Saeran Choi
— Maldición ¿Dónde está? — tiré todo en el armario.
Después de cenar corrí a mi habitación para buscar el álbum, llevo media hora y nada que aparece.
— ¿Ella lo habrá tomado?
Negué rotundamente, era absurdo, mi siquiera lo vió y si lo hubiera hecho, ahorita estaríamos aclarando nuestras situaciones.
— Miauuuuu, miau. — escuché el maullido de Noel debajo de la cama.
— ¿Bola de pelos? — me agaché y observé que estaba acostado sobre el libro. — ¡Tú lo tenías! — jalé al felino con el álbum.
En efecto era ese, solté un largo suspiro de alivio, esto me dejaba más tranquilo, no lo había perdido. Pero ¿Cómo era posible qué llegará ahí? ¿Lo tiró él? ¿O qué pasó?
— Miau, miau, miau. — comenzó a ronronear subiéndose a mis piernas.
— Supongo que ya es hora de dormir, eres muy travieso. — lo apretujé con los brazos.
Me metí entre las sábanas, completamente feliz pero bastante confundido, sin embargo a pesar de darle vueltas solo llegaba a la conclusión de culpar al gato.
Ring, Ring, Ring, Ring
El celular comenzó a brillar en tonos púrpuras, esa era la señal que necesitábamos para comenzar a teclear en los portátiles.
— ¿Hola? — atendió la castaña intentando estar serena.
— Tanto tiempo cariño. — conectamos la llamada a mi computadora para poder escucharla entre todos.
— ¿Para qué me llamas? ¿Vas a restregarme en la cara tu gran avance? — apretó los dientes.
— Oh, por supuesto que no, vaciar las cuentas no se compara con los planes que aún tengo. — se escuchó la risa de aquel tipo y tenía una ganas enormes de partirle la cara.
— ¿De qué demonios hablas? — inquirió.
— Tú sabes a qué me refiero. — la llamada comenzó a entrecortarse y unos pequeños gritos nos dejaron desconcertados. — ¿Sabes quién está conmigo en estos momentos? — una segunda voz se hizo presente. — Mc, no lo es-escuches. — Saeyoung luchaba por averiguar la ubicación.
— ¿Her-hermano? — la piel de la chica se puso blanca.
— Oh, reconoces a la perfección la voz, te felicito. — agregó unos aplausos. — Ahora, ¿Qué te parece si hacemos un trato? Yo lo dejo libre, pero, tú vienes a ocupar su lugar.
En ese momento me levanté para insultarlo pero Haneul me cubrió la boca para que me callara.
— No, o lo arruinarás, es nuestra única oportunidad. — sentenció y asentí.
— Eres un maldito. — ví temblar el cuerpo de Mc, no sabía si por miedo o rabia.
— ¿Es eso un si?
— Dirección y hora. — puntualizó.
— A las 3:30, frente al edificio viejo de construcción, un auto te estará esperando, te traerá hacia mí, más te vale cooperar o tu hermano no lo pasará nada bien.
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Al fin juntos...
RomanceEl pasado es cruel, pero siempre habrá algún momento hermoso que lo haga agridulce. Ella fué una espina, que cuando creí haberla sacado resultó que solo la enterré más. Pensé que no volvería a verla, así qué decidí pasar página, pero la vida no sie...