3- Onii-chan

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-¡Onii-chan! - gritó Sayumi saltando encima del sillón donde Shu estabá sentado.

-Sayumi...estoy durmiendo - murmuró Shu con una pequeña mueca en los labios mientras se pasaba un brazo sobre los ojos.

-Onii-chan solo duermes - dijo la pequeña trepando el sofá cómo pudo, hasta sentarse encima del abdomen del rubio.

-Por que quiero dormir...- volvió a decir el rubio antes de bostezar, abriendo la boca, la pequeña niña sin pensarlo metió su pequeño dedito en la boca del mayor mientras está permanecía abierta, hacíendo que el rubio pegasé un pequeño y casi imperceptible respingo al notar el dedo de la niña entre sus labios.

-Saiumi...¿que haces? - Preguntó el rubio destapandose un ojo para mirar a la niña con una chispa divertida en la mirada.

-Tus dientes son de grande - dijo la niña con una mirada curiosa abriendo bruscamente la boca del rubio con ambas manos, que de la pereza se dejó hacer por la niña, que pasaba la llema de sus dedos por el filo de sus dientes inferiores, luego volvió a pasar su dedo índice por los dientes superiores raspandose la carne de la llema con los colmillos del rubio - pincha - dijo la niña con una infantil risa pinchando su dedo en uno de los colmillos del rubio sin traspasarse la carne.

-Sayum-

-Io también tengo - dijo la niña sacándo los dedos de la boca del rubio abriendo su boca y pinchando su llema contra su propio colmillo, que no erá comparación con las armas del mayor de los hermanos, el cuál no pudo evitar soltar una carcajada dejando caer hacía atrás la cabeza -¿Qué? - preguntó la pequeña morena inflando las mejillas con las manos sobre el pecho del rubio.

De pronto sintió como algo pesado le removia el pelo, para luego notar el pulgar del rubio acariciandole la mejilla.

-Eres peculiar, pequeña, de lo más peculiar - dijo Shu sin poder evitar reírse levemente.

-Nu quiero...- dijo la niña mirando con el ceño levemente fruncido y una mueca en los labios, el plato de verduras que tenía delante.

-Debes comer de todo - dijo Reiji mientras cortaba un trozo de su filete.

-Pero yo quiero también ezo - dijo mirando los platos de sus hermanos.

-Tú eres pequeña por eso comes cosa de pequeños - dijo Kanato con una sonrisa cínica y divertida.

-Pero tú también lo eres - dijo la niña con un dedo índice en la boca, dejándo la mesa en completo silencio, mientras la sonrisa de Kanato tiritaba de una de las comisuras, apretándo cada vez con más fuerza el tenedor que tenía en la mano.

Se sintió como la silla de Kanato arañaba el suelo del comedor, al levantarse con los puños apretados, caminó con pasos decididos hasta el sitió de la niña, a la cuál agarró del brazo.

-Vamos a jugar a mí cuarto - dijo Kanato sin borrar su sombría sonrisa de sus labios sin esperar la aprobación de ninguno de los presentes.

-Asegurate de no hacerla daño, si no serás tú quién pagarás los platos - dijo Reiji antes de que ambos desapareciesen de la habitación dejándo la puerta del comedor abierta.

Arrastró a la niña por la mitad de la mansión, tirándo de su pequeño bracito con una fuerza innecesaria y que seguro le dejará alguna marca a la niña después, en cuanto abrió la puerta de su habitación arrojó dentro a la niña como si fuesé un saco de patatas, hacíendo que la pequeña golpease sus rodillas con el suelo, y sus manos con los juguetes que el pelimorado tenía desperdigados por la habitación, hacíendo que la niña se apoyase sobre sus piernas aún sentada en el suelo, y empezase a llorar mientras se sobaba las manos.

-Onii-chan...duele - sollozo la niña girándose para mirar al pelimorado con las mejillas sonrosadas y los ojos comenzando a enrojecerse al llorar.

El menor de los trillizos no dijo nada, el sonido del llanto de la niña erá algo que lo llenaba de regocijo...pero erá enmarcado con un sentimiento al que no sabía ponerle nombre...erá como amargó...y no le gustaba.

-Onii-chan -volvió a sollozar la niña levantándose para abrazar las piernas de Kanato empezando a hipar con una de las mejillas pegada a una de las piernas de esté.

El chico apretó los labios con fuerza al igual que los puños antes de inclinarse para cargar a la niña, que en el instante en que notó sus manos debajo de sus brazos paró de llorar, para después abrazárlo por el cuello, mientras el pelimorado la tenía sostenida con un brazo por la espalda y con el otro por bajo del culo de la niña, para sostenerla pegada a su pecho.

-Es como abrazar a Teddy...-susurró Kanato apretándo más a la niña en sus brazos, notándo como ese sentimiento amargó que había sentido antes desaparecía poco a poco.

-Onii-chan, vamos a jugar - dijo la niña apartándose del hombro del chico, para mirarle a los ojos con una pequeña sonrisa limpiandose las mejillas con los dedos.

-¿Quieres jugar conmigo?¿Quieres ser mí muñeca? - Preguntó el pelimorado con una de esas sonrisas que echan hacía atrás a la gente.

-Hai - dijo la niña con una sonrisa dejándo sorprendido al pequeño de los trillizos, el cuál sonrió de forma cínica.

-¡Sayumi! ¿Qué llevas puesto? - Preguntó Ayato con las manos en los bolsillos de su pantalón mirándo a la niña con el ceño levemente fruncido.

-Soy la muñeca de Kanato - dijo la niña con una sonrisa, con sus habitualmente mejillas coloradas, mientras vestía un pequeño vestido de estampado florar, un peinado que dejaba ver su flequillo sobre su frente y su melena recogida con un lazo en un moño y unos zapatos de vestir color crema.

-Ese histérico - dijo el pelirojo antes de fijarse en una mancha levemente roja en el brazo de la niña, haciendo que se agachase apoyándo una rodilla en el suelo para quedar a la altura de la niña - Sayumi, ven aquí - ordenó el chico haciéndo que la niña se acercase los cuatro pasos que los separaban, dejando que Ayato le alzáse el brazo, apretándolo levemente con sus dedos, recibido un quejido y un puchero de la niña -Tsk...lo voy a matar, esto nos podría meter en problemas - murmuró Ayato antes de de sentír una de las manos de la niña enterrada en su pelo, haciendo que del impulso soltase el brazo de la niña, para que también la mano de ese brazo enredase en su melena, hacíendo reír a la pequeña.

-Oe, ¿Qué crees que haces con el pelo de Ore-sa-? - dijo antes de sentír como la niña se dejaba caer hacía delante con sus brazos en sus hombros, abrazándole con una tierna sonrisa.

-Es muy suave...onii-chan...-murmuró la niña acariciándo levemente el pelo de Ayato como si fuesé un perro, hacíendo pestañear varias veces al pelirojo.

-Claro, el pelo de Ore-sama es el mejor - dijo antes de alzar a la niña en brazo como una princesa, para bajar al salón junto al resto de los hermanos.

¿Que es este sentimiento de plenitud...? Pensaban algunos de los residentes de esa oscura y siniestra casa...

Yeeei otro :3 se me hace super raro el ver a los chicos tan tiernecitos, y a la niña le vale mierda que la puedan romper cual palillo con dos dedos xd ella los llama vagos, enanos y los trata como perros :3 como debe ser Sayumi!! Tú mandas!! Jajajajaj que os pareció el cap? Jajaja

The Little SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora