7- Conociendo Secretos

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-¡Oto-san! - gritó la niña bajando corriendo las escaleras con una sonrisa antes de lanzarse a los brazos de Tougo ante la atenta mirada de los hermanos.

-Hola pequeña - dijo el hombre sosteniendo a la niña en sus brazos.

-¿Qué haces aquí? - preguntó Sayumi alzándose para mirar a su padre sin borrar la sonrisa.

-Bueno, dentro de poco es tú doceavo cumpleaños, y necesito mantener una charla contigo...a solas - masculló desviando la mirada de la niña al resto de los hermanos, que fruncieron el ceño ante la mirada de su padre.

-Tampoco es cómo si no fuésemos a enterarnos de que vas a hablar con ella - masculló Reiji acomodándose las gafas y fulminando a su "padre" con la mirada.

-Puede, pero vosotros no decidís - dijo Tougo alzando un poco la barbilla victorioso, antes de aparecerse en un despacho poco usado de la casa y dejando a la niña sobre la silla de enfrente del escritorio, tomando asiento poco después en la silla de detrás de la mesa, juntando sus manos frente a su rostro con los codos sobre la madera y observando detenidamente a la niña.

-¿Papá? - preguntó Sayumi apoyando sobre la mesa devolviendo la mirada a su padre.

-Sayumi, hay algo que a lo mejor no sabes de nosotros - murmuró Tougo ocultando el movimiento de sus labios con sus manos - nosotros somos parte de una de las familias vampiresas más importantes de la región de Japón, y yo ahora mismo soy el rey sobre todos los vampiros - Tougo observaba con detenimiento la expresión serena de la niña, que pestañeo un par de veces, antes de abrir y cerrar la boca en varias ocasiones.

-Papá...no soy tonta...es decir llevó viviendo con los chicos y creciendo oyéndoles hablar a escondidas sobre el tema - dijo la niña apoyando una de sus mejillas en la palma de su mano con una pequeña sonrisa - es decir...ya sabia que eran vampiros, los dientes, que no les lata el corazón, la piel fría, los poderes - dijo la morena alzándose de hombros con una sonrisa.

-Sí, supongo que no podía mantenerse en secreto mucho tiempo - dijo Tougo con una leve risa.

-Pero...papá...- murmuró la pequeña bajando un poco la mirada, llamando de nuevo la atención de aquel hombre - ¿porqué me adoptaste...? No soy igual...y seguro les causó problemas a los chicos... -

-Porqué eres especial, y estabas destinada a pertenecer a está familia...pero querida princesa...no como hija mía...si no como esposa de uno de ellos - dijo con voz seria e imponente, haciendo que la morena alzase de golpe la mirada, con los ojos abiertos y la boca levemente abierta.

-¿Nani...? - preguntó la pequeña Sayumi con una leve risa mientras negaba suavemente con la cabeza.

-Así es, cuando cumplas dieciséis años, tendrás que elegir con quien casarte para toda la eternidad - dijo esté levantándose para juntar sus manos a la espalda, mirándola desde arriba haciéndola sentir más pequeña de lo que era.

-Sayumi por favor...abre - dijo Ayato desde fuera de la habitación de la pequeña, junto a todos los hermanos.

La niña suspiró cansada, solo quería pensar y analizar las palabras de su "padre", pero obviamente los cotillas de sus hermanos escucharon la conversación, escucharon como la niña corría y se encerraba en su habitación, y ahí afuera, seguían después de una hora y media. La pequeña abrió las puertas del balcón, sintiendo el frío y reconfortante viento golpearle en la cara, se acercó a una de las esquinas para sentarse observando el jardín trasero iluminado por la luz de la luna.

¿Y qué pasa si me opongo a elegir a alguno?

Qué yo te obligaré a casarte con quién me parezca más conveniente.

The Little SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora