• Capítulo 9 | Fiebre

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Hoy hay beso con un toque +18


Saeran Choi

El clima no a mejorado desde hace días, me atrevo a decir que solo va empeorando, es triste ver el cielo tan gris y oscuro.

— Hola Ray. — saludó la castaña tomando asiento a mi lado.

— Hola. — sonreí mirándola de reojo.

— ¿En qué piensas? — miró en mi dirección.

Me encontraba sentado bajo un árbol en el jardín, admirando las flores y las nubes.

— En realidad en nada, solo admiro mi alrededor. — dije tímido.

— ¿Te gustan las flores? — tocó los pétalos de una margarita.

— Bastante, aunque en realidad hay 3 cosas que me gustan demasiado.

— ¿Cuáles son?

— El cielo, el helado y ellas. — añadí con alegría.

— Que lindo eres Ray. — comentó con una sonrisa y pasando un mechón de su cabello atrás de su oreja.

— Gracias. — me ruboricé por el cumplido y escondí el rostro tras la palma de mi mano.

— ¿No tienes novia? — volteé a verla con los ojos bien abiertos. — Ah, n-no me mal entiendas. — aclaró al instante. — Pero es que eres un chico muy tierno y a ésta edad casi todo mundo tiene pareja. — soltó una risilla.

— A decir verdad aún no olvido a alguien. — se formó un nudo en mi garganta.

— ¿Alguien? ¿Tuviste una pareja? — levantó una ceja confundida.

— Sí, ella era, o bueno es, por qué está viva. — rasqué mi nunca nervioso. — La chica más perfecta que e conocido, me ayudó bastante cuando sentí que mi vida era una basura e hizo que me comportara como un idiota enamorado, cosa que jamás creí que llegara a pasar.

— Oh, fué especial entonces. — desvío la mirada.

— A sido la única novia que e tenido y creo que será la última. — a final de cuentas si esto acababa bien podríamos estar juntos de nuevo.

— Y-ya veo. — la escuché pasar saliva. — Aunque no deberías encerrarte en esa idea, hay muchas personas con buenos sentimientos que harán sentirte de esa manera o incluso mejor, pensar que solo vivirás para un amor, es dañino. — explicó de manera amable.

— Pero sí tú aún piensas en el chico de las fotos. — ataqué y un enorme rubor cubrió su rostro, sonreí de satisfacción.

— Eso es diferente. — cruzó los brazos.

— ¿En qué?

— Bueno, yo al menos se que volveré a enamorarme. — ouch golpe bajo.

— Entiendo. — hice una mueca. — Vamos dentro, pronto lloverá. — me levanté y le ofrecí la mano para que hiciera lo mismo.

— Gracias. — la tomó y entramos al lugar.

— Hermanito. —  corrió el pelirrojo, cómo siempre me abrazó, es tan encimoso.

— ¡Apártate joder!

— Siempre tan tierno.

— Jajaja. — la chica soltó un risa suave.

— Siempre tan pegajoso. — rodé los ojos.

— Me alegro que no te hayas enfermado. — me revolvió el cabello.

Al fin juntos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora