5 - Tiempo

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-¡Subaru! - Gritó una aguda y cálida voz mientras se escuchaban golpes contra una de las puertas de la enorme mansión.

Sayumi déjame dormir en paz!

-Tienes que llevarme a comprar son ordenes de Reiji - dijo una pequeña morena de unos ocho años, después de abrir la habitación del albino con brusquedad.

-¡No me da la gana! -Gritó de vuelta el peliblanco desde dentro de su ataúd.

Ya habían pasado cuatro años desde la llegada de la morena a la mansión, en ese período de tiempo, en el que KarlHeinz les dijo a los vampiros sobre sus planes con la morena, acordaron que hasta que está no tuviese la edad necesaria como para enamorarse, ningúno la trataría diferente a una hermana, y una de las cosas que el peliblanco tenía que entender de tener una hermana pequeña, es que cuando la ropa le queda pequeña, debe ir a comprar más, pero al tener solo ocho años necesitaba la supervison de alguno de los mayores, puesto que casi nunca salía de la mansión y sus alrededores, salvó para cosas así.

-¡Reiji! - Gritó la morena con un tierno puchero en busca de la ayuda de uno de los hermanos más mayores, provocando que el susodicho dejase las cosas que estaba haciendo con un suspiro para aparecer en la habitación destrozada de Subaru.

-Subaru, es la temporada en que Sayumi pega estirones y la ropa se le queda pequeña, así que debes acompañarla al centro comercial de la ciudad, y no es una sugerencia, es una orden - dijo el moreno cruzándose de brazos fulminando con la mirada el ataúd del albino.

-Tsk, que molestia - dijo esté abriendo la tapa de su cama mirando mal a su hermano mayor, antes de desviar la mirada a la pequeña que estaba parada casi detrás del de gafas, suavizando un poco la mirada - bien, iré - musitó desviando la mirada con el ceño levemente fruncido haciendo sonreír a la pequeña, una sonrisa que el albino pudo ver de reojo.

No era normal que la pequeña Sayumi saliese de la gran y oscura mansión, sus hermanos la educaban en casa, no iba a hacer la compra, ni a jugar con otros niños en algún parque de la zona, solamente recordaba jugar en el jardín florecido de la mansión con la vista de alguno de sus hermanos encima por si le pasaba algo, así que estas escasas ocasiones en las que subía a la limusina familiar en dirección al centro comercial le provocaba un cosquilleo en la boca del estómago que la hacía sonreír.

-Solo vamos al centro comercial, no es la gran cosa - dijo el albino sentado a su lado, y observando detenidamente las expresiones de la niña al no apartar la mirada de la ventana.

-Es que hace mucho que no salgo a pasear - dijo está de vuelta mirando al menor de sus hermanos con una alegré sonrisa que provocó un leve sonrojo en las mejillas del albino.

-Tsk...solo estaremos fuera unas horas, en lo que tardamos en encontrarte ropa...- contestó Subaru apartándole la mirada para evitar que pudiese verle el sonrojo.

-Lo sé...por eso quiero disfrutar todo lo que pueda de estar fuera...- murmuró la niña con la vista clavada en la ventana, con una pequeña sonrisa y sin ese habitual brilló que siempre tenían sus ojos.

El albino miró fijamente el perfil de la niña pensativo, seguramente sus hermanos lo matarían por llegar más tarde de lo habitual...pero...

-¿Qué te parece si damos una vuelta después de comprar? - Preguntó apenas dándose cuenta de las palabras que salían de su boca.

-¡¿En serio?! - Preguntó la niña mirando con una gran sonrisa al albino, que ya no podía retractarse de sus palabras.

-Sí, podríamos comer por ahí, pasear por algún parque, tomar un helado...- dijo el chico con una mano detrás de la cabeza notando el brilló de felicidad que adornaba los ojos de Sayumi.

The Little SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora