S⇢⇢ Pecado del mejor nivel

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Escuchar su nombre siendo pronunciado por primera vez por Chuuya fue la gota que colmó el vaso. Era la primera vez que Chuuya no lo decía Osamu y le decía Dazai de forma suplicante. No podría volver a escuchar su nombre en boca de otra persona que no fuese Chuuya.

Liberó al autocontrol del duro trabajo que ha tenido desde que conoce al pelirrojo, también liberó su camisa dejándola sobre el suelo.

— Las vendas, Dazai. —suplicó Chuuya admirando el torso del cuerpo ajeno y sintiendo que toda prenda le molestaba. Mandó de vacaciones a la conciencia, ya tendría tiempo de pensar luego. No ahora cuando tiene los dedos de Dazai sobre su cuerpo quitando la camisa mientras muerde su cuello.— No seas idiota y quítate las vendas...

— Eso no l---

— Tampoco se te ocurra decir que no lo vas hacer. Es lo que quiero. Vendas fuera.

Dazai rodó los ojos y cerró la puerta con el pie dirigiendo a Chuuya escaleras arriba besándole con denuedo. Haciendo alta demanda de sus besos y caricias. Un suave ronroneo abandonó su garganta al sentir el leve tacto de los dedos de Chuuya en su pecho. Tanta guerra con sus vendas y logró aflojar algunas. Era el Santo Grial aquella caricia y ¡Dios! Ya no veía tan mal lo de quitarse todas las vendas.

Jamás se imaginó que estar tocando la piel de Dazai le resultaría tan grato. Ni siquiera la propia Kim que llevaba saliendo un año con Dazai había estado tan cerca de su cuerpo como lo está él ahora. Su camisa se enredó en sus pies y casi cae al suelo por culpa de Dazai que estaba dejando hileras de húmedos besos desde su cuello hasta su abdomen provocando sensaciones que no distaban mucho del infarto y por supuesto besaba la suficientemente fuerte como para dejar una marca.

Chuuya estaba detrás de él desnudo por completo haciéndose cargo de quitar todas las vendas. Sus cuerpos rozaban levemente porque el pelirrojo así lo quería. Disfrutaba ver a Dazai con la piel erizada cuando notaba que poco a poco su cuerpo quedaba al descubierto a la vista del pequeño que no dudaba en clavar, de vez en cuando y disimuladamente, su erección en el cuerpo ajeno.

Toda tela blanca quedó sobre la alfombra gris ceniza de la habitación de Chuuya, a éste último el asombro podía con él. Eran muchísimas heridas y eso que sólo veía la espalda. Se quedó inmóvil, mudo y anonadado. Pasó sus dedos sobre la pálida y marcada piel del alto, la espalda y los brazos. Dazai se giró a él. Si ya antes estaba increíblemente libido, ahora al ver el torso, las muñecas y el cuello del castaño todo se le vino encima.

— ¿T-Todos son i-intent-tos d-de...? —la última palabra no abandonó su boca pero por como Dazai bajaba la cabeza, avergonzado, obtuvo su respuesta. Puede que las de la espalda no, pero las marcas de sus muñecas y cuello eran intentos de suicidio, y puede, tal vez, que las de su torso también. Chuuya sólo reconocía los cortes en las muñecas, morir desangrado, y las marcas del cuello, morir asfixiado. ¿Cómo Kim no le dijo? ¿O será que...?— ¿Kim no lo sabe? —Dazai negó aún mirando el suelo. Se sentía incómodo y como un imbécil.— ¿Odasaku? —asintió.— ¿Ango? —volvió a asentir.— Mierda, Osamu. ¿Quieres decirme algo? ¿Quieres mirarme?

— Estás desnudo, Chuuya. —fue lo que dijo con voz ronca.

— ¡A mí no me importa! —y sí que no le importaba, sólo quería que Dazai le fuese sincero pero sabía que eso no iría a pasar así que le abrazó y trató de disimular el morbo que le producía el roce del bóxer del castaño con su entrepierna.

El alto correspondió al sincero gesto. Apoyó la barbilla sobre el revuelto cabello rojo de Chuuya después de dejar un beso. Suspiró queriendo decirle todo, queriendo decirle su mayor pecado pero se abstuvo, Chuuya no le dirigiría ni una mirada si le decía. Estaba tentado a contarle pero el miedo a perderlo podía con él. Sí, el miedo a perder a su pequeño pelirrojo porque no sentía culpa, tan desequilibrado estaba que la culpa era algo que no sentía cuando hizo lo que hizo. Lo que sí podía decirle era que desde que le conoció sus ideas suicidas se esfumaron o al menos ya no eran tan fuertes porque levantarse y saber que lo vería, eso lo alejaba de tratar de acabar con su vida. Era necesario estar respirando para poder ver a Chuuya. Y ahora comenzaba a respirar apresuradamente cuando el pelirrojo se separó de él para besarlo y comenzó a caminar hacia la cama tirando del elástico de la única tela que había sobre el cuerpo de Dazai para dejarla tirada sobre el suelo.

𝕂𝕚𝕤𝕤 [Soukoku] ~Completa~ Chuuya×DazaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora