume, es una mezcla entre algo dulce y fuerte a la vez. El silencio entre nosotros me carcome por dentro, no soy de quedarme callada por mucho tiempo, mi madre siempre me reprochaba esa cualidad mía. Porque sí, para mi es una cualidad.

—Entonces, te llamas Burton —afirmo —. Como el famoso director de cine Tim Burton. Amo sus pelis.

Me rio por su nombre, imagino que su madre era fanática de él. Él asiente sonriente, sin mostrar ningún ápice de molestia por mi comentario.

Trilogía Pecado (Libro 1, 2 y 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora